Kadafi, 40 años en el poder

AFP, Agence France-Presse

Considerado "terrorista" durante décadas, el líder libio Muammar Kadafi, el más longevo de los dirigentes árabes y africanos, que celebra el martes el 40º aniversario de su llegada al poder, se ha convertido con los años en un socio inevitable de los occidentales.

Kadafi, 40 años en el poder
TRÍPOLI, 29 agosto 2009 (AFP) - Autoproclamado "rey de los reyes tradicionales de África", el "Guía" libio puede apuntarse ahora otro título: el de decano de los jefes de Estado africanos, tras la muerte del presidente gabonés Omar Bongo Ondimba a principios de junio.
El coronel Kadafi, nacido, según su propia leyenda, en una tienda beduina en el desierto de Siria en 1942 e hijo de pastor de la tribu de Kadafa, recibe una educación religiosa rigurosa antes de enrolarse en 1965.
Tenía 27 años cuando derrocó el 1 de septiembre de 1969, sin efusión de sangre, al viejo rey Idriss.
En 1977, proclama la "Jamahiriya", que define como un "Estado de masas" que gobierna por medio de comités populares electos, y se atribuye el título único de "Guía de la Revolución". Pero su poder se mantiene intacto.
Su estilo de vida, sus atuendos tradicionales, su manera caprichosa de ejercer el poder en este inmenso y rico país petrolero, poco poblado, resultan incongruentes e imprevisibles a los occidentales, y también a los árabes.
Con sahariana kaki, uniforme militar engalanado con dorados o con "gandura", la túnica de los beduinos, a Kadafi le gusta recibir en la tienda, en Sirta o en el patio del cuartel Bab El Azizia, en el centro de Trípoli.
Este seductor aprecia la compañía femenina y con frecuencia se presenta rodeado de mujeres con uniforme militar, sus "amazonas". Se alimenta de forma frugal, sobre todo con leche de camella.
Personaje teatral, se ha distinguido por actos y palabras que divierten a la gente, reparte afrentas entre los árabes y elabora teorías muy personales sobre la historia y los hombres.
En una cumbre árabe, en 1988, llevaba un guante blanco sólo en la mano derecha. Explicaba que quería evitar estrechar "manos manchadas de sangre". En la siguiente cumbre, se encontraba al lado del ex rey saudí Fahd. Fumaba ostensiblemente un enorme puro habano y se volvía también ostensiblemente a su vecino para exhalar el humo.
Su Libro Verde, que instituía la "Jamahiriya" o el poder de las masas, constituye de por sí la única solución para la humanidad. La democracia no se puede establecer en las urnas: "Las elecciones, una mascarada", afirma.
En los años noventa, Kadafi, debilitado a escala mundial, decepcionado por sus socios árabes, se gira hacia el continente negro y no para de abogar por la creación de los "Estados Unidos de África".
Tratado durante décadas como un estadista "terrorista", decide reconciliarse con Occidente.
En 2003, para sorpresa del mundo, anuncia el desmantelamiento de todos sus programas secretos de armamentos. Luego reconoce la responsabilidad de su país en los atentados contra un avión norteamericano en el cielo escocés de Lockerbie (270 muertos en 1988) y contra un avión francés en Níger (170 muertos en 1989) y hace entrega de indemnizaciones a las familias de las víctimas.
El ex paria se abre por fin a Occidente. Kadafi recibe a los dirigentes occidentales, mientras que le ponen con frecuencia alfombra roja, como en París en 2007 y más recientemente en una visita histórica a Roma.
Gracias a su petróleo, el año pasado consigue saldar su pasado con Italia y obtener disculpas e indemnizaciones de Roma por el periodo colonial.
Más recientemente, doblega a Suiza, que le pide disculpas un año después de la detención de su hijo Hannibal en Ginebra por violencias con domésticos. El mismo día recibe triunfalmente a Abdelbasset al Megrahi, el libio condenado por el atentado de Lockerbie liberado por Escocia, para gran enfado de Washington y Londres.
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