Hasta ahora, en Francia las obras de arte han estado exentas del impuesto sobre la riqueza, por lo que la propuesta del legislador socialista Christian Eckert para integrar las obras de arte en el impuesto de solidaridad sobre la fortuna (ISF) a partir de 50.000 euros puso en alerta al mundo del arte y la cultura.
El gobierno socialista de François Hollande reafirmó el martes que el plan presentado por el diputado socialista ante la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional no tiene su apoyo.
"La posición del gobierno es muy clara. Las obras de arte no serán incluidas en el cálculo del impuesto sobre la fortuna", declaró el primer ministro Jean-Marc Ayrault a la radio Europe 1, luego de que responsables del arte y la cultura saltaran a la palestra para denunciar el plan.
El portavoz de los diputados socialistas en la Asamblea, Thierry Mandon, declaró unas horas más tarde que el grupo socialista no votará ese plan, que será discutido esta semana en la Cámara baja del Parlamento.
Presidentes de instituciones culturales, coleccionistas, artistas, propietarios de galerías y casas de subastas, así como políticos de derecha e izquierda, expresaron su oposición al proyecto.
El plan de gravar el arte llevó a siete presidentes de los más importantes establecimientos culturales en Francia, entre ellos el Louvre, Versailles y la Biblioteca Nacional francesa, a firmar una misiva dirigida a los altos responsables de la cultura y del gobierno advirtiéndoles sobre el impacto dañino de esa medida.
Gravar el arte se traduciría, alertan los responsables en esa misiva, en menos préstamos de los coleccionistas privados a los museos, lo que amenaza la existencia de exposiciones. También, el impuesto provocaría "la partida de obras de arte al extranjero" y el "empobrecimiento del patrimonio" francés.
Los alcaldes de siete grandes ciudades francesas, entre ellas París, Lyon, Lille y Tolouse, también se movilizaron contra el proyecto, que consideran una "amenaza" contra la cultura.
Asimismo, la directora de la FIAC, Jennifer Flay, mostró su oposición, estimando que ese impuesto sobre las obras de arte pondría en riesgo "la supervivencia de muchos artistas" y tendría un "impacto negativo" en el mercado del arte.
En medio de esta polémica, la FIAC, que se celebra en el Grand Palais y en otros lugares de París, como en el jardín de las Tullerías y en el Jardín de Plantas, se muestra optimista sobre el estado del mercado del arte, acogiendo 14 galerías más que el año pasado (182, contra 168 en 2011).
Entre las recién venidas está la galería madrileña Guillermo de Osma, indica la directora de la FIAC (www.fiac.com ), que señala la presencia de dos galerías mexicanas y dos brasileñas.
Esculturas, pinturas, instalaciones, vídeos, debates: la oferta de esta gigantesca feria del arte contemporáneo es grande y variada, con obras cuyos precios oscilan entre algunos cientos de euros a decenas de millones de euros.
Otra novedad en el paisaje del mercado del arte francés es la apertura de dos grandes galerías en la periferia de París: la de Larry Gagosian, que abrió un nuevo espacio cerca del aeropuerto Le Bourget, y la de Thaddaeus Ropac en Pantin, especializada en arte contemporáneo europeo y estadounidense.
Ambas galerías han apostado por ubicarse en la periferia de la capital para poder acoger obras monumentales.
La de Gagosian - que posee ahora 12 galerías en el mundo - fue construida por el arquitecto francés Jean Nouvel, que transformó un hangar de los años 1950 en un lugar de exposición de unos 1.600 metros cuadrados, muy cerca de las pistas del aeropuerto de Le Bourget y a sólo una decena de kilómetros del aeropuerto Charles de Gaulle.
Para su primera exposición en esta nueva galería Gagosian escogió al artista alemán Ansel Kiefer, cuya obra estará presente en la FIAC.