La historia natural de Nueva Francia es publicada 335 años después

AFP (Agencia France-Presse)

OTTAWA. - Un libro ilustrado que describe los paisajes salvajes de Canadá, los curanderos enmascarados y como un misionero domesticaba osos durante el inicio de la colonización europea saldrá a la venta el sábado, tres siglos después de haber sido escrito.

Una página del Codex Canadensis
Una página del Codex Canadensis
El manuscrito titulado "The Natural History of the New World" (Historia Natural del Nuevo Mundo), que incluye un códice, fue elaborado en torno a 1675 por un increíblemente imaginativo sacerdote jesuita llamado Louis Nicolas.
Los tomos languidecieron por separado - uno en la Biblioteca Nacional de París, y el otro en el Museo de Gilcrease en Tulsa, en el estado de Oklahoma, sur de Estados Unidos.
Eventualmente, un historiador del arte de Quebec determinó tras 30 años de estudio que ambos volúmenes son obra del mismo autor y luego de identificarlo, compiló ambas partes en un volumen de 550 páginas.
El libro será publicado por primera vez por la editorial universitaria McGill Queen bajo el título "The Codex Canadensis and The Writings of Louis Nicolas" (El códice canadiense y los escritos de Louis Nicolas).
"Esta es realmente la primera obra de historia natural de Canadá, y fue escrito mucho antes del viaje de Darwin por el Beagle o de la expedición de Lewis y Clark", explicó Francois-Marc Gagnon, historiador del arte en la Universidad de la Concordia en Montreal.
Gagnon dijo a la AFP que el autor se había enfrentado con el Vaticano para lograr que sus escritos fueran publicados. Al verse frustrado por el Vaticano, terminó por renunciar a la Iglesia y desapareció.
Nicolas nació en Francia en 1634 y pasó 15 años como misionero en Canadá y en algunas zonas de Estados Unidos (territorio que entonces era denominado Nueva Francia), pero fue criticado por sus pares tras convertir a un número relativamente bajo de aborígenes a la fe católica.
En cambio, pasó la mayor parte de su tiempo recorriendo el territorio y documentando las plantas y animales, retratando la América del Norte del siglo XVI de una forma artística, científica y antropológica.
"No era un jesuita tradicional", comentó Gagnon. "Era un hombre extremadamente curioso y muy interesado en la naturaleza, realizó muchos viajes".
Los escritos de Nicolas describen como domesticó osos negros en el monasterio de Quebec, lo que molestó a los otros clérigos ya que los animales asustaban a los visitantes.
Dibujó ratones y alces, coles y altos árboles originarios, jefes tribales y de "curanderos enmascarados, de una forma que nunca habían sido representados en la época".
También corrigió varias nociones incorrectas extendidas entonces, por ejemplo, la creencia de que los castores trabajan en equipo para construir las presas y que utilizaban un lenguaje para coordinar sus tareas (en realidad trabajan solos o en pares).
En términos de historia del arte, las particulares obras de Nicolas destacan en un periodo donde el único objeto de representación era la religión.
"No hay paisajes que daten de ese periodo, por ejemplo. Pero de pronto surgió este hombre que tenía ojo para los descubrimientos científicos y sentido del humor", afirmó Gagnon.
"Gran parte de esto es extraordinario y divertido, desde un punto de vista literario", agregó.
Lo que es realmente destacable es la gran cantidad de información que él recopiló sobre el medio, mucho más que sus contemporáneos. Recopiló más de 300 plantas, por ejemplo.
"Desafortunadamente los jesuitas pensaban que algunas de sus afirmaciones eran inapropiadas -- no lo suficientemente religiosas", afirmó Gagnon.
El académico reunió docenas de traductores, lingüistas, botánicos, biólogos, entomólogos, historiadores y otros expertos para desentrañar el trabajo de toda una vida del "misterioso autor", quien era conocido solamente por las iniciales de sus manuscritos.
Tras encontrar los mismos animales y plantas descritas por el manuscrito en los códices, los investigadores determinaron que la misma persona estaba detrás de ambas obras.
Descrifrar los escritos y juntarlos con las ilustraciones correspondientes fue en ocasiones un dolor de cabeza, ya que Nicolas utilizó nombres aborígenes para las especies de América del Norte, además de escribir en francés antíguo, dijeron los investigadores.
Nicolas aparentemente quería dedicar seis capítulos adicionales a los indígenas, pero "o no lo hizo o éstos se perdieron porque no los tenemos", se lamentó Gagnon.
Muchos de estos indígenas, sin embargo, aparecen en los bocetos.
 


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