Es el 'Cantar de Mío Cid' obra de un poeta árabe?
El País, España
El Cantar de Mío Cid, considerada la primera obra extensa de la literatura española en lengua romance y que relata las gestas del célebre héroe castellano en plena Reconquista, no es tan español como se ha creído siempre, sino que fue creado por un poeta árabe, según opina una académica española. La profesora de Estudios Árabes e Islámicos Dolores Oliver sostiene en su libro El Cantar de Mío Cid: génesis y autoría árabe, que se presenta en la Casa Arabe de Madrid, que fue el poeta y jurista árabe Abu I-Walid al-Waqqashi, quien ideó el famoso poema épico como una obra de propaganda política.
Oliver comenzó a estudiar la autoría del poema anónimo de forma "casual", tras ser invitada a participar en 1984 en un seminario. "Entonces me puse a leer el Cantar, que había leído en mis años de estudiante, y a medida que lo iba leyendo, empecé a decir: Esto ha salido de la mente de un árabe", relata Oliver, que confiesa que ni ella misma se creía en principio esta teoría y que, incluso, estuvo durante dos años sin tocar el tema "porque le tenía miedo".
Compuesto en época de tolerancia
Pero la tesis del autor árabe volvía de forma recurrente a su labor investigadora hasta que se embarcó en el reto de demostrarla convencida de que "la única respuesta a todos los contenidos del Cantar era un poeta árabe al servicio de un señor castellano". Entre los argumentos a favor de su teoría destaca, a juicio de la autora, el clima religioso descrito en el poema. "Un poema donde los cristianos no son los buenos y los musulmanes no son los malos, tiene que ser escrito en época de tolerancia, en época del Cid", afirma Oliver, que destaca que, tras la muerte del Campeador, en 1099, "empieza a haber un sentimiento de animadversión" hacia los musulmanes. Por ello, desde su punto de vista, el Cantar no pudo ser compuesto ni en 1207, que tradicionalmente se ha considerado la fecha oficial, ni en 1140, como defendía el filólogo e historiador español Ramón Menéndez Pidal.
Otro argumento esgrimido por Oliver es que la existencia de poetas en las cortes que cantaran las gestas de los señores es una costumbre propia de Al Andalus, donde todos los soberanos "tienen un poeta que cante sus glorias". "El Cid, que había estado en la corte de Sevilla, en la de Zaragoza ¿va a ser tan tonto de no aprovecharse de ese arma política?", se pregunta la autora. Un tercer razonamiento es el arte de la guerra descrito en el poema, donde aparece una técnica ecuestre de lucha "que solamente realizaban con éxito los almorávides", definido en el Cantar como una "arrancada" y que, según Oliver, es una haraka.
Oliver bromea sobre la recepción que ha logrado con su tesis -que ha sido "muy bien aceptada por medievalistas o gente que no se ha pasado la vida estudiando al Cid"-, aunque reconoce que también a ella le costó "muchos años" creerla.