Historias de amor contra la impunidad

Público, Madrid, España

Nunca vivió el horror de los campos de exterminio nazis, ni sintió de cerca el terror de una dictadura como el régimen de Franco. Pero Erich Hackl (Steyr, Austria, 26 de mayo de 1954) considera que es su deber como escritor participar de la recuperación de la memoria.

Erich Hackl
Erich Hackl
G. FOURMONT - MADRID - Poeta, escritor, traductor, hispanista, Hackl es uno de los autores más leídos de Austria, aunque su estilo no tiene nada que ver con sus compatriotas Elfriede Jelinek, Premio Nobel de Literatura 2004, o el dramaturgo Thomas Bernhard.
Hackl quiere narrar historias humanas para entender el pasado "de manera activa", según sus palabras, porque "la contribución a la memoria histórica también debe hacerse mirando hacia el futuro, con una firme condena del fascismo".
Cuando no reside en Viena, Hackl vive en el barrio madrileño de Lavapiés. Un asunto familiar le trajo este mes a España, donde también publica ahora Esbozo de un amor a primera vista (Laertes).

Lucha contra el fascismo

Es la historia de Karl Sequens, un joven austriaco que ve en la Guerra Civil española el símbolo de la lucha contra el fascismo. Herido en enero de 1937, Sequens es ingresado en un hospital de Valencia, donde se enamora de Herminia. Suena un poco a tópico, aunque Hackl no es un escritor de ficción. Todo lo que narra ocurrió de verdad: "Nombres, apellidos, lugares, no inventé nada", asegura el autor, que está traduciendo al alemán Operación masacre, de Rodolfo Walsh.
Antes de sentarse a redactar, el escritor desempeña una labor periodística de investigación, aunque no le gusta que le comparen con un periodista: "Hay mucho periodismo en mi trabajo, porque investigo las historias, entrevisto a los personajes que siguen vivos, a sus herederos, a sus vecinos, pero el problema del periodista es que maltrata el tiempo. La literatura es posible gracias al tiempo".

Crisis de la izquierda

Lo que, sin embargo, más preocupa al escritor austriaco es "la crisis de la izquierda en una sociedad cada vez más capitalista". "No existen fuerzas organizadas anticapitalistas y resurge la extrema derecha, que tiene hasta los votos de la gente humilde", lamenta. Hackl no oculta sus opiniones políticas: en las estanterías de su casa, hay objetos como una figurilla de bronce de la hoz y del martillo y una foto de Carrillo.
"Mis obras tratan sobre el antifascismo, sobre la gente que se rebela", insiste. Pero sabe dónde está el limite de su labor. "En mis libros, la ficción es la forma con la que cuento la historia, aunque nadie puede escribir una ficción sobre los campos de exterminio si no ha vivido en uno. Es la gran diferencia entre los filmes de Spielberg y el documental Shoá, de Claude Lantzmann. Yo no viví en un campo y no puedo fingirlo", zanja.


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