AFP (Agencia France-Presse)
JOHANNESBURGO. - China explota las riquezas de África como antaño lo hicieron los colonizadores europeos, con consecuencias dramáticas para el medio ambiente, denunció la primatóloga británica Jane Goodall, que ve no obstante "un principio de toma de conciencia" en las últimas medidas adoptadas por Pekín.
"En África, China hace exactamente lo que hacían las potencias coloniales. Quiere las materias primas para alimentar su crecimiento económico, toma los recursos y deja a las poblaciones todavía más pobres", dijo Goodall en una entrevista con la AFP durante una conferencia en Johannesburgo.
"Pero los chinos son más numerosos y las tecnologías han progresado. Es un desastre", suspira la célebre defensora de las causas medioambientales, que cumplirá 80 años en abril y ofrece con este motivo una serie de conferencias por todo el mundo para advertir de los peligros que acechan a nuestro planeta.
China, sumamente presente en todo África para explotar las riquezas mineras, está considerada también un importante mercado -aunque no el único- para los cuernos de rinoceronte y los colmillos de elefante, dos animales en peligro de extinción debido al aumento de la caza furtiva en los últimos años.
La que se dio a conocer con sus investigaciones sobre los chimpancés en Tanzania tiene sin embargo esperanzas: "Creo que China está cambiando", asegura.
"Hace diez años, incluso bajo presión internacional, no habrían quemado una reserva de marfil. Ahora lo han hecho. Hace diez años no habrían renunciado a la sopa de aleta de tiburón en las comidas oficiales. Ahora lo han hecho. Hay tal vez un efecto publicitario detrás de todo esto pero espero que sea la señal de un cambio de mentalidad y de un inicio de comprensión", dijo.
La organización "Roots and Shoots" ("Raíces y brotes"), fundada por Goodall en 1991 para federar las iniciativas medioambientales de grupos de jóvenes del mundo entero, también está implantada en China. "Trabajamos con cientos de niños chinos, no son diferentes de los demás niños. Les gusta la naturaleza, les gustan los animales, quieren ayudar", asegura Goodall.
Esta toma de conciencia mundial es el principal motivo de optimismo para esta anciana inagotable, capaz de mantener en vilo durante más de una hora a una audiencia de un millar de personas a la que saluda con un "hu-hu-hu" directamente sacado del lenguaje de los chimpancés.
"El gran problema es que la gente entiende pero no sabe qué hacer para que las cosas cambien", dijo.
Sin embargo, precisó, "cada uno de nosotros puede marcar la diferencia, cada día podemos elegir qué queremos hacer. Podríamos creer que pequeños cambios en nuestra vida diaria no van a servir para nada, pero si hay miles, un millón o incluso varios millones de personas que hacen lo correcto, pensando en las consecuencias de su comportamiento, entonces se verá un gran cambio".
Los jóvenes que pasan por la asociación, dice, "mañana serán padres, maestros, abogados, empresarios, políticos. Empezamos en 1991, algunos tienen ya puestos dirigentes y los que estuvieron realmente implicados en Roots and Shoots conservan esa filosofía".
"Mi segundo motivo de esperanza es la asombrosa capacidad de la naturaleza de regenerarse", continúa, incansable, citando varios ejemplos de ecosistemas devastados por el hombre en los que la naturaleza vuelve a imponerse.
"Uno de los ejemplos más espectaculares es la meseta de Loes, en China", relata. Rehabilitada en 2000 con la ayuda del Banco Mundial, esta zona "estaba destinada a convertirse en el mayor ecosistema destruido del mundo. Requirió mucho dinero pero si uno va ahora es verde, hay granjas e incluso una reserva para animales salvajes".