"Es cuestión de derechos": Marcha en Barcelona por políticos presos
DPA (Deutsche Press Agency-Agencia de Prensa Alemana)
Barcelona. - Provistas de algunos clásicos de las manifestaciones independentistas como los lazos amarillos y las camisetas que reclaman la libertad de los que consideran "presos políticos" y con novedades como los "castells" -torres humanas-, unas 315.000 personas marcharon hoy en Barcelona bajo el lema "por los derechos y las libertades, por la democracia y la cohesión".
"Yo vivo en Londres y retrasé mi regreso para poder venir a esta manifestación. Me parecía importante estar aquí porque esto es una cuestión de reclamar el derecho a la expresión y a la democracia", señaló a dpa Belén, una artista de 45 años afincada en la capital británica.
La manifestación de hoy fue una nueva muestra de fuerza del independentismo catalán, visible y simbólicamente reforzado por los últimos pronunciamientos llegados desde el extranjero.
La decisión de la Justicia alemana de no extraditar al ex jefe del Gobierno catalán Carles Puigdemont por el delito de rebelión por el que se le reclama en España se notó hoy en el jovial ánimo de los manifestantes, que llegaron a una soleada Barcelona desde todos los rincones de Cataluña en más de 900 autocares.
También se dejó sentir el llamamiento del Comité de Derechos Humanos de la ONU a que España tome "todas las medidas necesarias para garantizar que Jordi Sànchez pueda ejercer sus derechos políticos". Sànchez, uno de los principales líderes civiles del independentismo, se encuentra en prisión preventiva y por dos ocasiones la Justicia española no le permitió salir de la cárcel para ser investido "president" por el Parlamento catalán.
"A los catalanes nos machacan cada 50 años, pero, por primera vez, no hemos tirado la toalla. Nos pisotearon y nos humillaron, pero remontamos y seguimos. El conflicto ya ha llegado a Europa y era muy importante abrir esa frontera", dijo Belén, con la cara pintada de amarillo y su hijo de ocho meses enganchado a la panza.
"Es una buena causa de la que hacerlo partícipe, por eso lo traigo", explicó acomodando a la criatura que, como muchos niños y menores, marcharon alegremente junto a sus padres.
En esta ocasión, los convocantes, el movimiento Espacio Democracia y Convivencia, que agrupa, entre otros, a Òmnium Cultural y a la Assamblea Nacional Catalana (ANC), las principales entidades civiles independentistas, y a los sindicatos UGT y Comisiones Obreras, quisieron llevar la reivindicación más allá de la cuestión secesionista y denunciar también el recorte que, en su opinión, están sufriendo los derechos civiles y democráticos en España.
"Esto es una cosa de sentido común, de derechos y libertades; no entiendo cómo toda Cataluña no está aquí manifestándose, es una cuestión de dignidad", dijo a dpa Mont, una librera de 42 años.
Y sin embargo, a un día para que se cumplan seis meses desde el encarcelamiento de Sànchez y Jordi Cuixart, otro de los principales líderes civiles del independentismo catalán, los cánticos más repetidos continuaron reclamando "¡Libertad presos políticos!" y "¡Os queremos en casa!".
El rostro del ex vicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras, en prisión preventiva desde el pasado noviembre, pudo verse estampado en algunas camisetas. El de sus 13 compañeros del Ejecutivo y del Parlamento catalán también encarcelados, en pancartas que exigían su liberación. Muy cerca, otra más irónica y festiva, sugería: "Apliquemos el 69, seremos más felices".
"Lo que asusta no es lo que hicieron el 1 de octubre (cuando se celebró el referéndum de independencia declarado ilegal), sino lo que hicieron antes y después. Ante eso, la única solución es no rendirse, salir a la calle y poder gritar", añadió Mont, sin símbolos independentistas en su atuendo.
Muy cerca de ella, una anciana en silla de ruedas agarraba una pancarta que decía "Todos somos CDR", en referencia a los autoproclamados Comités de Defensa de la República, grupos que han cortado carreteras en Cataluña y han retirado barreras de peaje en autopistas para reivindicar la proclamación de una "república catalana".
Otra chica portaba una pancarta que proclamaba: "Un rapero no es un terrorista". Aludía así a Pablo Hasel, Valtonyc y La Insurgencia, los tres raperos condenados por la Justicia española acusados de enaltecimiento del terrorismo, injurias a la Corona y amenazas.
Los CDR estuvieron muy presentes en la festiva marcha, que discurrió a lo largo de la Avenida Paralelo, una de las principales arterias de Barcelona, y colapsó varias de las calles colindantes. Algunos de los miembros de este movimiento fueron detenidos o investigados en los últimos días acusados de haber cometido supuestos actos terroristas.
"¿Usted ve violencia aquí? España es un país gobernado por los jueces al dictado del Gobierno", aseguró a dpa Emilio José, un jubilado de 63 años, sin confianza alguna en la Justicia española.
"Sus órganos de poder y sus élites económicas siguen siendo franquistas", continuó con indignación, acompañado de dos amigos que, sin revelar sus nombres, también quisieron manifestar su opinión.
"Estamos aquí para reclamar los derechos fundamentales que no tenemos. Por eso queremos la república catalana", afirmó uno de ellos, tocado con una barretina -el típico gorro catalán-, mientras ondeaba una gran estelada.
"Si damos un paso adelante, habrá más presos, eso seguro. La única solución es que Europa le dé un toque a España y la obligue a sentarse a una mesa para pactar un referéndum, que no creo que ganáramos", concluyó el otro, menos optimista que sus compañeros.
La manifestación de hoy fue una nueva muestra de fuerza del independentismo catalán, visible y simbólicamente reforzado por los últimos pronunciamientos llegados desde el extranjero.
La decisión de la Justicia alemana de no extraditar al ex jefe del Gobierno catalán Carles Puigdemont por el delito de rebelión por el que se le reclama en España se notó hoy en el jovial ánimo de los manifestantes, que llegaron a una soleada Barcelona desde todos los rincones de Cataluña en más de 900 autocares.
También se dejó sentir el llamamiento del Comité de Derechos Humanos de la ONU a que España tome "todas las medidas necesarias para garantizar que Jordi Sànchez pueda ejercer sus derechos políticos". Sànchez, uno de los principales líderes civiles del independentismo, se encuentra en prisión preventiva y por dos ocasiones la Justicia española no le permitió salir de la cárcel para ser investido "president" por el Parlamento catalán.
"A los catalanes nos machacan cada 50 años, pero, por primera vez, no hemos tirado la toalla. Nos pisotearon y nos humillaron, pero remontamos y seguimos. El conflicto ya ha llegado a Europa y era muy importante abrir esa frontera", dijo Belén, con la cara pintada de amarillo y su hijo de ocho meses enganchado a la panza.
"Es una buena causa de la que hacerlo partícipe, por eso lo traigo", explicó acomodando a la criatura que, como muchos niños y menores, marcharon alegremente junto a sus padres.
En esta ocasión, los convocantes, el movimiento Espacio Democracia y Convivencia, que agrupa, entre otros, a Òmnium Cultural y a la Assamblea Nacional Catalana (ANC), las principales entidades civiles independentistas, y a los sindicatos UGT y Comisiones Obreras, quisieron llevar la reivindicación más allá de la cuestión secesionista y denunciar también el recorte que, en su opinión, están sufriendo los derechos civiles y democráticos en España.
"Esto es una cosa de sentido común, de derechos y libertades; no entiendo cómo toda Cataluña no está aquí manifestándose, es una cuestión de dignidad", dijo a dpa Mont, una librera de 42 años.
Y sin embargo, a un día para que se cumplan seis meses desde el encarcelamiento de Sànchez y Jordi Cuixart, otro de los principales líderes civiles del independentismo catalán, los cánticos más repetidos continuaron reclamando "¡Libertad presos políticos!" y "¡Os queremos en casa!".
El rostro del ex vicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras, en prisión preventiva desde el pasado noviembre, pudo verse estampado en algunas camisetas. El de sus 13 compañeros del Ejecutivo y del Parlamento catalán también encarcelados, en pancartas que exigían su liberación. Muy cerca, otra más irónica y festiva, sugería: "Apliquemos el 69, seremos más felices".
"Lo que asusta no es lo que hicieron el 1 de octubre (cuando se celebró el referéndum de independencia declarado ilegal), sino lo que hicieron antes y después. Ante eso, la única solución es no rendirse, salir a la calle y poder gritar", añadió Mont, sin símbolos independentistas en su atuendo.
Muy cerca de ella, una anciana en silla de ruedas agarraba una pancarta que decía "Todos somos CDR", en referencia a los autoproclamados Comités de Defensa de la República, grupos que han cortado carreteras en Cataluña y han retirado barreras de peaje en autopistas para reivindicar la proclamación de una "república catalana".
Otra chica portaba una pancarta que proclamaba: "Un rapero no es un terrorista". Aludía así a Pablo Hasel, Valtonyc y La Insurgencia, los tres raperos condenados por la Justicia española acusados de enaltecimiento del terrorismo, injurias a la Corona y amenazas.
Los CDR estuvieron muy presentes en la festiva marcha, que discurrió a lo largo de la Avenida Paralelo, una de las principales arterias de Barcelona, y colapsó varias de las calles colindantes. Algunos de los miembros de este movimiento fueron detenidos o investigados en los últimos días acusados de haber cometido supuestos actos terroristas.
"¿Usted ve violencia aquí? España es un país gobernado por los jueces al dictado del Gobierno", aseguró a dpa Emilio José, un jubilado de 63 años, sin confianza alguna en la Justicia española.
"Sus órganos de poder y sus élites económicas siguen siendo franquistas", continuó con indignación, acompañado de dos amigos que, sin revelar sus nombres, también quisieron manifestar su opinión.
"Estamos aquí para reclamar los derechos fundamentales que no tenemos. Por eso queremos la república catalana", afirmó uno de ellos, tocado con una barretina -el típico gorro catalán-, mientras ondeaba una gran estelada.
"Si damos un paso adelante, habrá más presos, eso seguro. La única solución es que Europa le dé un toque a España y la obligue a sentarse a una mesa para pactar un referéndum, que no creo que ganáramos", concluyó el otro, menos optimista que sus compañeros.