FIL de México: remanso de lectura para los niños y negocio para editoriales

AFP (Agencia France-Presse)

Guadalajara, México. - "¡Mamá!, ¿Tú sabías que los cronopios existen? Hay que comprar el libro de ese señor", un tal Julio Cortázar, lanza la pequeña Samantha -de seis años- en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde las editoriales persiguen el pujante mercado de la literatura infantil.

Esta feria internacional (FIL), que anualmente se celebra en el oeste de México y es la más importante de habla hispana, propone en su menú infantil narraciones de cuentos, talleres literarios para jugar a los grandes escritores y periodistas, teatro de títeres y hasta conciertos con el cantante Luis Pescetti, de Argentina, el país invitado de honor.

En un ruidoso frenesí, cientos de niños hacen fila para acceder a las actividades mientras otros, tumbados en el piso y absortos, hojean "Peter Pan" de J. M. Barrie o "Pulgarcita" de Hans Christian Andersen, que se exhiben en libreros a la escala de su estatura.

En un rincón, entre muros multicolores y sobre sillas miniatura, un grupo de niños fabrica su propio "cronopio", el personaje imaginario que habita numerosos cuentos del argentino Cortázar, cuyo primer centenario se celebra este año.

"Antes yo no sabía que los cronopios existían. Ahora sé que su comida favorita son los sándwiches de queso, que les gusta el color verde y que existían siempre", dice entusiasmada la pequeña Samantha, vestida de princesa, mientras coloca a su criatura un par de botones color rojo a manera de ojos.

Mientras cosen sus personajes rellenos de algodón "constantemente les hablo de 'Historias de cronopios y de famas', y muchos quieren llevarse el libro", comenta Alicia González, una psicóloga que dirige la sesión, mientras se las arregla para ayudar simultáneamente a la veintena de "cronopitos".

A pocos metros, en un taller que explora "A un hombre de gran nariz" del clásico Francisco de Quevedo, se oye un exclamo infantil: "¡Yo ya les entiendo a los poemas!".

Mientras escuchan los versos con los ojos cerrados, los pequeños, de tres a seis años, sienten texturas y olores variados, imaginándose que recorren largas distancias.

"La idea es que proyecten lo grande que es la nariz de este personaje", comenta la encargada Bety Lambaren, quien explica a los atentos chicos qué es una metáfora. 

 

- Un jugoso mercado –

 

A este festín se unen grandes editoriales como Océano, Planeta o Santillana que, conscientes del creciente mercado de la literatura infantil, instalaron almacenes especialmente pensados para los niños, con vistosas vitrinas que exhiben novedades y éxitos como la saga de Harry Potter.

"Sin duda la literatura infantil ha crecido muchísimo en los últimos cinco años y esto se ve reflejado en las ventas. Se trata de una facturación muy importante para la empresa", dijo a la AFP Cecilia Barragán, editora de este género literario para Penguin Random House.

Según cifras de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, las ventas de libros infantiles ascendieron a casi 26 millones de dólares en 2008, contra más de 28 millones en 2012, un incremento que no es dramático pero se dio en pleno periodo de crisis económica.

"En México me sorprende que a pesar de tener pocas librerías se produce una enorme cantidad de novedades infantiles y de una calidad bastante elevada", comentó Karen Coeman, directora de promoción de literatura juvenil e infantil del gubernamental Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

Se calcula que la 28 edición de la FIL, que se extenderá hasta el 7 de diciembre, genere unos 40 millones de dólares en volumen de negocios.

A la salida de la FIL, la pequeña Samantha arrastra una bolsa casi tan grande como ella. Le han comprado "Charlie y la fábrica de chocolate" (de Roald Dahl), "La veterinaria mágica" (de Claire Taylor-Smith) y también "el libro del señor, aunque no tiene dibujos", dice orgullosa la niña, refiriéndose a "Historias de cronopios y de famas", mientras va de la mano de su madre.



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