Italia cierra la puerta a los migrantes
DPA (Deutsche Press Agency-Agencia de Prensa Alemana)
Roma. - Más de 600 migrantes y una decena de rescatistas se encuentran varados en un barco en el mar Mediterráneo desde el domingo. El sol aprieta y apenas hay resquicios de sombra en el "Aquarius" en medio del mar. Pero aun tardará varios días en llegar a España, después de que Italia haya cerrado por primera vez sus puertos a una embarcación con personas rescatadas.
Algunos consideran inhumana la decisión del nuevo Gobierno italiano. Otros muestran comprensión, pues el país Mediterráneo estuvo solo durante años ante la llegada de miles de migrantes. Y hay quienes aplauden que por fin Italia esté gobernada por políticos que no están dispuestos a permitir la llegada de más migrantes al país, y por consiguiente, a la Unión Europea (UE). Esos mismos políticos dificultan el trabajo de las ONG que rescatan a los naúfragos ante las costas de Libia.
El primer rechazo de un barco con refugiados es una señal para Europa por parte del ministro de Interior italiano, el xenófobo Matteo Salvini. Y el día elegido para hacerlo seguramente no fue casual. El domingo muchos italianos estaban llamados a votar en elecciones municipales y la victoria fue para la derecha, sobre todo para el partido ultraderechista de Salvini, la Liga.
El bloqueo impuesto por Salvini, que apenas lleva diez días en el cargo, contrasta con los políticos que negocian, sopesan y buscan soluciones en común. Su decisión presiona sobre todo a la UE, que desde hace años negocia sin éxito una reforma de la política migratoria y de asilo. "Las decisiones importantes necesitan tiempo pero no podemos posponer decisiones ilimitadamente", dijo hoy el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans.
"Aunque suponga una conmoción, el comportamiento de Italia es una fuerte reacción a la lentitud de otros países", escribió el diario francés "L'Alsace". Por ahora la situación está completamente estancada y no es muy posible que se vaya a encontrar una solución antes de la cumbre de la UE de final de mes, en la que se abordará la política migratoria del bloque.
Italia se siente abandonada desde hace mucho tiempo en la crisis de refugiados y exige un reparto justo entre todos los países de la UE. Aun así, en los últimos años Alemania concedió asilo o protección a más personas que los otros 27 países del bloque juntos.
Pero Gobiernos ultraconservadores como los de Hungría y Polonia se niegan rotundamente a acoger refugiados, algo a lo que están obligados según un acuerdo de la UE. También Austria se está sumando ahora a ese frente y su canciller, Sebastian Kurz, considera que la protección de las fronteras exteriores del bloque son una cuestión fundamental.
El nuevo Gobierno italiano apunta al objetivo más vulnerable: las organizaciones humanitarias, que ya eran una molestia para el Ejecutivo anterior. Muchos creen que son uno de los motivos por los que tantos migrantes se echan al mar, pues saben que los rescatarán y llevarán hasta Europa.
La situación de las ONG podría empeorar si sus barcos empiezan a ser enviados a España, ya que aumentaría el coste de combustible necesario para llegar. Y actualmente son cada vez menos los barcos humanitarios que navegan en el Mediterráneo ante las costas libias.
"Actualmente solo hay cinco barcos disponibles, frente a los más de diez que había el año pasado", apunta el portavoz de la organización alemana Sea-Watch, Ruben Neugebauer. "Si la flota civil de salvamento se reduce aun más, podríamos vernos ante una situación como la de 2015 con consecuencias mortales". Entonces se produjeron dos terribles naufragios tras el final de la misión de rescate italiana "Mare Nostrum".
La mano dura de Italia contra las ONG sirve para ocultar la falta de medios del Gobierno para abordar la crisis de refugiados. "¿Creen que levantar vallas y rechazar barcos será una solución?", se preguntó el vicepresidente de la Comisión Europea Timmernas. A Italia seguirán llegando migrantes, como el millar que está previsto que desembarque en las próximas horas en Sicilia.
Ante las imágenes de los refugiados en alta mar muchos en Italia olvidan que el problema más acuciante no es el número de llegadas, el más bajo en los últimos años. El nuevo Gobierno tiene que ocuparse de dar cobijo y procesar las solicitudes de asilo de los inmigrantes que ya están en Italia. Salvini promete una y otra vez que expulsará a "todos los ilegales". Pero no será tan fácil como rechazar un barco de rescate.
El primer rechazo de un barco con refugiados es una señal para Europa por parte del ministro de Interior italiano, el xenófobo Matteo Salvini. Y el día elegido para hacerlo seguramente no fue casual. El domingo muchos italianos estaban llamados a votar en elecciones municipales y la victoria fue para la derecha, sobre todo para el partido ultraderechista de Salvini, la Liga.
El bloqueo impuesto por Salvini, que apenas lleva diez días en el cargo, contrasta con los políticos que negocian, sopesan y buscan soluciones en común. Su decisión presiona sobre todo a la UE, que desde hace años negocia sin éxito una reforma de la política migratoria y de asilo. "Las decisiones importantes necesitan tiempo pero no podemos posponer decisiones ilimitadamente", dijo hoy el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans.
"Aunque suponga una conmoción, el comportamiento de Italia es una fuerte reacción a la lentitud de otros países", escribió el diario francés "L'Alsace". Por ahora la situación está completamente estancada y no es muy posible que se vaya a encontrar una solución antes de la cumbre de la UE de final de mes, en la que se abordará la política migratoria del bloque.
Italia se siente abandonada desde hace mucho tiempo en la crisis de refugiados y exige un reparto justo entre todos los países de la UE. Aun así, en los últimos años Alemania concedió asilo o protección a más personas que los otros 27 países del bloque juntos.
Pero Gobiernos ultraconservadores como los de Hungría y Polonia se niegan rotundamente a acoger refugiados, algo a lo que están obligados según un acuerdo de la UE. También Austria se está sumando ahora a ese frente y su canciller, Sebastian Kurz, considera que la protección de las fronteras exteriores del bloque son una cuestión fundamental.
El nuevo Gobierno italiano apunta al objetivo más vulnerable: las organizaciones humanitarias, que ya eran una molestia para el Ejecutivo anterior. Muchos creen que son uno de los motivos por los que tantos migrantes se echan al mar, pues saben que los rescatarán y llevarán hasta Europa.
La situación de las ONG podría empeorar si sus barcos empiezan a ser enviados a España, ya que aumentaría el coste de combustible necesario para llegar. Y actualmente son cada vez menos los barcos humanitarios que navegan en el Mediterráneo ante las costas libias.
"Actualmente solo hay cinco barcos disponibles, frente a los más de diez que había el año pasado", apunta el portavoz de la organización alemana Sea-Watch, Ruben Neugebauer. "Si la flota civil de salvamento se reduce aun más, podríamos vernos ante una situación como la de 2015 con consecuencias mortales". Entonces se produjeron dos terribles naufragios tras el final de la misión de rescate italiana "Mare Nostrum".
La mano dura de Italia contra las ONG sirve para ocultar la falta de medios del Gobierno para abordar la crisis de refugiados. "¿Creen que levantar vallas y rechazar barcos será una solución?", se preguntó el vicepresidente de la Comisión Europea Timmernas. A Italia seguirán llegando migrantes, como el millar que está previsto que desembarque en las próximas horas en Sicilia.
Ante las imágenes de los refugiados en alta mar muchos en Italia olvidan que el problema más acuciante no es el número de llegadas, el más bajo en los últimos años. El nuevo Gobierno tiene que ocuparse de dar cobijo y procesar las solicitudes de asilo de los inmigrantes que ya están en Italia. Salvini promete una y otra vez que expulsará a "todos los ilegales". Pero no será tan fácil como rechazar un barco de rescate.