DPA (Deutsche Press Agency-Agencia de Prensa Alemana)
Jerusalén. - Tal como se había anunciado, la Policía de Israel retiró durante la noche los arcos detectores de metales a la entrada de la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, confirmó hoy el portavoz de la Policía israelí, Micky Rosenfeld, medida que fue recibida con escepticismo por parte de los palestinos.
La decisión se tomó tras la ola de protestas de los palestinos por el aumento de las medidas de seguridad y pese a los esfuerzos de mediación internacionales.
Medios israelíes señalaron que se retiraron también las cámaras de vigilancia que Israel había colocado en los accesos al lugar, sagrado tanto para israelíes como para palestinos.
En su lugar se instalarán técnicas más avanzadas, en el marco de un plan de seguridad que costará 28 millones de dólares en los próximos seis meses, informó el Gobierno. Según medios locales, se trataría de cámaras con dispositivos de reconocimiento facial.
Los palestinos recibieron la decisión israelí con gran desconfianza y con la preocupación de que las mujeres musulmanas puedan ser sometidas a controles o escáneres corporales más estrictos. La Policía alega que no utiliza cámaras que violen la esfera privada y que tampoco pretende hacerlo, aseguró en un comunicado.
Sin embargo, los palestinos anunciaron que por el momento mantendrán su boicot a la Explanada de las Mezquitas. Como forma de protestas muchos jóvenes musulmanes rezaron en los últimos días en las calles y las entradas de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Esta mañana, un grupo de palestinos continuaba en vigilia delante de la Puerta de los Leones, uno de sus accesos.
Los palestinos insisten en un regreso total al statu quo anterior al 14 de julio, cuando tres atacantes árabes mataron a dos policías en ese lugar antes de ser abatidos. A raíz de ese hecho, Israel incrementó las medidas de seguridad.
La colocación de los detectores de metales puso a los palestinos y a parte del mundo islámico en pie de guerra y desató disturbios en los que murieron cuatro palestinos. En un atentado fueron asesinados además tres miembros de una familia de colonos judíos.
La organización Waqf, responsable de gestionar los lugares santos para los musulmanes, estudiará si las medidas de seguridad dentro y fuera del lugar se han desmontado realmente y presentará un informe al respecto, aseguró hoy. Después volverá a debatirse si los musulmanes levantan el boicot al lugar.
El presidente palestino, Mahmud Abbas, no se ha pronunciado personalmente por el momento sobre los últimos acontecimientos. Tras una sesión de su gabinete el lunes, la Autoridad Palestina se limitó a rechazar "todas las medidas adoptadas por la potencia ocupante (Israel) contra lugares sagrados cristianos y musulmanes", al tiempo que exigó la vuelta a la situación previa al 14 de julio. El viernes, Abbas había cortado toda relación con Israel.
El enviado especial de Naciones Unidas para el Proceso de Paz en Oriente Medio, Nikolay Mladenov, alertó ayer lunes de las "repercusiones catastróficas" que podría tener el último conflicto abierto entre israelíes y palestinos, y advirtió del peligro de infravalorar el problema y su potencial explosivo internacional.
"Quizá sean un par de cientos de metros cuadrados en Jerusalén, pero influyen a cientos de millones, si no miles de millones de personas en todo el mundo", dijo. "Tiene el potencial de repercuciones catastróficas (...) más allá de Oriente Medio", aseguró.
La Explanada de las Mezquitas o "Al Haram as Sharif" para los palestinos es el tercer lugar más sagrado del islam, pues alberga la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al Aqsa. En su interior pueden rezar sólo los musulmanes.
Para los judíos, que lo denominan Monte del Templo, también es un lugar sagrado, ya que en este sitio se erigieron dos templos de la Antigüedad. Del último, destruido en el año 70 por los romanos, sobrevive su muro occidental, el llamado Muro de las Lamentaciones, donde tienen permitido rezar. Israel es el responsable de controlar la seguridad en sus alrededores.
Los palestinos rechazan cualquier cambio en el statu quo de los lugares sagrados, es decir que insisten en el acceso irrestricto a la explanada sin controles ni medidas de seguridad.
El rey Abdulá II de Jordania había presionado previamente a Netanyahu para que retirara los detectores y cerrara así la crisis. El lunes se vivió una fuerte tensión ente los dos países a raíz de un ataque el domingo en la embajada israelí en Ammán.
Allí un trabajador jordano atacó a un guardia de la embajada con un destornillador y lo hirió. El israelí respondió matándolo -según la versión israelí en defensa propia- pero matando por error también a otro jordano no implicado en el ataque.
Tras un tira y afloja por la salida del país del guardia israelí -Jordania no se lo permitía por estar implicado en la muerte de dos ciudadanos del país- el guardia regresó finalmente el lunes a Israel.