EL CAIRO. - El ejército egipcio avaló este lunes la candidatura presidencial de su líder, Abdel Fatah al Sisi, el artífice de la destitución en julio del presidente islamista Mohamed Mursi, al que pidió que responda a la "llamada del pueblo" para presentarse a las elecciones.
El llamamiento del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, retransmitido en televisión entre dos reportajes alabando la figura de Al Sisi, confirma las ambiciones del nuevo hombre fuerte de el país.
El domingo, Adli Mansur, nombrado por Al Sisi presidente interino tras el derrocamiento de Mursi el pasado 3 de julio, puso la primera piedra en su ascensión al anunciar que las elecciones presidenciales se celebrarán en un plazo de tres meses, antes de las legislativas.
Según los expertos, este calendario facilita la ascensión de Al Sisi, el hombre más popular del país, que podría conseguir luego una mayoría en el parlamento.
El lunes Mansur nombró mariscal a Al Sisi y pocas horas después la alta comandancia del ejército dijo en un comunicado que "la confianza popular al mariscal Sisi es una llamada a la que hay que responder".
Un alto responsable militar aseguró a la AFP que Al Sisi dejará dentro de pocos días sus funciones en el ejército, que le impedirían presentarse a las presidenciales, según la Constitución.
Luego pondrá en marcha un programa para "unir al pueblo, restaurar la seguridad y la posición internacional de Egipto", según el responsables.
Egipto está paralizado desde hace tres años por la crisis política y la violencia, con atentados casi a diario contras las fuerzas de seguridad y con una dura represión del ejército contra los partidarios de Mursi, que ha dejado más de mil muertos.
Además ha caído en picado la llegada de turistas al país, una de las principales fuentes de su economía.
El sábado, en las celebraciones del tercer aniversario de la caída de Hosni Mubarak, unas 50 personas murieron en los enfrentamientos entre policía y manifestantes.
"El mito del salvador"
Desde agosto, miles de miembros de los Hermanos Musulmanes, incluyendo la mayoría de sus dirigentes, fueron encarcelados. Muchos de ellos, incluido Mursi, están siendo juzgados y podrían ser condenados a muerte.
El movimiento islamista fue declarado en diciembre "organización terrorista", tras un atentado contra la policía que fue sin embargo reivindicado por un grupo yihadista con base en el Sinaí.
Esta península desértica es escenario de ataques diarios contra las fuerzas del orden. El sábado, el mismo grupo yihadista, Ansar Beit al Maqdis, que afirma inspirarse de Al Qaida, dijo haber derribado un helicóptero del ejército.
Los ataques se propagaron incluso hasta el centro de El Cairo, en donde este fin de semana se registraron cinco explosiones con coche bomba.
"Entiendo que la gente quiere que Al Sisi sea candidato. Tienen miedo por su seguridad y reclaman un hombre fuerte", explica Alfred Rauf, un dirigente del partido liberal Al Dostur que apoyó el derrocamiento de Mursi. Pero asegura que hubiera preferido "una elección presidencial entre candidatos civiles para poner en marcha una democracia civil".
Para Karim Bitar, especialista del Medio Oriente, el ascenso a la más alta graduación del ejército egipcio, es "una etapa adicional en la construcción política y mediática del mito del salvador, del héroe y del hombre providencial".
Además, esta inusual distinción coincide con la represión, extremadamente brutal, que las autoridades dirigidas de facto por el ejército están llevando a cabo contra los simpatizantes de Mursi.
"Por lo general, se otorga esta distinción después de una gran victoria militar. Lo que significa que se considera que la represión actual y la 'guerra contra el terrorismo' es un triunfo en el campo de batalla", afirma este especialista del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS).