AFP (Agencia France-Presse)
MADRID. - Dos expolicías españoles reclamados por Argentina en el marco de una investigación por "crímenes de lesa humanidad" durante el franquismo se negaron a ser extraditados este jueves ante un tribunal de Madrid, a cuyas puertas las víctimas reclamaron "verdad y justicia".
El exinspector Juan Antonio González Pacheco, 67 años, que integró la brigada político-social, apodado "Billy el Niño", y el exguardia civil Jesús Muñecas Aguilar, 74 años, implicado tras la dictadura en el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, "se han negado a ser extraditados", informó una fuente judicial tras su comparecencia en la Audiencia Nacional.
Tras este rechazo, será la justicia española quien decida en una próxima audiencia si son entregados a Argentina. Pero de acordar su extradición, ésta precisaría aún de la aprobación del gobierno conservador de Mariano Rajoy.
Ante una fuerte expectación mediática, González Pacheco y Muñecas Aguilar salieron del tribunal con los rostros cubiertos por bufandas y gafas oscuras.
Ambos están reclamados por presuntas torturas a detenidos cometidas durante la dictadura de Francisco Franco (1939-1975) por la juez argentina María Servini de Cubría, quien en 2010 abrió una causa por "delitos de genocidio y/o lesa humanidad" en los años del franquismo y la guerra civil española (1936-1939).
Las asociaciones de víctimas, que denuncian 114.000 desapariciones forzadas durante ese periodo, acudieron a Argentina por las dificultades para llevar el caso ante la justicia española, escudada en una ley de Amnistía de 1977 que, en un esfuerzo por allanar el camino hacia la democracia, cubrió "todos los actos de intencionalidad política" anteriores a ese año.
Un grupo de víctimas viajó esta semana a Buenos Aires para testificar ante la juez Servini.
El jueves, a pocos metros de la Audiencia Nacional, otras exigían que se haga justicia.
"¡Verdad, justicia, reparación! ¡Ni olvido ni perdón!", gritaban varias decenas de personas tras una gran pancarta con las fotografías en blanco y negro de algunos de los desparecidos.
"Habría que juzgar a todos los criminales que aún viven", afirmaba Cipriano Herraez, de 86 años, sosteniendo una pancarta que decía: "Torturadores, Extradición".
Su padre, alcalde de un pequeño pueblo de 130 habitantes en el centro de España, fue fusilado en 1936, cuando él tenía 9 años, explica.
"No sabemos donde está enterrado", explica, pidiendo que "se ponga en los libros de texto de las nuevas generaciones lo que paso aquí". "Era nada más que matar, matar, eliminar a todos los que no pensaban como ellos", asegura.
Mari Nieves Moral, de 60 años, vivió la cárcel franquista en sus propias carnes.
"Me detuvieron por asociación y propaganda", explica, precisando que pasó un año en prisión y salió gracias a la ley de Amnistía. A Billy el Niño "yo no le conocí" pero "malos tratos sí que recibí, era común", afirma.
"Cuando te detenían en esa época, ya solo entrar en la dirección general de seguridad era un terror. Siempre torturar, pegar", agrega, pidiendo que González Pacheco y Muñecas Aguilar sean juzgados, en España o en Argentina.
Mientras estudia la petición de extradición, el juez Pablo Ruz los dejó a ambos en "libertad con comparecencias semanales", aunque les retiró el pasaporte y les prohibió salir del país.
Considerado uno de los miembros más temidos de la policía política de Franco y "parte de la leyenda negra de la historia de España", González Pacheco vive una apacible vida de jubilado anónimo en un barrio de clase media de Madrid, según el diario conservador español El Mundo, que recientemente publicó una fotografía del excomisario vestido con camiseta y pantalón deportivo corriendo en una maratón.
El grupo de trabajo de Naciones Unidas sobre desapariciones forzadas instó a España a investigar los crímenes del franquismo y la guerra civil y a derogar la ley de amnistía, afirmando que ésta "no puede servir como una barrera a la investigación de graves violaciones a los derechos humanos".