AFP (Agencia France-Presse)
ANKARA. - El primer ministro turco, el islamo-conservador Recep Tayyip Erdogan, confirmó este domingo su poder en Turquía con la clara victoria de su partido en las elecciones municipales, con la que barre en las urnas meses de críticas y escándalos.
Respaldado por este éxito, Erdogan, de 60 años, podría presentarse a la elección presidencial del próximo agosto, la primera que se decidirá por sufragio universal directo.
Tras el escrutinio de casi el 80% de los votos, el AKP se encontraba claramente a la cabeza con 44,9% de los sufragios, muy por delante de su principal rival, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, de centro-izquierda). que recogió el 28,4%, según las cadenas de televisión.
Salvo una gran y poco factible sorpresa, la formación de Erdogan, en el poder desde 2002, conservará el control de las dos grandes metrópolis turcas, Estambul y Ankara, aunque en esta útima los resultados eran más parejos.
El AKP, que ha ganado todas las elecciones desde su ascenso al poder en 2002, obtuvo el 38,8% de los votos en las anteriores municipales, en 2009, y cerca del 50% en las legislativas de 2011.
El resultado de este domingo se presenta como un claro espaldarazo al primer ministro, desafiado por manifestaciones populares en las calles, denostado por la oposición e implicado desde hace unos meses en un escándalo de corrupción sin precedentes.
Las cifras de este domingo "demuestran que Erdogan ha sobrevivido a los escándalos sin sufrir muchos daños", comentó a la AFP el politólogo Mehmet Akif Okur, de la universidad Gazi de Ankara.
- Riesgo de polarización -
El jefe de gobierno, de 60 años, es considerado por sus partidarios como el artífice del impresionante desarrollo económico turco, pero sus detractores lo tachan de "dictador", reprochándole una deriva islamista y autoritaria.
Fiel a su retórica agresiva y provocadora, Erdogan llamó el sábado a sus tropas a dar una "gran bofetada" a sus oponentes y a "dar una lección" a los "espías" y a los "traidores" que conspiran contra él.
Tarde en la noche, tras proclamar su victoria, prometió a sus adversarios hacerles "pagar el precio" de las críticas y acusaciones de las que ha sido blanco desde hace meses.
"El pueblo hoy ha desmantelado los planes solapados y las trampas inmorales (...) Aquéllos que han atacado a Turquía fueron desmentidos", lanzó Erdogan ante miles de partidarios reunidos ante la sede del AKP en Ankara.
El jefe del gobierno la emprendió en particular contra el lider religioso Fethula Gülen, su exaliado al que acusa de haber instigado un "complot" para derrocarlo, prometiendo terminar con el movimiento que dirige desde Estados Unidos, y al que acusa de "haber infiltrado el aparato del Estado".
"Penetraremos en sus antros, ustedes lo verán (...) Llegó el momento de depurarlos, en el marco de la justicia", martilló ante una muchedumbre jubilosa, que le respondía al unísono "¡Turquía está orgullosa de ti!".
Erdogan acusa a Gülen de manipular a sus simpatizantes en la policía y el poder judicial para dar vuelos a un escándalo de corrupción, que desde diciembre ha afectado a muchos allegados al poder y al propio primer ministro.
Esta guerra fratricida entre dos ex aliados del movimiento islámico-conservador tuvo su punto culminante el jueves, con la divulgación de una grabación de una reunión confidencial en la que varios altos cargos del país plantean la hipótesis de una intervención militar de Turquía en Siria.
La difusión de esa grabación sonora, después de varias más que acusaron al gobierno de corrupción, llevó a las autoridades a ordenar el jueves el bloqueo de YouTube, una semana después de ordenar el de Twitter.
Esta medida reforzó las críticas de la oposición y de numerosas capitales extranjeras, que manifestaron abiertamente su preocupación por el autoritarismo de Erdogan.
Pese a la victoria clara del AKP, no se espera que con esto termine la crisis política, máxime si Erdogan se presenta candidato a la presidencia el próximo 10 de agosto.
"Seguramente se va a presentar, lo que va a encolerizar a los liberales, a los partidarios de Gülen y a la oposición laica", augura Soner Cagaptay, del Washington Institute. Según él, "Erdogan se va a volver más autoritario y Turquía se va a polarizar, con riesgos de disturbios".