La defensa justifica "resistencia pacífica" de acusados del 11 de septiembre

AFP (Agencia France-Presse)

BASE ESTADOUNIDENSE DE GUANTÁNAMO, Cuba. - El estratega autoproclamado de los atentados del 11 de Septiembre y sus cuatro cómplices, acusados el sábado en Guantánamo de asesinar a 2.976 personas, practicaron una "resistencia pacífica" para denunciar las torturas a las que fueron sometidos en prisión, aseguraron el domingo sus abogados.

Jalid Shij Muhammad, a la izquierda, y su abogado, David Nevin
Jalid Shij Muhammad, a la izquierda, y su abogado, David Nevin
En la sala del tribunal de la base naval estadounidense de Guantánamo, los cinco hombres se hicieron notar por su silencio, su obstinado rechazo a responder las preguntas del juez militar y sus permanentes oraciones para perturbar el desarrollo de la audiencia.
El procedimiento de acusación ante un tribunal castrense insume habitualmente entre dos y tres horas y de 30 a 45 minutos ante uno federal, pero en este caso demandó unas 13 horas.
"Los acusados participaron en una resistencia pacífica a un sistema injusto", dijo a la prensa James Connell, abogado del paquistaní Alí Abd al Aziz Alí. "Con su silencio, se negaron a reconocer la legitimidad de los tribunales militares", prosiguió.
"Estos hombres sufrieron años de tratamientos inhumanos y de tortura", dijo el defensor, y subrayó los "graves efectos a largo plazo" de esos actos, que "a fin de cuentas afectarán cada aspecto" del procedimiento judicial.
Jalid Shij Muhammad, el paquistaní de 47 años que reivindicó la paternidad de los atentados de 2001, fue sometido a 183 simulaciones de ahogamiento y 7,5 días consecutivos de privación del sueño durante sus tres años de detención en una prisión clandestina de la CIA, según un informe de inteligencia de Estados Unidos.
Sus cuatro presuntos cómplices, también detenidos en una prisión secreta, fueron igualmente sometidos a duros interrogatorios.
El yemení Wallid ben Attach se negó el sábado a utilizar el casco entregado a los acusados para escuchar la traducción simultánea al árabe de los debates, pues le recordaba, según dijo el abogado Connell, "el maltrato que le fue infligido por el gobierno estadounidense".
Sorprendiendo al público presente, Ben Attach se quitó la túnica que llevaba para dejar al descubierto marcas de cicatrices en su cuerpo.
Su abogada, Cheryl Borman, que denunció haber recibido amenazas de muerte, dijo que Ben Attach presentaba "enormes cicatrices en los brazos" y afirmó tener "muy buenas razones para pensar que le fueron causadas" en Guantánamo.
"Lo primero que debe ser examinado en este proceso es la tortura", declaró a la prensa David Nevin, abogado de Mohamed.
Sin embargo el fiscal Mark Martins, un general, dijo que "ninguna declaración obtenida bajo coerción" será utilizada durante el juicio.
El equipo de abogados estima que el caso de los cinco acusados fue llevado ante un tribunal militar de excepción para ocultar el tema de la tortura.
"El gobierno estadounidense, mi país, ha torturado a este hombre", dijo Nevin, y "ahora el gobierno pretende matar a Mohamed pues quiere exterminar a los últimos testigos que fueron torturados para que nunca más hablen".
Los abogados denuncian igualmente que no pueden conversar con libertad con sus clientes, según dijo Walter Ruiz, defensor del saudita Mustafá al Husaui.
Aun si uno de los acusados, el yemení Ramzi ben al Chaiba, mostró un pulgar en signo de victoria a los familiares de las víctimas de los atentados, "tiene derecho a un proceso justo", dijo otro abogado, James Harrington.
Este tribunal "es un medio legal para someter a un proceso justo y riguroso a quienes son acusados de violar la ley de la guerra", se defendió por su lado el fiscal Martins, destacando la necesidad de un "equilibrio entre procedimiento justo, libertad de la prensa y seguridad nacional".


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