Director, coreógrafo y diseñador, Restrepo sintetiza con esta obra diez años de investigación artística de su compañía Loco7, que cumple a su vez sus bodas de plata desde su creación a mediados de los años 1980 en el vanguardista espacio teatral La MaMa, situado en el East Village del sur de Manhattan.
Oriundo de Bogotá, Restrepo se especializó desde joven en danza y mimo y desde 1985 ha desarrollado un estilo de muñecos que incorpora el diseño y la danza y que es la marca registrada de Loco7.
Para este artista, los muñecos son una extensión del cuerpo del bailarín, una impresión que el espectador constata de manera permanente en "Urban Odyssey", donde muchas veces se está en presencia de imágenes de "dobles" figuras, una inanimada y la otra humana, que parecen pegadas.
En su nueva obra, estrenada el jueves, Restrepo crea a través del movimiento y el teatro visual un "viaje épico" que reconoce lo "inevitable" del ingreso a una nueva cultura a partir de su propia experiencia como inmigrante, según la compañía.
La danza y la expresión corporal reflejan de manera constante esa lucha y tensión del inmigrante ante cada nuevo paso de que da tras la decisión de "dejar su tierra natal, buscar un nuevo país, crear un nuevo hogar y sentar raíces".
La presencia de marionetas, algunas de ellas gigantes, agrega un elemento de fantasía y muchas veces opresión al espectáculo, dividido en tres partes y en el que participan el propio Restrepo y un grupo de siete bailarines y dos marionetistas, con música en directo.
Restrepo y Denise Greber, coautora de "Urban Odyssey", condensan, revisitan y amplían en esta ocasión los enfoques fragmentados sobre el proceso migratorio descritos en tres obras anteriores, según explicó Restrepo a la AFP.
La primera de ellas es "Nueve ventanas" (2002), que trata el "proceso psicológico y mental" de "dejar la tierra de uno, la familia, la memoria y la búsqueda de encontrarse con una nueva persona en otro espacio", indicó.
La segunda obra, "Puertas abiertas" (2006), "cubre el proceso de paranoia que sufre el inmigrante cuando está tratando de llegar a un sitio, la falta del idioma, la sensación de que siempre te están chequeando, mirando".
Por último, "Refugio contra el pánico" (2008) se refiere a "la alegría, temor, alienación y lucha que revelan el encanto, las desilusiones y ritos del paso para alcanzar el Sueño Americano".
La "visión política del inmigrante" y "la paranoia que se creó después de 2001" son elementos importantes para Restrepo, ya que reflejan los cambios que ha observado desde su primera estadía en Nueva York en los años 1980 a la segunda que inició a fines de la década de 1990.
"En los '80, Nueva York era más liberal, más abierta. Ahora es más conservadora. Y este es un país más paranoico desde los atentados de 2001", sostuvo.
Sin embargo, y más allá de los contratiempos, la aventura de emigrar es para él tentadora y enriquecedora.
"Uno se enamora de ser inmigrante. El proceso de un inmigrante es fuerte pero tiene una cantidad de cosas que lo enriquecen a uno. Para mí, por ejemplo, Nueva York es una necesidad", concluyó.