Una final es un encuentro diferente, no suele ser el mejor partido de la temporada. Pero eso nunca importa, porque la pasión y la excitación hacen que el ambiente sea el que corresponde.

Comenzó mejor el Manchester United que el Barça, presionando en el área de Valdés, intentado poner nerviosos a unos rivales con menos experiencia en finales. Cristiano Ronaldo, sobreexcitado, chutó todos los balones que se encontró, incluida una falta de las que le gustan, que el portero del Barça rechazó con muchos apuros y Piqué salvó in extremis cuando Park estaba en boca de gol para anotar el primero.

Pero la presión de los ingleses duró muy poco, exactamente lo que el conjunto de Pep Guardiola tardó en jugar en corto, en comenzar su espectáculo, su tiki-taka, con Xavi, Iniesta, Busquets y Messi. Poco a poco se fueron adueñando del partido, del balón y de los corazones futbolísticos de todo el mundo.

Y la muestra de este dominio tardó poco en llegar. Iniesta realizó una de sus arrancadas por el centro, cedió a Eto"o, que recuperó el olfato en el momento adecuado y tras recortar a Vidic, superó a Van der Sar con un punterazo pegado al palo izquierdo. Explotó de alegría el camerunés que volvió a reivindicarse en un encuentro  de máximo nivel.

Ahí se terminó el partido para los ingleses. Se les apagó la luz. No volvieron a encontrarse en todo el encuentro. Eto"o noqueo al campeón de Europa que nunca fue rival para el Barça.

Durante el primer tiempo fueron pocas las ocasiones, pero el dominio era aplastante. La sensación de superioridad era total y sólo el respeto al rival impidió que los campeones sentenciasen.

Ferguson hizo cambios, apostó por Tevez al comienzo de la segunda parte. Pero el remedio fue inútil. El entrenador inglés partió su equipo en dos y descuidó su centro del campo, donde la superioridad culé era permanente.

Perdidos en el desierto, los ingleses no encontraban el balón, que siguiendo la filosofía de Guardiola su equipo escondía, buscando continuamente la sentencia. Y llegó, tras una recuperación de Puyol, Xavi centró al segundo palo donde el mejor jugador del mundo, Leo Messi, remató de cabeza al fondo de las mallas. Llegó el éxtasis, faltaba un mundo para el final, pero la Copa de Europa ya estaba en casa.

Piqué fue el encargado de cerrar las últimas internadas de un Manchester que terminó jugando con 4 delanteros, pero que se fue humillado por el equipo que mejor practica este deporte.

El Barça se dedicó a manipular al Manchester a su antojo hasta el final. Terminó haciendo lo que debía, atacando, jugando en el área rival y ninguneando al que hasta ayer era el mejor equipo del mundo.

Copa de Rey, Liga y Champions en la primera temporada de Pep Guardiola. Objetivo cumplido, sueños realizados, este equipo se convierte desde hoy en el mejor Barça de todos los tiempos.