La larga espera de los palestinos que trabajan en Israel

AFP, Agence France-Presse

Cada mañana, el mismo ritual se repite: centenares de trabajadores palestinos se agolpan en el "checkpoint" israelí de Makkabim en Cisjordania, para poder cruzar a Israel, del otro lado del muro de separación.

La larga espera de los palestinos que trabajan en Israel
RETÉN DE MAKKABIM, 9 julio 2009 (AFP) -
"Llegué a las 03H00, y tengo esperanzas de pasar a las 06H00", cuenta Abú Ibrahim. "Todas las mañanas, llegamos muy temprano y esperamos horas a que los soldados israelíes abran el retén", añade este palestino de 60 años.
Centenares de palestinos se amontonan así por la noche, bajo cualquier clima, entre las paredes de hormigón y el cercado del puesto de control.
El retén de Makkabim es el pasaje obligatorio para los trabajadores de la región de Ramalá desde la construcción a partir de 2002 de la "valla antiterrorista" por Israel para impedir las infiltraciones desde Cisjordania.
Esta barrera de seguridad, llamada "el muro del apartheid" por los palestinos, y que tendrá 700 km de largo cuando esté terminada, fue considerada ilegal hace cinco años por la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el principal órgano judicial de la ONU, que exige que sea desmantelada.
Según la ONU, "forma parte de un régimen general de cierre (...) que afecta los movimientos de los palestinos, restringe su espacio y agrava la fragmentación de Cisjordania".
A la espera de la apertura del retén, algunos trabajadores rezan la oración de la mañana en el piso mismo, otros duermen en cartones o fuman cigarrillos. Las mujeres lamentan no estar separadas de los hombres.
La mayoría trabaja en la industria de la construcción, otros en la agricultura, y otros en los mercados. Una vez llegados a Israel, todavía tienen que pagar el viaje, que sale una decena de shéqueles, hasta su lugar de trabajo, en las camionetas de sus empleadores.
El Shin Beth, el servicio de seguridad interior, es el que otorga los permisos de trabajo. Estos permisos, válidos por lo general entre las 05H00 y las 19H00, sólo se entregan a los mayores de 30 años, casados y con hijos y a los que son recomendados por su empleador en Israel.
Sobre el muro, una pancarta en hebreo y en árabe desea la bienvenida, otro recuerda que los palestinos tienen que regresar por el mismo camino so pena de perder su permiso.
Además de los controles, los palestinos muchas veces tienen que soportar los malos tratos por parte de los soldados. "Nos insultan o nos gritan", se queja Hamud, de 46 años.
"Era mucho más fácil antes, el muro lo modificó todo, lo empeoró", asegura Abú Ibrahim, albañil en Israel desde 1967, y que gana entre 3.000 y 4.000 shéqueles por mes (entre 760 y 1.000 dólares).
"Trabajo en Shoham, a pocos kilómetros de aquí. Antes del muro, salía de mi casa a las 06H30 para llegar al trabajo a las 07H00. Ahora, tengo que levantarme a las 02H00", cuenta.
A los 19 años, Munadhel no puede obtener un permiso de trabajo. Escondido en la penumbra, espera poder pasar de todos modos, para ganar entre 1.500 y 2.000 shéqueles (entre 380 y 500 dólares) por mes en Israel.
"Lo intenté esta mañana, pero me detuvieron y me expulsaron. Espero el cambio de guardia para intentarlo nuevamente. En total, me detuvieron como 15 veces", relata. "Nos detienen unas horas y nos expulsan", agrega.
Ese día, Munadhel tuvo suerte: aprovechó un momento de confusión provocado por un incidente entre los soldados y los trabajadores palestinos, y pudo pasar sin ser visto.
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