Escritores brasileños dispuestos a romper aislamiento del mundo castellanohablante
AFP (Agencia France-Presse)
GUADALAJARA, México. - La literatura brasileña es una incógnita para la mayoría de los lectores castellanohablantes, pero varios autores brasileños que asisten a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (oeste de México), aseguran a la AFP que están decididos a romper con ese aislamiento crónico.
Uno de los actos de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México
"Vivimos aislados y esto no es de hace poco, ha sido así por tanto tiempo que pareciera que se ha aceptado la idea de que no somos latinoamericanos, pero lo cierto es que tampoco somos africanos, ni europeos...lo que somos es una isla muy solitaria en el escenario regional", comenta Luiz Ruffato.
"Esto tiene que cambiar, yo quiero que cambie y mis colegas que están en la feria y también los que no vinieron, desean lo mismo", añadió, el autor de "Mamma, son tanto felice" (Elephas, 2011).
Lengua y localización
Para algunos escritores como Marçal Aquino, autor de "Recibiría las peores noticias de tus lindos labios" (2005), y Cíntia Moscovich, que escribió "El reino de las cebollas" (1996), el idioma ha sido la principal barrera para la difusión en castellano de la literatura brasileña.
"Estamos cercados por países que hablan castellano, y el otro problema es la ubicación alejada de nuestro país del centro del continente", dice Aquino mientras Moscovich asiente con la cabeza.
"Nunca pensé que el problema era un problema de localización, siempre creí que era un problema de lengua, pero ya no estoy segura porque tampoco se ven a menudo obras de artes plásticas brasileñas en países de habla castellana ni viceversa, a pesar de que no requieren del lenguaje para ser comprendidas", dice Paula Parisot, que publicó en 2010 "Goznos y tornillos".
Clichés y modas
Ella, Moscovich y Ruffato han publicado libros en castellano, pero los tres reconocen que no ha sido un camino fácil.
Uno de los primeros problemas es que "los editores (de otras regiones) quieren literatura con color local; que tenga sexo, carnaval, playa, cosas exóticas, pero nuestra literatura no puede estar encasillada a eso porque somos un país cosmopolita", dice Moscovich.
Otro obstáculo son "las modas literarias", añade Aquino. "La literatura también padece otro problema que son las modas y ahora parece ser que Asia es la región favorita de las casas editoriales y por consecuencia de los lectores", pero aún así es un problema que puede superarse, dice.
El gobierno de Brasil desde hace al menos unas dos décadas hace grandes compras anuales de literatura de ficción a diversas editoriales para distribuir los ejemplares entre estudiantes, sin embargo los escritores consultados consideran que el promedio de libros leídos al año por habitante sigue siendo bajo, ya que los brasileños leen menos de uno.
Eso provoca que a pesar de los apoyos gubernamentales a la industria editorial brasileña, sean pocos "los escritores brasileños que viven de la literatura, así que publicar en castellano implicaría que va a aumentar el número de lectores y ventas obviamente", dice Aquino.
"En Brasil el número de analfabetos funcionales, es decir que saben leer pero no comprenden el significado de la lectura, es muy alto", lamenta Parisot.
Nobel perdido
El desconocimiento de escritores brasileños ha provocado que autores de la talla de Claris Lispector, una escritora que nació en Ucrania en 1920 pero vivió la mayor parte de su vida en Brasil donde murió en 1977, se conociera ya muerta, comenta Iona N. Pieleanu, directora editorial del sello mexicano Elephas, que tiene contratos con dos novelistas de ese país.
"Yo creo que Lispector (autora por ejemplo de 'Aprendizaje' o 'El libro de los placeres', aparecido en 1969 pero sin publicación en castellano hasta 1994 por Siruela) merecía el Premio Nobel, pero el mundo no la conoció mientras vivía, y actualmente hay muchos escritores de ese país increíblemente buenos", dice Pielenau.
Encontrar traductores del portugués al castellano para Elephas, una editorial independiente y nueva, fue difícil.
Selma Ancira, premio de traducción Tomas Segovia, instaurado este año en la feria, explica que "el problema de la traducción de otras lenguas está en la complejidad del castellano, y con lenguas hermanas como el portugués el riesgo de cometer errores es mayor porque se pueden confundir palabras que suenan igual pero que tienen significados totalmente diferentes".
Jorge Castellano, director general de Elephas, dice que después de una ardua búsqueda "encontramos un grupo de traductores del portugués al castellano excelentes, apoyados por la embajada de Brasil, formados en la Universidad Nacional Autónoma de México, así que estamos listos para conocer más autores brasileños que han mostrado un interés creciente por salir de su país".