Helicópteros británicos y franceses entran en acción en Libia
AFP (Agencia France-Presse)
BENGASI, (AFP) - Francia y Gran Bretaña usaron por primera vez este sábado helicópteros de combate en Libia para atacar al ejército del coronel Muamar Gadafi, al tiempo que el ministro de Relaciones Exteriores británico, William Hague, visitaba Bengasi para apoyar a la rebelión.
Una semana después del anuncio de Londres de una "segunda fase" en el operativo militar dirigido por la OTAN y en un momento en el que el conflicto se enquista, más de dos meses después del inicio de la intervención internacional, estos helicópteros realizaron por primera vez durante la pasada noche ataques en tierra contra equipamientos de las fuerzas del régimen, informó la OTAN.
El sábado al amanecer, helicópteros británicos Apache atacaron una instalación radar y un puesto de control militar situados cerca de Brega (este).
Al mismo tiempo, helicópteros franceses Tigre y Gazelle destruyeron "una veintena de objetivos, entre ellos una quincena de vehículos militares", informó el ejército francés.
Más flexibles, mejor adaptados para distinguir a las tropas enemigas y sus equipos, a menudo escondidos en zonas habitadas, y más precisos que los aviones que vuelan a mayor altitud, los helicópteros serán aún utilizados "cuando y donde sea necesario", advirtió el general Charles Bouchard, comandante en jefe de la operación de la OTAN en Libia.
Con estos aparatos, no obstante, la OTAN se expone un poco más. El ejército francés reconoció que varios de los helicópteros fueron tiroteados desde el suelo con armas ligeras, aunque no sufrieron daños.
El jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, deploró que "consciente o inconscientemente" la intervención de la Alianza "se encamina hacia una operación terrestre", incluso aunque los miembros de la coalición internacional se hayan comprometido a no desplegar tropas terrestres.
En cambio, el presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT, órgano político de la oposición libia), Mustafá Abdeljalil, se felicitó por la entrada en acción de los helicópteros, saludando "toda acción que pueda precipitar el fin del régimen de Gadafi".
En el plano diplomático, la rebelión se marcó de nuevo un tanto con la visita del jefe de la cancillería británica, William Hague, a Bengasi, feudo de la rebelión, en el este del país.
"La razón principal" de esta visita "es que queremos demostrar nuestro apoyo al pueblo libio y al Consejo Nacional de Transición, el representante legítimo del pueblo libio", declaró Hague antes del viaje.
"Mientras Gadafi continúe cometiendo abusos contra su pueblo, nosotros continuaremos e intensificaremos nuestros esfuerzos por detenerle", añadió.
A su llegada a Bengasi, Hague visitó la plaza de la Revolución, lugar emblemático de la revuelta, constató un periodista de la AFP. Algunas mujeres le enseñaron fotografías de sus hijos muertos a manos de los soldados de Gadafi y otros manifestantes gritaron "Libia libre" y "Gadafi vete".
Hague tenía previsto después entrevistarse con Abdeljalil, a quien ya recibió en Londres.
En los últimos días, los rebeldes siguieron intentando obtener un mayor reconocimiento internacional.
China anunció el viernes que su embajador en Doha se había entrevistado en estos últimos días con el presidente del CNT y Moscú anunció el sábado que un enviado del presidente Dimitri Medvedev viajará el lunes a Libia para entrevistarse con "representantes de la oposición y de otras fuerzas políticas en Bengasi".
China y Rusia, ambos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, optaron en marzo pasado por no vetar la resolución que permitió el inicio de los bombardeos.
Sobre el terreno, los combates han continuado estos últimos días en las montañas bereberes en el suroeste de Trípoli, donde las fuerzas de Gadafi tratan de cortar las carreteras y retomar el control en ciudades que se han unido a la rebelión.
Desde el inicio de la rebelión, iniciada a mediados de febrero, la represión del movimiento causó entre "10.000 y 15.000 muertos" y obligó a huir a 890.000 personas, según los datos de la ONU.
El sábado al amanecer, helicópteros británicos Apache atacaron una instalación radar y un puesto de control militar situados cerca de Brega (este).
Al mismo tiempo, helicópteros franceses Tigre y Gazelle destruyeron "una veintena de objetivos, entre ellos una quincena de vehículos militares", informó el ejército francés.
Más flexibles, mejor adaptados para distinguir a las tropas enemigas y sus equipos, a menudo escondidos en zonas habitadas, y más precisos que los aviones que vuelan a mayor altitud, los helicópteros serán aún utilizados "cuando y donde sea necesario", advirtió el general Charles Bouchard, comandante en jefe de la operación de la OTAN en Libia.
Con estos aparatos, no obstante, la OTAN se expone un poco más. El ejército francés reconoció que varios de los helicópteros fueron tiroteados desde el suelo con armas ligeras, aunque no sufrieron daños.
El jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, deploró que "consciente o inconscientemente" la intervención de la Alianza "se encamina hacia una operación terrestre", incluso aunque los miembros de la coalición internacional se hayan comprometido a no desplegar tropas terrestres.
En cambio, el presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT, órgano político de la oposición libia), Mustafá Abdeljalil, se felicitó por la entrada en acción de los helicópteros, saludando "toda acción que pueda precipitar el fin del régimen de Gadafi".
En el plano diplomático, la rebelión se marcó de nuevo un tanto con la visita del jefe de la cancillería británica, William Hague, a Bengasi, feudo de la rebelión, en el este del país.
"La razón principal" de esta visita "es que queremos demostrar nuestro apoyo al pueblo libio y al Consejo Nacional de Transición, el representante legítimo del pueblo libio", declaró Hague antes del viaje.
"Mientras Gadafi continúe cometiendo abusos contra su pueblo, nosotros continuaremos e intensificaremos nuestros esfuerzos por detenerle", añadió.
A su llegada a Bengasi, Hague visitó la plaza de la Revolución, lugar emblemático de la revuelta, constató un periodista de la AFP. Algunas mujeres le enseñaron fotografías de sus hijos muertos a manos de los soldados de Gadafi y otros manifestantes gritaron "Libia libre" y "Gadafi vete".
Hague tenía previsto después entrevistarse con Abdeljalil, a quien ya recibió en Londres.
En los últimos días, los rebeldes siguieron intentando obtener un mayor reconocimiento internacional.
China anunció el viernes que su embajador en Doha se había entrevistado en estos últimos días con el presidente del CNT y Moscú anunció el sábado que un enviado del presidente Dimitri Medvedev viajará el lunes a Libia para entrevistarse con "representantes de la oposición y de otras fuerzas políticas en Bengasi".
China y Rusia, ambos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, optaron en marzo pasado por no vetar la resolución que permitió el inicio de los bombardeos.
Sobre el terreno, los combates han continuado estos últimos días en las montañas bereberes en el suroeste de Trípoli, donde las fuerzas de Gadafi tratan de cortar las carreteras y retomar el control en ciudades que se han unido a la rebelión.
Desde el inicio de la rebelión, iniciada a mediados de febrero, la represión del movimiento causó entre "10.000 y 15.000 muertos" y obligó a huir a 890.000 personas, según los datos de la ONU.