AFP (Agencia France-Presse)
Venecia. - Edificios ocupados, ciudades reconstruidas en tiempo récord, salas de concierto itinerantes para dos personas, barrios de invasión, los arquitectos de todo el mundo se miden en Venecia con los dilemas de la ciudad contemporánea.
La cuestión "social" inspira la mayoría de las propuestas presentes en la XIII edición de la Bienal de Arquitectura de Venecia que abre sus puertas al público el próximo 29 de agosto tras tres días dedicados a la prensa.
Más que "Common Ground" (Territorios Comunes), tema central propuesto por el el director, el arquitecto británico David Chipperfield, lo que se descubre a través de planos, maquetas e instalaciones, --algunas espectaculares, como la enorme flor de aluminio de la arquitecta angloiraquí Zaha Hadid--, es que respetar la diferencia une y que el pasado enseña.
Como homenaje a ese importante pasado, el arquitecto británico Norman Foster, rinde homenaje a generaciones enteras de proyectistas, arquitectos, diseñadores, paisajistas y críticos.
Mientras se proyectan los nombres de centenares de ellos en el piso de una de las sugestivas salas del Arsenale, se pueden ver en una decena de pantallas los espacios colectivos con los que se deben medir: plazas, terminales, parques, de todo el mundo, de Asia o América Latina, dentro de centros históricos de Europa como en barrios marginales.
Recorriendo los más de 3.000 metros cuadrados del Arsenal, resulta evidente que la arquitectura y los arquitectos se tienen que enfrentar al contexto en el que trabajan, al momento histórico y a la crisis económica que atraviesa buena parte del mundo.
Bajo el lema Spain Mon Amour, quince estudiantes españoles de arquitectura, vestidos rigurosamente de blanco, emblema del desempleo que azota ese país tras la crisis económica, en una "performance" teatral ilustran quince proyectos de obras públicas realizadas en los años dorados de la burbuja inmobiliaria y de paso invitan a pensar en un futuro nuevo.
"Es una manera de decir que aquí estamos, que queremos un futuro", sostiene Marta Gouvantes que cursa cuarto semestre de arquitectura.
Entre el centenar de arquitectos invitados, el colectivo Urban Think Tank genera debate al reconstruir con material pobre y rústico un típico restaurante pobre venezolano, con venta de arepas y cerveza al son de salsa, en medio de los silenciosos espacios del Arsenale.
La llamada "favela vertical" es ilustrada por el mismo colectivo a través de la ocupación de la Torre de David, la Torre Confinanzas de Caracas, que tras ser abandonada en la década de los noventa por un grupo bancario, fue invadida por una comunidad llena de vida, transformándola en un ejemplo de ciudad vertical.
"Es un planteamiento interesante, pero deforma la realidad, porque es una visión reduccionista", comentó a la AFP con tono crítico la comisaria del pabellón de Venezuela, Andreina Agustí, quien presenta en la zona de los Jardines los proyectos de vivienda popular ideados por el gobierno de Hugo Chávez.
Curiosa resulta la minisala de conciertos para dos, Folk in the Box, de la arquitecta portuguesa Cristina Monteiro, que se puede montar y desmontar en veinte minutos para escuchar música al vivo de un músico para un solo espectador. La caja musical será empleada en Venencia para conciertos, los cuales serán además grabados.
Impresiona la eficiencia y seriedad con que se aborda la reconstrucción en Japón tras el tsunami del 2011. La arquitecta Kazuyo Sima involucra y sondea a la población para salvar la isla de Rives Nishizama, un método que a su manera emplea también el chileno Alejando Ara vena, para lograr en 100 días reactivar física y económicamente la ciudad de Constitución y zonas aledañas, sobre la costa chilena, después del terremoto ocurrido hace casi tres años.