AFP (Agencia France-Presse)
KIEV. - El gobierno ucraniano proeuropeo está contra las cuerdas, con varios frentes abiertos: la insurrección armada prorrusa en el Este, la situación económica catastrófica y un descontento en sus propias filas.
"En esta situación el poder puede elegir entre dos estrategias malas: utilizar la fuerza arriesgándose a provocar un baño de sangre" o mostrar su debilidad, resume el politólogo alemán Andreas Umland, profesor de la Academia Mohyla de Kiev.
El gobierno provisional fue formado en febrero tras la destitución del presidente prorruso Viktor Yanukovich por la represión de las protestas proeuropeas en la plaza Maidan de Kiev, en la que murieron más de 100 personas.
Kiev todavía lloraba a sus muertos cuando las fuerzas rusas ocuparon la península ucraniana de Crimea, incorporada tres semanas después a Rusia sin que el ejército ucraniano opusiera resistencia.
- Integridad territorial en juego -
Y hace diez días estalló una insurrección armada en la cuenca minera rusohablante de Donbass, en el este de Ucrania. Para ponerle fin las autoridades de Kiev lanzaron una "operación antiterrorista" pero el contexto es muy delicado: Moscú tiene a unos 40.000 soldados rusos apostados en la frontera este de Ucrania y el presidente ruso Vladimir Putin amenaza con una intervención.
El ejército ucraniano, mal equipado, sufrió el miércoles un revés en el Este cuando una unidad dejó a los insurgentes prorrusos apoderarse de seis blindados antes de deponer las armas.
"El tema más espinoso y doloroso para el poder es la lucha por la integridad territorial", afirma el politólogo ucraniano Volodymyr Fesenko.
"Existe un riesgo de agresión rusa. Los movimientos separatistas en las regiones del sudeste están inspirados desde Rusia", añadió.
Aborrecido por los habitantes del Este, "el gobierno de Maidán", como lo llaman ellos, no controla a las fuerzas de seguridad locales y no puede contar con el magnate Sergui Taruta, nombrado en marzo gobernador de Donetsk con el aval del hombre más rico del país, Rinat Akhmetov, para poner fin a las pulsiones separatistas.
"Ni Akhmetov ni Taruta controlan la situación en la región. Actúan de forma muy prudente para no molestar a Rusia porque saben que los disturbios separatistas no son espontáneos y desconocen cómo va a evolucionar la situación", afirma el analista Vadim Karasev.
Por otro lado, en Kiev, los activistas proeuropeos están descontentos con el gobierno porque no ha castigado a los culpables del baño de sangre en la plaza Maidan y está siendo, según ellos, demasiado débil frente a Rusia.
En los últimos días se han organizado varias manifestaciones contra el poder frente al parlamento, con quema de neumáticos incluida, como durante las protestas contra Yanukovich.
"Los partidarios de Maidan piden muchas cosas y el gobierno no está en condiciones de satisfacer todas estas reivindicaciones, ya sean de reformas o de política exterior", afirma Andreas Umland.
Liderado por Arseni Yatseniuk, exbanquero y ministro de Relaciones Exteriores apreciado por los occidentales, el gobierno de transición está compuesto por personalidades que destacaron durante la revuelta, pero algunas de ellas sin experiencia.
"La popularidad del gobierno está en caída libre, pero ¿cuál es la alternativa? O la derecha radical o el Partido de las Regiones (prorruso, exformación de Yanukovich)", afirma Vadim Karasev. "La gente está descontenta, pero sigue apoyando a 'los nuestros'".
A todo ello hay que añadir las enormes dificultades económicas del país, que en las últimas semanas se ha visto obligado a aprobar reformas impopulares para sacar a flote las cuentas públicas y conseguir la ayuda del Fondo Monetario Internacional. Unas medidas que empiezan a tener repercusión en los ucranianos de a pie.
"Cada día, está más claro que es imposible organizar como se debe las presidenciales" anticipadas previstas para el 25 de mayo, en las que los proeuropeos parten como favoritos, estima Umland.
Entre tanto en Kiev circulan todo tipo de rumores. El líder nacionalista Oleg Tiagnibok está convencido de que Putin ocupará la ciudad, e incluso hay quien se aventura a decir que Yanukovich volverá el domingo ... para la Pascua.