Holanda, la gran experta en protegerse de la amenaza del agua
AFP (Agencia France-Presse)
Zelanda, Holanda. - Después de siglos de lucha contra los mares, Holanda presume de su saber hacer, diques y presas, que exporta a todo el mundo, de Nueva Orleans a Australia pasando por el delta del Mekong.
Sin sus 17.500 kilómetros de diques, dunas y barreras, Holanda sería una marisma gigante y no la quinta economía de la zona euro. Actualmente, más de la mitad de su población vive en tierras situadas bajo el nivel del mar o bajo riesgo de inundación.
En un momento en que el cambio climático implica una subida del nivel del mar y un número cada vez mayor de temporales devastadores, la protección de las zonas costeras se ha convertido en una necesidad. Y ahí, Holanda emerge como el peso pesado del sector.
"Lo debemos a nuestra historia", cuenta a la AFP Melanie Schultz van Haegen, ministra holandesa de Infraestructuras. "Llevamos siglos luchando contra el avance de las aguas".
Prueba de esas competencias es que las empresas holandesas de dragado suman el 40% del volumen de negocio mundial en el sector.
"El agua no es sólo un peligro, también es una oportunidad. Se pueden construir puentes entre la economía y la ecología", explica Henk Ovink, representante especial de Holanda para las cuestiones vinculadas con el agua.
Teniendo en cuenta que el 70% del PIB del país se produce en las zonas de riesgo, el hecho de armarse con tantos dispositivos no es ningún lujo. El aeropuerto de Schiphol, el quinto de Europa, se encuentra por ejemplo bajo el nivel del mar.
La relación de Holanda con el agua experimentó un giro en 1953, cuando unas inundaciones causaron 1.835 muertos y 72.000 damnificados en el suroeste del país. Traumatizados, los holandeses se pusieron a trabajar duro para mejorar sus defensas.
"El nivel de protección que Holanda se impone actualmente es entre 100 y 1.000 veces superior al que se imponen otros muchos países", observa Bart Schultz, investigador del Instituto de la Unesco para la Educación relativa al Agua, con sede precisamente en Delft, en el oeste de Holanda.
Y es que los holandeses van más allá de la simple construcción de diques. Ejemplo de ello es el Oosterscheldekering, un dispositivo contra temporales de 9 km de largo y dotado de 64 compuertas de metal, capaz de cerrar la embocadura de un estuario en caso de peligro.
Según una proyección del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el nivel de los océanos subió 19 centímetros entre 1901 y 2010. De aquí a 2100 se espera que suba entre 26 y 82 centímetros respecto a finales del siglo XX.
En ese sentido, los deltas, que suelen ser zonas económicas ricas a nivel medioambiental y en las que vive el 10% de la población mundial, según el instituto Alliance delta, se encuentran en primera línea.
Unas 2.500 empresas holandesas operan en el sector del agua, y suman un volumen de negocio anual de 17.000 millones de euros, según Lennart Silvis, director de la Asociación Holandesa del Agua. Empresas de dragado, institutos de investigación y asesorías trabajan así sobre el acceso al agua o su saneamiento.
Tras el devastador paso del huracán Katrina en 2005 por Luisiana, Holanda participó en la reconstrucción de los diques y barreras de la ciudad de Nueva Orleans.
"Después de una catástrofe suele haber interés en la cuestión, pero nosotros defendemos un trabajo preventivo (...) y abogamos por programas que protejan a largo plazo", observa la ministra Melanie Schultz van Haegen.
En el sureste asiático, donde suele haber inundaciones con muchos muertos, Holanda participa en planes urbanísticos a largo plazo, en particular en Yakarta y en el delta del Mekong.
Lennart Silvis destaca que en esos trabajos "se toma por supuesto en cuenta la protección contra el agua. Pero hay otros aspectos de la planificación urbana como la purificación y el acceso al agua potable, o las infraestructuras viales",
El saber hacer holandés en esta materia no se limita pues a proteger frente a posibles inundaciones. Empresas de este país europeo han trabajado en la restauración de zonas húmedas en Kenia y Uganda, y en la construcción de plataformas flotantes en Filipinas.
Los holandeses investigan también sobre el uso de agua del mar en la agricultura, o sobre la producción de energía gracias a la mezcla de agua salada y agua dulce.
En el programa también hay lugar para excentricidades como las islas en forma de palmeras de Dubai, obra de la empresa holandesa de dragados Van Oord.
En un momento en que el cambio climático implica una subida del nivel del mar y un número cada vez mayor de temporales devastadores, la protección de las zonas costeras se ha convertido en una necesidad. Y ahí, Holanda emerge como el peso pesado del sector.
"Lo debemos a nuestra historia", cuenta a la AFP Melanie Schultz van Haegen, ministra holandesa de Infraestructuras. "Llevamos siglos luchando contra el avance de las aguas".
Prueba de esas competencias es que las empresas holandesas de dragado suman el 40% del volumen de negocio mundial en el sector.
"El agua no es sólo un peligro, también es una oportunidad. Se pueden construir puentes entre la economía y la ecología", explica Henk Ovink, representante especial de Holanda para las cuestiones vinculadas con el agua.
Teniendo en cuenta que el 70% del PIB del país se produce en las zonas de riesgo, el hecho de armarse con tantos dispositivos no es ningún lujo. El aeropuerto de Schiphol, el quinto de Europa, se encuentra por ejemplo bajo el nivel del mar.
- Del trauma de 1953 al huracán Katrina -
La relación de Holanda con el agua experimentó un giro en 1953, cuando unas inundaciones causaron 1.835 muertos y 72.000 damnificados en el suroeste del país. Traumatizados, los holandeses se pusieron a trabajar duro para mejorar sus defensas.
"El nivel de protección que Holanda se impone actualmente es entre 100 y 1.000 veces superior al que se imponen otros muchos países", observa Bart Schultz, investigador del Instituto de la Unesco para la Educación relativa al Agua, con sede precisamente en Delft, en el oeste de Holanda.
Y es que los holandeses van más allá de la simple construcción de diques. Ejemplo de ello es el Oosterscheldekering, un dispositivo contra temporales de 9 km de largo y dotado de 64 compuertas de metal, capaz de cerrar la embocadura de un estuario en caso de peligro.
Según una proyección del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el nivel de los océanos subió 19 centímetros entre 1901 y 2010. De aquí a 2100 se espera que suba entre 26 y 82 centímetros respecto a finales del siglo XX.
En ese sentido, los deltas, que suelen ser zonas económicas ricas a nivel medioambiental y en las que vive el 10% de la población mundial, según el instituto Alliance delta, se encuentran en primera línea.
Unas 2.500 empresas holandesas operan en el sector del agua, y suman un volumen de negocio anual de 17.000 millones de euros, según Lennart Silvis, director de la Asociación Holandesa del Agua. Empresas de dragado, institutos de investigación y asesorías trabajan así sobre el acceso al agua o su saneamiento.
Tras el devastador paso del huracán Katrina en 2005 por Luisiana, Holanda participó en la reconstrucción de los diques y barreras de la ciudad de Nueva Orleans.
- Soluciones a largo plazo -
"Después de una catástrofe suele haber interés en la cuestión, pero nosotros defendemos un trabajo preventivo (...) y abogamos por programas que protejan a largo plazo", observa la ministra Melanie Schultz van Haegen.
En el sureste asiático, donde suele haber inundaciones con muchos muertos, Holanda participa en planes urbanísticos a largo plazo, en particular en Yakarta y en el delta del Mekong.
Lennart Silvis destaca que en esos trabajos "se toma por supuesto en cuenta la protección contra el agua. Pero hay otros aspectos de la planificación urbana como la purificación y el acceso al agua potable, o las infraestructuras viales",
El saber hacer holandés en esta materia no se limita pues a proteger frente a posibles inundaciones. Empresas de este país europeo han trabajado en la restauración de zonas húmedas en Kenia y Uganda, y en la construcción de plataformas flotantes en Filipinas.
Los holandeses investigan también sobre el uso de agua del mar en la agricultura, o sobre la producción de energía gracias a la mezcla de agua salada y agua dulce.
En el programa también hay lugar para excentricidades como las islas en forma de palmeras de Dubai, obra de la empresa holandesa de dragados Van Oord.