En el sur de Arabia Saudita, la guerra en Yemen no se ve pero causa muertos
AFP (Agencia France-Presse)
Najran, Arabia Saudita. - A primera vista no parece que haya guerra en Najran, ciudad saudí en la frontera con Yemen. La gente va a las tiendas y restaurantes como si nada. No se ve a un soldado. Pero en el hospital King Jaled un hombre llora por su hijo.
Fuera de una habitación, Saleh al Abas está llorando. Su hijo de 9 años Mahdi, está en cama, con la cabeza y la cara vendadas. Él resultó herido y su primo de tres años murió cuando un cohete Katiusha cayó el sábado sobre la vivienda familiar a la hora del desayuno.
Ya son al menos 31 los civiles muertos en Najran desde que los rebeldes chiitas yemeníes hutíes y sus aliados empezaron a bombardear el sur de Arabia Saudita en represalia por los ataques aéreos contra ellos de la coalición árabe encabezada por Riad.
También fallecieron por lo menos 19 soldados saudíes en la región de Najran, situada a unos kilómetros de la frontera.
Los rebeldes "apuntan a los civiles. Ellos son los que más sufren", afirma el coronel Ali al Shahrani, portavoz de la unidad de defensa civil durante una visita organizada para la prensa extranjera en esta localidad.
Según él, los disparos de cohetes han aumentado desde la suspensión al comienzo de agosto de las negociaciones de paz llevadas a cabo en Kuwait bajo los auspicios de la ONU.
Uno de estos cohetes alcanzó el viernes la central eléctrica de Najran, al pie de una montaña. No causó heridos pero dañó un depósito petrolero, ocasionando un incendio.
Arabia Saudita es blanco de crecientes críticas de organizaciones de defensa de los derechos humanos debido al número de víctimas en su operación en Yemen.
La ONU reclamó el jueves la creación de un organismo internacional independiente para investigarlo. El conflicto ha causado más de 6.600 muertos, entre ellos 3.800 civiles, la mitad de los cuales por bombardeos aéreos de la coalición árabe, según un informe de Naciones Unidas.
En Najran la muerte por disparos de cohetes puede llegar en cualquier momento, y en cualquier sitio.
Como hace menos de dos semanas, cuando cuatro saudíes y tres yemeníes murieron en un taller de automóviles alcanzado por varios Grad.
"Estaba en el taller cuando, de repente, nos alcanzaron", cuenta Suleiman Abdulthabit, de 25 años, hospitalizado en King Jaled. Se toca la cabeza para mostrar el impacto de la metralla.
El taller, situado en una zona industrial, ha quedado destrozado.
Este tipo de ataques "pueden ocurrir en cualquier momento", insiste el coronel Shahrani.
Para intentar prevenirlos, Riad ha desplegado baterías Patriot, destinadas a parar los misiles balísticos lanzados ocasionalmente por los rebeldes hutíes desde Yemen. Pero los disparos de cohetes de tipo Katiusha, de un alcance máximo de unos 30 km, son más difíciles de detectar.
Muchos habitantes son fatalistas y siguen con su rutina.
"Sólo nos cuidamos de no juntarnos en lugares que acaban de ser alcanzados por un misil o un cohete", explica Fahad Juraib, de 48 años.
"Somos fuertes y pacientes", afirma Manaa al Ghobari, otro habitante. "Seguiremos en nuestros barrios el tiempo que Dios lo quiera".
Otro hombre que vive en el este de la ciudad relativiza el peligro. "A veces se oye bum, bum, bum" a lo lejos pero hasta ahora "aquí no ha sucedido nada".
Según Juraib, los habitantes de Najran se enfrentan al peligro con "mucha calma" pero todos "esperan que la guerra acabe pronto".
Esta perspectiva parece aún incierta. Diecisiete meses después del comienzo de la contienda bélica, las negociaciones están en punto muerto, pese a los tres últimos meses de diálogo en Kuwait.
Para intentar desbloquear la situación, el secretario de Estado estadounidense John Kerry anunció el jueves una nueva iniciativa de paz, que propone la formación de un gobierno de unión nacional.
El gobierno yemení exiliado en Arabia Saudita dio su preacuerdo a esta iniciativa. Queda por ver cómo reaccionarán los rebeldes.
Ya son al menos 31 los civiles muertos en Najran desde que los rebeldes chiitas yemeníes hutíes y sus aliados empezaron a bombardear el sur de Arabia Saudita en represalia por los ataques aéreos contra ellos de la coalición árabe encabezada por Riad.
También fallecieron por lo menos 19 soldados saudíes en la región de Najran, situada a unos kilómetros de la frontera.
Los rebeldes "apuntan a los civiles. Ellos son los que más sufren", afirma el coronel Ali al Shahrani, portavoz de la unidad de defensa civil durante una visita organizada para la prensa extranjera en esta localidad.
Según él, los disparos de cohetes han aumentado desde la suspensión al comienzo de agosto de las negociaciones de paz llevadas a cabo en Kuwait bajo los auspicios de la ONU.
Uno de estos cohetes alcanzó el viernes la central eléctrica de Najran, al pie de una montaña. No causó heridos pero dañó un depósito petrolero, ocasionando un incendio.
- 'En cualquier momento' -
Arabia Saudita es blanco de crecientes críticas de organizaciones de defensa de los derechos humanos debido al número de víctimas en su operación en Yemen.
La ONU reclamó el jueves la creación de un organismo internacional independiente para investigarlo. El conflicto ha causado más de 6.600 muertos, entre ellos 3.800 civiles, la mitad de los cuales por bombardeos aéreos de la coalición árabe, según un informe de Naciones Unidas.
En Najran la muerte por disparos de cohetes puede llegar en cualquier momento, y en cualquier sitio.
Como hace menos de dos semanas, cuando cuatro saudíes y tres yemeníes murieron en un taller de automóviles alcanzado por varios Grad.
"Estaba en el taller cuando, de repente, nos alcanzaron", cuenta Suleiman Abdulthabit, de 25 años, hospitalizado en King Jaled. Se toca la cabeza para mostrar el impacto de la metralla.
El taller, situado en una zona industrial, ha quedado destrozado.
Este tipo de ataques "pueden ocurrir en cualquier momento", insiste el coronel Shahrani.
Para intentar prevenirlos, Riad ha desplegado baterías Patriot, destinadas a parar los misiles balísticos lanzados ocasionalmente por los rebeldes hutíes desde Yemen. Pero los disparos de cohetes de tipo Katiusha, de un alcance máximo de unos 30 km, son más difíciles de detectar.
Muchos habitantes son fatalistas y siguen con su rutina.
"Sólo nos cuidamos de no juntarnos en lugares que acaban de ser alcanzados por un misil o un cohete", explica Fahad Juraib, de 48 años.
"Somos fuertes y pacientes", afirma Manaa al Ghobari, otro habitante. "Seguiremos en nuestros barrios el tiempo que Dios lo quiera".
Otro hombre que vive en el este de la ciudad relativiza el peligro. "A veces se oye bum, bum, bum" a lo lejos pero hasta ahora "aquí no ha sucedido nada".
Según Juraib, los habitantes de Najran se enfrentan al peligro con "mucha calma" pero todos "esperan que la guerra acabe pronto".
Esta perspectiva parece aún incierta. Diecisiete meses después del comienzo de la contienda bélica, las negociaciones están en punto muerto, pese a los tres últimos meses de diálogo en Kuwait.
Para intentar desbloquear la situación, el secretario de Estado estadounidense John Kerry anunció el jueves una nueva iniciativa de paz, que propone la formación de un gobierno de unión nacional.
El gobierno yemení exiliado en Arabia Saudita dio su preacuerdo a esta iniciativa. Queda por ver cómo reaccionarán los rebeldes.