"Esta es la prueba del 'territorio ocupado', de que Mérida es una zona que ha estado habitada durante un largo período, de los mayores en el mundo, y eso basta para que sea declarada patrimonio de la humanidad", dijo entusiasmada María Elena Torres, subdirectora de Patrimonio Cultural de la alcaldía.
A su lado, un equipo de expertos de la alcaldía y del Instituto de Antropología e Historia de México trabaja para recuperar la osamenta, cubierta por una pequeña capa de tierra, pero sorprendentemente bien conservada.
El hallazgo tuvo lugar cuando trabajadores excavaban un pozo en el Parque Hidalgo para colocar un transformador eléctrico. Además de los huesos se descubrió una vasija con restos, aparentemente humanos, calcinados.
Mérida es la capital del estado de Yucatán, ubicada en la península del mismo nombre, epicentro de la civilización maya que desde el siglo X antes de Cristo se extendió desde el sureste de México hasta Guatemala, Honduras, Belice y El Salvador. Casi tres millones de personas hablan actualmente lenguas mayas en esos países.
La civilización maya se destacó por sus avances en astrología, matemáticas y la creación de un calendario propio, que señala que a fines de 2012 el mundo entrará en una nueva era.
La ciudad, de casi un millón de habitantes en su zona metropolitana, fue fundada en 1542 por los españoles sobre un asentamiento maya denominado Joo ("cinco"), caracterizado por distintas construcciones llamadas "cerros" o pirámides, que fueron desmontadas, piedra por piedra, para construir casas y un convento franciscano, que ya desapareció también.
"Se sabía de asentamientos por cronistas, pero este hallazgo confirma que el centro de Mérida, lo que era 'Joo', estaba poblado. Los vestigios que habíamos encontrado, vasijas, pedazos de cerámica, barro, eran de periodos tempranos, cuando los españoles ya estaban aquí", dijo el arqueólogo Angel Góngora, delegado del Instituto de Antropología en Yucatán.
El arqueólogo explicó que la osamenta "probablemente es de un habitante masculino, quizá de los periódos Preclásico y Tardío (600 A.C. - 250 D.C.)". El esqueleto fue localizado a poco más de dos metros de profundidad.
"Es un entierro simple, de un habitante común, no hay nada que indique que se trate de un dignatario. Lo encontramos en posición de cuclillas y con las manos en la cabeza, pero estimamos que pudo haberse movido por construcciones en la zona", añadió el arqueólogo, responsable de este proyecto.
A la llegada de los españoles, la cultura maya, que erigió sitios arqueológicos como Chichen Itza con su monumental pirámide de Kukulkán -a 120 km de Mérida-, ya estaba en decadencia y de ahí que el asentamiento Joo tuviera pocos habitantes en los últimos tiempos de los mayas.
En los alrededores de la ciudad hay al menos siete sitios arqueológicos de importancia.
La remodelación del centro de Mérida es acompañada por equipos de arqueólogos, que supervisan toda excavación a la espera de encontrar vestigios prehispánicos y de la época colonial.
La osamenta, guardada por partes en trozos de papel aluminio, será ahora estudiada por antropólogos forenses para determinar su antigüedad exacta, su sexo, que en un primer análisis sería másculino, y si hay alguna conexión con los restos humanos incinerados y localizados en otra vasija.
"Tenemos el proyecto de pedir a la UNESCO que Mérida sea declarada Patrimonio cultural de la humanidad. Apenas estamos empezando, pero este hallazgo puede ser importante para conseguirlo", confía con gran optimismo Torres, la subdirectora de Patrimonio Cultural de la alcaldía.