Israel Reprime a sus Críticos; Fascismo a la Vista

Al Manar, Líbano

Beirut. - Cada vez más académicos israelíes alzan la voz y perciben las señales de un fascismo que está en vías de instaurarse en Israel. En una petición común, unos 500 académicos, incluyendo entre otros a dos ex ministros de Enseñanza Superior, han protestado contra las últimas medidas adoptadas por el actual ministro de Enseñanza Superior, Gideon Sar, para castigar a los partidarios de la campaña internacional de “boicot, no inversión y sanciones” lanzada desde hace una década contra la entidad sionista con el objetivo de poner fin a la ocupación de los territorios palestinos de 1967.

Israel Reprime a sus Críticos; Fascismo a la Vista
“La campaña de boicot no es contra Israel sino contra su política, que me gustaría que respetara el derecho internacional,” dijo uno de los firmantes, Nevieh Gordon, antiguo paracaidista y autor del libro “La ocupación israelí”, a la revista británica The Observer. Él aseguró que la campaña sólo será suspendida cuando “se ponga fin a la ocupación israelí.”

Gordon ha sido objeto de amenazas de muerte desde que se unió a la campaña, porque, según afirma, ha traspasado la línea roja. “Estoy inquieto con lo que sucede en el interior de Israel, puesto que no veo más que un proceso de formación de una mentalidad que se parece a la del fascismo,” señala, criticando uno de los eslóganes más repetidos últimamente: “No hay ciudadanía sin lealtad al Estado.” Esto es “contrario a la noción republicana de que “es el Estado el que debe ser leal a los ciudadanos.”

El ministro de Enseñanza superior israelí ha propuesto un proyecto de ley que convierte dicha campaña en ilegal y castiga a todos aquellos que se unan a ella. En función de las cláusulas de la ley, toda persona o partido que publique informaciones sobre esta campaña, la aliente o la apoye deberá pagar compensaciones a las firmas israelíes que se vean afectadas por la misma. Los activistas extranjeros que tomen parte en ella no podrán visitar Israel durante un período de diez años.

Un buen número de firmantes de la petición no son partidarios de la campaña de boicot, pero han firmado porque están de acuerdo en la necesidad de defender “la libertad académica y la libertad de expresión” y porque “ellos han montado en cólera por los intentos de hacerme callar,” señaló Gordon.

Éste asegura que son muy numerosos los que la apoyan en secreto, pero temen ser objeto de un linchamiento como el que él soporta.

Explicando las razones de su participación en la campaña, Gordon es claro: “Israel nunca pondrá fin a la ocupación mientras no sepa que deberá pagar un precio.”

Él evoca el estado de terror y miedo que siente cuando atraviesa el recinto de la universidad y acusa a las autoridades israelíes de querer acallar cualquier voz disidente y opuesta a sus políticas, incluyendo “las de aquellos que las rechazan en secreto.”


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