Europa trata a los refugiados como "basura", denuncia Márkaris, cronista de la crisis griega

AFP (Agencia France-Presse)

Madrid, España. - "Esta época pasará a la historia como la época de la hipocresía", sentencia el novelista griego Petros Márkaris a tenor de la actitud de Europa con la crisis de los refugiados, que tiene desbordado a su país.

Con una crisis económica que se eterniza y más de 60.000 refugiados y migrantes en su territorio, Grecia se encuentra en "una situación extremadamente difícil", cuenta en una entrevista con la AFP en Madrid este autor, conocido como el creador del comisario ateniense Costas Jaritos.
Los refugiados aparecen profusamente en su última novela policíaca, "Offshore", publicada este año en su país. Como en las nueve anteriores, Jaritos investiga un tema de actualidad, el origen de una ingente cantidad de dinero negro en una Grecia que ha dejado atrás el momento álgido de la crisis económica.
Márkaris, autor de una trilogía de la crisis muy leída en España, Francia, Alemania e incluso América Latina, confiesa haberse quedado "impresionado con la bondad y la buena actitud con la que los griegos recibieron a los refugiados, y en particular los sirios", cuando estos empezaron a llegar en masa a las islas del Egeo oriental a partir del verano de 2015.
Sin embargo, advierte que la tensión es máxima en islas como Lesbos o Quíos, que albergan los mayores centros de retención (hotspots) para refugiados, con un total de unas 9.600 personas, más del doble de la capacidad de las instalaciones, según datos del gobierno griego.
Y es que la población de estos lugares depende mucho de un turismo que ha dejado de venir, ante las imágenes de iraquíes, sirios y afganos llegando extenuados a las playas después de un peligroso periplo desde sus países en guerra.
"Los recibieron muy bien, pero esperar que todos los ciudadanos de un país sean héroes y acepten destruirse a sí mismos por los refugiados, es una utopía", lo que significa que urge una solución, advierte el escritor.
Márkaris critica la falta de solidaridad de los demás países europeos, con la excepción de Alemania, a la hora de recibir su parte de refugiados.
Según lamenta, "el modelo en el tema de los refugiados es (Viktor) Orban", el primer ministro húngaro que cerró las fronteras con varios países limítrofes, y no la canciller alemana Angela Merkel, que acogió a un millón de demandantes de asilo.
"Que se queden los refugiados como si fueran basura entre los italianos y los griegos, y a nosotros que nos dejen tranquilos, eso es lo que no se dice" en voz alta en esos países de Europa, fustiga Márkaris.
 

- Eco en América Latina -

 
El novelista griego, nacido en Estambul hace 79 años, comentó a la AFP que ya está trabajando en una nueva novela, otra vez con el comisario Jaritos de protagonista, moviéndose con su coche viejo por una Atenas bulliciosa y descrita como siempre con todo lujo de detalles.
Fuera de Europa, Márkaris cuenta con un núcleo fiel de lectores en Argentina, Uruguay y Colombia, que según dice tienen reacciones "muy cercanas a las reacciones de los griegos y de los europeos del sur, como españoles e italianos".
En esos tres países "tienen una buena relación con el héroe, con Jaritos, porque se identifican con él. Influye muchísimo el tema de la familia (del comisario), lo cual no es el caso en Europa central", donde interesan más otras cuestiones como por ejemplo la descripción del día a día en Grecia.
Márkaris destaca el caso de México, donde según dice agrada sobre todo el tema de las intrigas políticas, y recuerda al hilo de esto una anécdota ocurrida cuando lo invitaron a un hotel de la capital a presentar, en octubre de 2014, la segunda parte de la trilogía de la crisis, "Liquidación final".
Cuenta el autor que en la presentación lo sentaron entre dos altos funcionarios de la administración fiscal mexicana, quienes yendo más allá de la novela entablaron un debate de lo más serio sobre el tema abordado por ésta, las consecuencias económicas y sociales de la evasión fiscal.
Al terminar se pasó una hora y cuarto firmando dedicatorias a hombres y mujeres impecablemente vestidos, entre ellos numerosos funcionarios del gobierno. 
"Me quedé con la boca abierta", recuerda entre risas.


Nuevo comentario: