"El porno es una forma más de expresión cultural"

La Vanguardia, España

Arranca el primer Festival Independiente de Cine para Adultos de Madrid que potencia los nuevos creadores. Cuando habla sobre sexualidad, mujeres, creatividad, y nuevos lenguajes eróticos, se enciende. Erika Lust no se excita, sino exalta su intelecto, sus valores, su modo de ver el mundo. Filosofía calenturienta. Liberación sexual.

Pero ante todo normalización: el sexo como algo natural, cercano, íntimo, propio y no reglado. Y sí, también se excitará, porque le gusta el sexo, pero no lo zafio y cutre. Porque le gusta el cine y las producciones bien hechas. Porque le gusta el porno y no se siente identificada con la mayoría de películas que colonizan el gran oráculo masturbatorio de Internet. "El porno se ha estancado en los últimas décadas, y eso ha provocado que empiecen a ocurrir nuevas cosas. Prueba de ello es el Festival Independiente de Cine para Adultos de Madrid sigue la estela del Porn Film Festival de Berlin que se inauguró hace 4 años", dice. El VHS convirtió "la pornografía en una fábrica de salchichas". Salchichas XXL para mujeres objetos dispuestas a darlo todo por el placer masculino sin mostrar muchas veces que ellas también son sujetos activos del placer.

¿Parece que en el porno la cosa está calentita, más caliente de lo habitual?
Las cosas se están moviendo. El porno se ha convertido en los últimos años en un sistema de producción casi idéntico, muy masculino, e incluso machista. Sin embargo, a finales de los 90 las cosas empezaron a cambiar. Surgieron nuevos creadores, y empezaron a tomar parte activa las mujeres. Así nace la nouvelle vague del porno.

¿En qué consiste más allá de la consabida cópula hasta la extenuación?
Principalmente en creadores con otras visiones y otros valores. Expresan un tipo de sexualidad diferente. Sigue siendo cine explícito, no se oculta nada, pero se sale de ese sistema de producción de fábrica de salchichas de la que te hablaba.

Y la participación de las mujeres ha sido fundamental…
Somos el grupo que más se ha hartado. Obviamente somos las menos identificadas con el porno que veíamos en la pantalla. Generalmente este tipo de porno no habla de nosotras, de cómo vivimos la sexualidad. Tampoco de mis fantasías, ni siquiera del orgasmo. La mujer aparece muchas veces representada como una herramienta para el placer del hombre. Yo quería mostrar historias en las que fuéramos protagonistas.

¿Os consideráis herederas de la pornógrafa y activista feminista Annie Sprinkle?
Esto surge en Estados Unidos y Europa. Y sí, Annie es un icono, un referente de una pornografía más personal y feminista. También está Candida Royalle, que en los ochenta realizó porno para mujeres y parejas. Sin embargo, nosotras estamos aportando nuestra perspectiva generacional. Hemos crecido viendo la tele, la MTV, el cine, necesitamos buen ritmo, un buen diseño, una producción con sentido. Creo que a los directores de porno anteriores no les interesaba demasiado el cine, sólo el sexo.

¿Pero es acaso el porno algo más que un instrumento masturbatorio?
Es un medio de comunicación. Naturalmente, su fin último es excitar. Pero si dejamos el porno en un armario oscuro, sólo para los hombres, y no pasa nada, nos estamos equivocando. El porno es una forma más de expresión cultural. Expresa como la sociedad ve la sexualidad, de hombres y mujeres. No podemos dejarlo como si las mujeres no tuvieran voz en la representación de la sexualidad, porque sí la tenemos. Tiene que ser excitante, pero también más interesante, ¿no?

¿El porno como producto cultural?
Lo que nos hace masturbar a unos y a otros puede ser distinto. Hay diferencias de productos. El placer no tiene por qué ser algo tan fácil, algunos queremos cosas más avanzadas para excitarnos. Estoy en contacto con mucha gente a través de mis películas y libros. Y veo que la gente puede funcionar a otros niveles. Excitar es la meta. Pero para hacerlo hay muchos caminos.

¿Qué encontramos diferente en una de estas películas?
Estética y valores. Una estética más elaborada. Gente que le gusta el cine y hace cine. Es cine erótico para la gente que le gusta el cine. Cuidar todo el conjunto. No hacer una escena encima de un sofá horrible. ¿Cómo pueden poner esas sábanas? O la ropa de la protagonista. El maquillaje. Hay cosas que están fuera de lugar.

¿Y los valores?
Pues, por ejemplo, las mujeres no son las típicas enfermeras cachondas, o adolescentes siempre dispuestas, que no dejan de ser un forma velada de prostitución. Busco representar personas verdaderas, de carne y hueso. Representar la vida sexual, de una manera natural. Hablo de sexualidad, no sólo de porno. Cuido el guión. Los personajes tienen un mayor realismo. Hacemos menos hincapié en las posturas técnicas (mamada, coito, eyaculación en la boca). Es más vivo, real y cercano. Esos son valores.

¿Y también romper los códigos, como incluir una escena homosexual?
En Cinco historias para ellas incluí una escena homosexual entre dos hombres. Aquello fue muy controvertido, e incluso en algunos países han eliminado la escena para su distribución. Parece que está aceptado que dos mujeres tenga sexo en una película heterosexual, pero no dos hombres. Y sin embargo, sé que a algunas mujeres puede gustarle, o así me lo han transmitido.

¿La nouvelle vague porno también busca explorar otros formatos, como el cine documental, o el experimental?
Es la necesidad de experimentar con los géneros. Explorar nuevos límites. No se siguen los formularios. En realidad así ocurre en la vida.

¿Crees que el porno ha tenido un efecto educador en la sexualidad?
Lo tiene, queramos o no. En España, por ejemplo, la educación sexual no es lo que debería ser. Es escasa y se centra en cuestiones muy técnicas, cómo utilizar el condón o en explicar el órgano reproductor. Pero no se habla de emociones y sensaciones, y se trata mucho de eso. Por ello es tan importante, y por eso debemos analizar y criticar. Muchas veces no se habla bien de la sexualidad, y el papel de la mujer es muy triste. ¿Qué van a aprender? ¿Que la mujer sirve sólo para dar placer al hombre?

¿Podría convertirse el porno en una herramienta de aprendizaje?
Puede ser una herramienta de aprendizaje para los adultos. Puede ayudar en sus inquietudes. Puede hacer ese papel. Pero sobretodo, y lo más importante, es que puede subir nuestra libido. Ser un impulso, darnos más ganas, buscar nuevas cosas.

¿Las feministas siguen siendo contrarias a la pornografía?
Depende de la feminista. Es cierto que tradicionalmente estuvieron en contra. Lo veían como algo terrible, e incluso llegaron a decir que la violación es el porno llevado a la práctica. Pero también estuvieron las feministas pro sexo, como Annie Sprinkle, que lo veían como un medio de liberación, más allá de la sexualidad femenina entendida como un medio reproductor y para el placer masculino.

Los tiempos cambian, se ganan ciertas batallas…
Hace poco que empezamos a tener derecho a disfrutar de nuestra sexualidad. Una mujer que le gusta el porno ya no es una loca. Y ya no está tan mal visto que una mujer se acueste con muchos hombres. Sin embargo, todavía, incluso en el cine convencional, la mujer que vive libremente su sexualidad tiene cierta aura negativa. Muchas veces es una mala mujer, o tiene consecuencias por vivir su sexualidad (embarazo, violación). Aún queda camino para poder entender a la mujer como un ser fuerte, libre y normalizado. Pero también creo que esta tendencia afecta a los hombres y como entienden y disfrutan su sexualidad. Muchos hombres me dicen que este cine les gusta.

¿La mujer normal, representada como un ser social y libre?
Sí. Como yo. Soy una mujer normal. Madre de una niña pequeña. Con estudios universitarios. Empresaria. Y que me gusta, claro está, el sexo. Es un mensaje importante a transmitir.
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