Gran Bretaña reabre las viejas heridas de la I Guerra Mundial

LONDRES. - Cien años después del estallido de la I Guerra Mundial, Gran Bretaña se ve envuelta otra vez en una vieja polémica sobre la interpretación de aquel conflicto, esta vez en torno a la serie televisiva "Blackadder".

La polémica la empezó el ministro de Educación, el conservador Michael Gove, que acusó a la izquierda de haber absuelto a Alemania de toda culpa y de haberse centrado más bien en caricaturizar la participación del ejército británico como "una serie de errores catastróficos perpetrados por una élite desfasada".

En un artículo en el tabloide de derecha Daily Mail, Gove dijo que series como "Blackadder" han contribuido a esa visión.

"Blackadder" (literalmente "La víbora negra"), era una serie que repasaba la historia británica a través de las peripecias de Edmund Blackadder (Rowan Atkinson, Mr.Bean) y Baldrick (Tony Robinson), y sus descendientes.

En su cuarta y última temporada, emitida en 1989 y que se usa incluso en las clases de historia en las escuelas, Blackadder es un oficial en las trincheras de Flandes, en 1917, y Baldrick un soldado raso.

La serie se burlaba del mando militar británico, a través de un general presuntuoso e incompetente interpretado por Stephen Fry, que además tenía pocos miramientos a la hora de sacrificar soldados.

Acaba con la muerte (sugerida, no explícita) de Blackadder, Baldrick y sus compañeros de unidad en uno de esos asaltos suicidas a las trincheras enemigas.

Como otros muchos países que participaron en el conflicto, Gran Bretaña conmemorará en 2014 los 100 años de la guerra en que murieron millones de personas.

En Gran Bretaña, las dos guerras mundiales se perciben apliamente como hitos del coraje nacional y de un pasado glorioso.

Un siglo después, el país afronta una crisis de identidad y esos sentimientos cobran una dimensión diferente. Se avecina un referéndum de independencia en Escocia -en setiembre- y el país podría votar sobre la salida de la Unión Europea en 2017, mientras se ahondan las medidas de austeridad pública.

Uno de los primeros en responder a Glove fue el actor Tony Robinson, Baldrick en "Blackadder".

"Creo que Gove ha cometido un error muy estúpido", dijo a Sky News este actor, reconocido laborista.

"Acusar a los profesores que muestran algo como Blackadder de ser de izquierdas, o tildarlo de propaganda izquierdista, ayuda muy, muy poco".

El portavoz de la oposición laborista para temas de educación, Tristram Hunt, acusó a Gove y al gobierno de maniobra "burda" para "reescribir la historia y sembrar divisiones políticas".

Los comentarios de Gove sobre Alemania tampoco atrajeron mucha simpatía.

El ministro escribió que la guerra "fue simplemente justa" y que el "implacable darwinismo social de las élites alemanas, su visión despiadada de la ocupación, sus objetivos bélicos agresivamente expansionistas y su burla del orden internacional hicieron que la resistencia estuviera más que justificada".

Como ministro de Educación, Gove impulsó la reforma del programa de la asignatura de historia, que durante mucho tiempo se basó en un relato crítico del conflicto de 1914-1918, como el de los "poetas de guerra" Wilfred Owen y Siegfried Sassoon.

Sus comentarios crearon nuevos roces en la coalición de gobierno entre los conservadores, cada vez más euroescépticos, y los liberales, pro-europeos.

El viceprimer ministro y líder de los liberales, Nick Clegg, que es medio holandés y está casado con una española, dijo que las conmemoraciones deberían ser solemnes y no usarse "para señalar" a nadie.

En cambio, desde la oficina de prensa del primer ministro David Cameron apoyaron a Gove y dijeron que hay que conmemorar la guerra "sin tener miedo de decir que Gran Bretaña hizo bien en responder a la agresión".

Aunque la controversia política es nueva, es el reflejo de un largo debate entre los historiadores sobre las causas y la conducción de la guerra.

El historiador Richard Evans, a quien Gove señalaba en su artículo, dijo que el ministro "jugó de cara a la galería" en vez de detenerse a examinar las evidencias.

En cambio, su colega Max Hastings, cuyo libro "Catástrofe", de reciente aparición, aborda el conflicto, manifestó que Gove tenía "mucha razón" y acusó a la izquierda de "querer convertir la Primera Guerra Mundial en un debate ideológico, como suele hacer casi siempre con la historia".



Nuevo comentario: