Hassaké, una ciudad importante para los kurdos y el régimen sirio

AFP (Agencia France-Presse)

Beirut, Líbano. - Las fuerzas kurdas en Siria han expulsado a las tropas del régimen de casi toda Hassaké, una ciudad del nordeste del país, después de una semana de combates encarnizados. La pregunta ahora es: ¿Qué efecto tendrá en esta región estratégica cercana a Turquía y a Irak, y en la guerra en Siria en general?

¿Quién ganó?

Gracias a estos combates, las fuerzas kurdas, aguerridas y bien posicionadas en el terreno, se apoderaron de casi el 90% de la ciudad, poblada en un 55% de árabes y un 45% de kurdos, según el geógrafo experto en Siria Fabrice Balanche.
El alto el fuego concluido el martes, y propiciado por los rusos, es, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), "una victoria de los kurdos porque técnicamente ahora controlan casi toda la provincia de Hassaké, donde el régimen tiene una presencia simbólica".
Hay dos fuerzas kurdas en ella: las Unidades de Protección del Pueblo kurdo (YPG) -"el ejército kurdo" compuesto por milicianos que luchan contra los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI)- y las "Asayesh", la "policía kurda" encargada de la seguridad.
Ambas combatieron contra la milicia prorrégimen de las Fuerzas de Defensa Nacional (FDN), integrada por árabes de la región, y contra soldados (pocos porque el ejército centra sus esfuerzos en otros frentes).
Las fuerzas prorrégimen sólo están presentes en el centro de la ciudad, donde hay edificios oficiales.
 

¿Quién apoya a quién?

 
Los kurdos son una de las principales fuerzas en lucha contra el EI y lograron arrebatar a los yihadistas regiones clave como Kobane, Tall Abyad y Manbij. Cuentan con la ayuda de la coalición internacional bajo mando estadounidense.
Estados Unidos los cubre por aire y con militares desplegados en tierra como asesores. Washington amenazó con intervenir si la aviación siria no detenía sus bombardeos contra la región de Hassaké, donde están desplegados los militares de la coalición.
Rusia apoya el régimen pero también mantiene buenas relaciones con los kurdos. Moscú llevó a cabo negociaciones para evitar una humillación total de las fuerzas gubernamentales en esta región.
Turquía rechaza categóricamente, por su parte, un territorio autónomo kurdo en su frontera y considera que las YPG mantienen vínculos estrechos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), una organización que considera "terrorista".
 

¿Hasta qué punto es importante Hassaké?

 
La provincia de Hassaké, en el extremo nordeste del país, es estratégica porque representa una especie de franja entre Irak y Turquía.
Además es vital económicamente porque es el granero de trigo de Siria, produce algodón y posee campos petroleros.
Desde el punto de vista de los kurdos, Hassaké es una posición estratégica para proteger a la región kurda autónoma frente al EI, explica Mutlu Civiroglu, experto en temas kurdos con sede en Washington. El grupo yihadista está asentado en el sur de la provincia.
"Si los milicianos kurdos se apoderan de toda Hassaké, intentarán tomar completamente Qamishli", otra ciudad de la provincia, afirmó a la AFP un político prorrégimen.
"Al final -añadió- una provincia estratégica de Siria, colindante con las regiones kurdófonas de Turquía y de Irak, escapará al poder central y esto reforzará las reivindicaciones autonómicas o independentistas de los kurdos sirios".
 

¿Cuál es la estrategia de los kurdos?

 
Al comienzo de la guerra en 2011, los kurdos (15% de la población), oprimidos durante mucho tiempo por el régimen sirio, adoptaron una posición "neutral" respecto a Damasco y a la rebelión.
Pero a mediados de 2012, las fuerzas gubernamentales se retiraron de varias zonas de la provincia de Hassaké, que cayeron así bajo control militar y administrativo de los kurdos.
Ahora controlan el 18% del territorio en el que viven unos dos millones de personas, según Balanche.
Los kurdos, que autoproclamaron en marzo una "región federal", de la que Hassaké forma parte, quieren unir las zonas que controlan.
Para lograrlo, han intentado apoderarse de sectores como Qamishli, lo que implica expulsar al régimen de ellos.
"Para los kurdos, Hassaké es una zona de la que hay que echar al régimen", según Civiroglu.


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