La vida de novela de los espías de Israel en el Líbano
AFP, Agence France-Presse
La vida de los veinte presuntos agentes de Israel detenidos en Líbano en los últimos meses es digna de una novela de espías en la que no faltaban mujeres hermosas, viajes al extranjero, artilugios tecnológicos sofisticados y arriesgados paseos entre minas en la frontera.
Según altos responsables libaneses, las investigaciones se aceleraron en abril cuando los servicios de seguridad detectaron una tentativa de infiltración en el poderoso dispositivo de la organización chiita Hezbola.
Ello les hizo temer que Israel estuviera preparando un ataque inminente contra Hezbola y alertaron a la organización antes de desmantelar las diferentes células de espionaje.
"Los sospechosos detenidos integraban redes diferentes, cada una de tres personas como máximo, y no estaban conectados entre ellos", dijo a la AFP el general Achraf Rifi, jefe de las Fuerzas de Seguridad Interiores (FSI).
"Fue el descubrimiento de un secreto tecnológico el que nos permitió reconstruir el rompecabezas", precisó, sin dar detalles de la naturaleza de ese hallazgo.
Los presuntos agentes, cuya misión era reunir información sobre las posiciones de Hezbola, sobre grupos palestinos y militares libaneses, se comunicaban con sus superiores israelíes vía satélite o mediante mensajes informáticos codificados.
Usaban artilugios sofisticados, algunos escondidos en heladeras o en cargadores de baterías de coches.
Muchos de ellos viajaban a París, Turquía o Hungría para comunicar sus informaciones. Todos viajaron al menos una vez a Israel con pasaportes falsos para ser formados, según el general Rifi.
"Uno de los detenidos nos dijo que los israelíes le citaban en la frontera, donde le guiaban a través de las minas en esa zona, en el camino de ida y de vuelta", detalló el oficial.
El general dijo que Israel reclutó a la mayoría de estos "agentes" en los años 80 y 90, durante los 22 años de ocupación del sur del Líbano que acabaron a finales de 2000.
Los israelíes "usaban a mujeres hermosas, dinero y otros medios" para captarlos, explicó. "Les pagaban generosamente por su primera misión, entre 5.000 y 7.000 dólares. Luego, Israel reducía drásticamente la cantidad y amenazaba con desenmascararlos si no cooperaban".
"Las familias y los amigos de la mayoría de los agentes lo ignoraban todo sobre sus actividades", afirmó el general Rifi.
Un sospechoso detenido la semana pasada, Naser Nader, proprietario de un comercio de teléfonos celulares de Beirut, fue reclutado gracias a una libanesa que lo sedujo.
En abril, un ex general de los servicios de seguridad, Adib al-Alam, admitió haber trabajado para Israel durante más de 15 años, según los servicios de seguridad.
Rifi explicó que el general se sintió vigilado y avisó a los israelíes, que le tranquilizaron.
El Líbano está técnicamente aún en guerra con Israel. Los agentes detenidos se arriesgan a una pena de cadena perpetua si son declarados culpables. Si la colaboración con Israel se tradujo en alguna muerte, podrían ser condenados a muerte.
El general Rifi dijo que cuando se desmantela una red algunos de sus integrantes huyen del Líbano atravesando la frontera sur con Israel.
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