AFP (Agencia France-Presse)
ÁVILA. - Detrás de las murallas medievales de Ávila, en el centro de España, losas de granito sobre un césped impecable marcan el lugar donde en 1492 se encontraba el cementario judío, uno de los recientes esfuerzos por recuperar un pasado borrado durante siglos.
Las autoridades locales gastaron 250.000 euros, unos 335.000 dólares, para construir este memorial --inaugurado el año pasado-- en el emplazamiento de un camposanto medieval judío trasformado después en un descampado.
Una placa explica, en español e inglés, que el cementerio fue desmantelado cuando los Reyes Católicos expulsaron a los judíos de España para unificar la península Ibérica bajo el estandarte del catolicismo.
Este jardín ilustra como, más de cinco siglos después de echar a los judíos y borrar todo rastro de su existencia, varias ciudades españolas buscan los restos de sus sinagogas medievales, restauran cementerios e identifican antiguas juderías.
Queremos "que quede para siempre la reseña que allí están enterrados muchos ciudadanos judíos que fueron vecinos de esta ciudad", afirma el alcalde de Ávila, Miguel Angel García Nieto.
"No podemos vivir de espaldas a la realidad de que existen muchas personas en el mundo que tienen sus raíces aquí en España, y también en Ávila, y que tuvieron que salir" por la fuerza, agrega.
Aunque las estimaciones varían, los historiadores creen que al menos 200.000 judíos vivían en España antes de la expulsión de 1492. Muchos de los que se negaron a convertirse o marcharse fueron quemados vivos.
Los judíos habían hecho grandes contribuciones a la ciencia, la música y las letras antes de tener que dejar sus hogares en ciudades medievales españolas como Toledo o Sevilla, donde vivían junto a cristianos y musulmanes.
Ahora, 24 localidades se unen en una Red de Juderías de España para intentar recuperar y promover su historia construyendo monumentos, identificando lugares históricos y organizando conciertos, conferencias u otras actividades culturales.
Este año España adoptó un proyecto de ley para facilitar la nacionalización de los descendientes de judíos sefardíes que puedan demostrar sus raíces.
- Críticas a una iniciativa "turística" -
La red, fundada en 1995, firmó un acuerdo hace dos años con el organismo oficial promotor del turismo Turespaña para fomentar sus juderías en Argentina, Brasil, México y Estados Unidos, países con importantes poblaciones sefardíes.
Y el año pasado lanzó un proyecto en línea con Google que ofrece cronogramas históricos, mapas y fotografías de antiguos lugares emblemáticos de la vida judía en España.
Sus críticos afirman que la iniciativa está tan destinada a atraer el turismo como a honrar el legado judío del país.
Y afirman que las autoridades locales, en su ímpetu por atraer visitantes, promueven a menudo antiguas juderías sin edificios originales, cementerios cuyo emplazamiento está por determinar y supuestas sinagogas sin ningún rastro de haber sido alguna vez un lugar de culto.
"El componente económico juega aquí un papel central porque, si se tratase simplemente de recuperar el pasado, eso implicaría mucho más que renovar algunos viejos edificios o callejones", afirma Michael Freund, columnista del Jerusalem Post.
"También requeriría renovar la conciencia y la memoria nacionales. Muy poco se enseña sobre la Inquisición, que buscaba cazar y atormentar a los judíos, en las escuelas españolas", agrega.
En Ávila, un hotel de 21 habitaciones con nombres de pensadores judíos ocupa el lugar donde se cree que hubo una vez una sinagoga. Y otros dos antiguos templos son ahora residencias privadas sin más señal de haber sido sinagogas que una pequeña placa en la calle.
Los responsables españoles implicados en esta iniciativa rechazan las críticas de querer atraer más turistas, aunque reconocen que algunas de las ciudades tienen pocos vestigios de su pasado judío.
Aunque algunas ciudades como Girona, en el noreste, conservan importantes restos de sus barrios judíos, en otras "se ve muy poco, ya no están los edificios, ya no están las calles, ya no se ve tanta cosa, pero en cambio hay mucho resto documental que tiene su interés", afirma Assumpció Hosta, secretaria general de la red.
"No es que no tengan la historia, es que no es tan visible", agrega.