AFP (Agencia France-Presse)
Trípoli, Libia. - El sur de Libia es un refugio y una zona de paso para los yihadistas extranjeros en el norte de África, pero también un lugar de contrabando de las armas saqueadas en los arsenales de Muamar Gadafi, estiman los expertos.
La operación militar francesa de octubre al norte de Níger contra un convoy de Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI) que "transportaba armas de Libia a Malí" -según la presidencia francesa- pone de manifiesto la intensa actividad yihadista en el desierto libio.
Para frenarla el ministerio de Defensa francés ha decidido instalar una "base" en el extremo nordeste de Níger.
De hecho Francia ha hecho recientemente un llamamiento a "actuar" en Libia, donde los yihadistas expulsados del norte de Malí por una operación militar francesa en 2013 se aprovechan del caos para reforzarse y comprar armas.
Según varios expertos, el itinerario de estos yihadistas pasa por una zona desértica donde confluyen las fronteras de Libia, Argelia y Níger, eje del contrabando y de terrorismo desde hace años entre el norte de África y los países de la franja sahelo-sahariana.
Desde la caída de Gadafi en 2011 y el saqueo de sus arsenales, el contrabando de armas ha florecido en esta región de fronteras porosas.
"El sur de Libia se ha convertido en un refugio para los extremistas después de la intervención militar francesa en Malí. Es muy difícil para cualquier ejército controlar esta inmensa región, salvo si dispone de tecnología puntera", estima Mohamed Al Fazani, experto en movimientos yihadistas.
Los yihadistas "conocen muy bien la región y son capaces de instalar campamentos a pesar de las difíciles condiciones de vida", explicó.
Según él, los movimientos yihadistas gozan de apoyo logístico de grupos libios, concentrados en el norte, como el facilitado a los hombres que atacaron en 2013 una explotación de gas en Argelia.
Un responsable local de Sebha, en el sur de Libia, resta importancia a la presencia de extremistas. "Aunque los hay, el número es reducido", explica esta fuente, que quiere permanecer en el anonimato.
Los yihadistas "no se instalan en nuestra región, se desplazan a sus anchas por el desierto", explica.
- "Suministro a yihadistas" -
Jason Pack, investigador especializado en la historia de Libia en la universidad de Cambridge, asegura que el sur del país es "mucho más" que una zona de tránsito.
Según Pack, los yihadistas del norte de Malí que se replegaron hacia el sur de Libia instalaron en la zona campos de entrenamiento y crearon redes de contrabando.
"Varios drones localizaron campamentos de entrenamiento", asegura.
Además -dice- existen vínculos entre estos grupos y las milicias islamistas libias bien instaladas en el nordeste del país.
Los yihadistas libios controlan la ciudad de Derna, en el este, y otras milicias como Ansar Asharia (considerada organización terrorista por Washington) se apoderaron en julio de gran parte de Bengasi, segunda ciudad del país.
El portavoz del jefe del estado mayor del ejército libio confirmó a la AFP la presencia de campamentos de entrenamiento en el sur.
El coronel Ahmed al Mesmari estima que "el ejército carece de medios y no está en condiciones de garantizar patrullas regulares por estas regiones inmensas".
Según un responsable de los servicios de inteligencia libios, "unos informes dan cuenta de tres campamentos secretos" en el sur de Libia, donde cientos de yihadistas norafricanos y de África subsahariana son reclutados y entrenados para ir al norte de Malí, a Siria o a Irak.
"Estos campamentos se han convertido en los principales abastecedores de los yihadistas dispuestos a combatir", añade.
Las autoridades de transición libias han minimizado en varias ocasiones la presencia de yihadistas en el sur del país, pero parecen haber cambiado de opinión tras haber perdido el control de Bengasi y en agosto de la capital, caída en manos de milicias islamistas.