Las abejas de Isla de Pascua, únicas en el mundo
AFP (Agencia France-Presse)
Hanga Roa, Chile. - Ana María Arredondo ha sucumbido a la fiebre de la miel en Isla de Pascua que ha surgido desde que un informe declarara recientemente a las abejas de Rapa Nui libres de los patógenos que diezman a sus congéneres en todo el mundo.
Esta artista plástica logró capturar un enjambre silvestre con el que pretende incursionar en el negocio de la apicultura. Como ella, muchos de los habitantes de esta isla chilena situada en el Pacífico sur, a unos 3.700 kilómetros del continente, han decidido convertirse en apicultores, atraídos por el potencial suculento negocio.
Una reciente investigación realizada por el Centro de Emprendimiento Apícola de la Universidad Mayor (CeapiMayor) con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), encontró que las abejas de Isla de Pascua están libres del ácaro Varroa destructor, el parásito Acarapis woodi (garrapata microscópica) y las bacterias Paenibacillus larvae y Melissococcus plutón, las principales plagas que azotan a las abejas en el mundo.
"Al estar libres de los principales patógenos, nos permite decir que el estado sanitario de las colmenas es único", dice a la AFP la directora de CeapiMayor, la veterinaria Patricia Aldea Sánchez, quien lideró la investigación encargada por la Municipalidad de la isla y por la FIA.
Ante el revuelo que ha causado esta noticia en la isla, que vive fundamentalmente del turismo, la investigadora advierte del riesgo de que la situación se descontrole y pueda acabar con la gallina de los huevos de oro.
Un kilo de miel rapa nui, que no tiene denominación de origen, se paga a más de 15 dólares en Santiago, aunque hasta ahora se consumía prácticamente toda la producción en la isla. Una colmena puede producir hasta 10 kg al mes gracias al clima favorable y a la cantidad de alimento que hace que las abejas produzcan miel todo el año.
"Me preocupan los oportunistas que ven un buen negocio", dice a la AFP Aldea, quien advierte que la fiebre por la apicultura "aumenta la carga" para abejas y colmenas.
Además de recoger con más frecuencia la miel para aumentar la producción, lo que más le preocupa a la veterinaria es que ha aumentado la "solicitud de ingresos de abejas del continente para reforzar la industria" local.
"Si se ingresan abejas de Chile o de otra parte del mundo, pueden traer consigo enfermedades" y acabar con las locales.
Las amenazas también vienen del interior, por el uso creciente de plaguicidas en la agricultura de la isla, con una población de unos 6.500 habitantes, aunque el año pasado recibió más de 95.000 turistas.
Un grupo de apicultores ha creado la cooperativa Meri Henua, que trata de articular y profesionalizar este oficio y sobre todo crear una denominación de origen para su miel, aunque esto puede tardar todavía al menos tres años.
"La producción es muy pequeña: los apicultores tienen un cajón y el que más 20 cajones", dice a la AFP la presidenta de la cooperativa, Diana Edmunds, lo que hace que nadie pueda vivir de la apicultura en la isla de los moáis.
Carlos Edmunds Paoa, padre de Diana Edmunds y uno de los primeros apicultores de la isla, recuerda que las primeras abejas llegaron a la isla hacia 1944. "En 1958, mi abuela trajo otro cajón del continente", sostiene.
El investigador argentino Edgardo Gabriel Sarlo, doctor en Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Mar del Plata, quien va a hacer análisis de la abeja rapa nui (nombre de la isla en lengua vernácula) desarrolló un "biotipo rapanui".
"Hace 50 años, la abeja era distinta. La adaptación, la plasticidad para generar esos biotipos" la hace única, asegura.
Las abejas, de las que existen miles de tipos en el mundo, son las principales polinizadoras. Su población se está reduciendo debido a los plaguicidas y a las enfermedades que las atacan.
Se estima que 75% de los principales cultivos alimentarios del mundo dependen de la zoopolinización.
En los últimos 20 años, en particular, las enfermedades que atacan a las abejas se han globalizado a medida que aumenta el tráfico, haciendo necesario medicarlas.
"Donde hay actividad apícola hay enfermedades", dice Gabriel, en un aviso de lo que puede pasar en Isla de Pascua si no se extreman las precauciones.
Una reciente investigación realizada por el Centro de Emprendimiento Apícola de la Universidad Mayor (CeapiMayor) con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), encontró que las abejas de Isla de Pascua están libres del ácaro Varroa destructor, el parásito Acarapis woodi (garrapata microscópica) y las bacterias Paenibacillus larvae y Melissococcus plutón, las principales plagas que azotan a las abejas en el mundo.
"Al estar libres de los principales patógenos, nos permite decir que el estado sanitario de las colmenas es único", dice a la AFP la directora de CeapiMayor, la veterinaria Patricia Aldea Sánchez, quien lideró la investigación encargada por la Municipalidad de la isla y por la FIA.
Ante el revuelo que ha causado esta noticia en la isla, que vive fundamentalmente del turismo, la investigadora advierte del riesgo de que la situación se descontrole y pueda acabar con la gallina de los huevos de oro.
Un kilo de miel rapa nui, que no tiene denominación de origen, se paga a más de 15 dólares en Santiago, aunque hasta ahora se consumía prácticamente toda la producción en la isla. Una colmena puede producir hasta 10 kg al mes gracias al clima favorable y a la cantidad de alimento que hace que las abejas produzcan miel todo el año.
- Oportunismo -
"Me preocupan los oportunistas que ven un buen negocio", dice a la AFP Aldea, quien advierte que la fiebre por la apicultura "aumenta la carga" para abejas y colmenas.
Además de recoger con más frecuencia la miel para aumentar la producción, lo que más le preocupa a la veterinaria es que ha aumentado la "solicitud de ingresos de abejas del continente para reforzar la industria" local.
"Si se ingresan abejas de Chile o de otra parte del mundo, pueden traer consigo enfermedades" y acabar con las locales.
Las amenazas también vienen del interior, por el uso creciente de plaguicidas en la agricultura de la isla, con una población de unos 6.500 habitantes, aunque el año pasado recibió más de 95.000 turistas.
Un grupo de apicultores ha creado la cooperativa Meri Henua, que trata de articular y profesionalizar este oficio y sobre todo crear una denominación de origen para su miel, aunque esto puede tardar todavía al menos tres años.
"La producción es muy pequeña: los apicultores tienen un cajón y el que más 20 cajones", dice a la AFP la presidenta de la cooperativa, Diana Edmunds, lo que hace que nadie pueda vivir de la apicultura en la isla de los moáis.
- Biotipo único -
Carlos Edmunds Paoa, padre de Diana Edmunds y uno de los primeros apicultores de la isla, recuerda que las primeras abejas llegaron a la isla hacia 1944. "En 1958, mi abuela trajo otro cajón del continente", sostiene.
El investigador argentino Edgardo Gabriel Sarlo, doctor en Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Mar del Plata, quien va a hacer análisis de la abeja rapa nui (nombre de la isla en lengua vernácula) desarrolló un "biotipo rapanui".
"Hace 50 años, la abeja era distinta. La adaptación, la plasticidad para generar esos biotipos" la hace única, asegura.
Las abejas, de las que existen miles de tipos en el mundo, son las principales polinizadoras. Su población se está reduciendo debido a los plaguicidas y a las enfermedades que las atacan.
Se estima que 75% de los principales cultivos alimentarios del mundo dependen de la zoopolinización.
En los últimos 20 años, en particular, las enfermedades que atacan a las abejas se han globalizado a medida que aumenta el tráfico, haciendo necesario medicarlas.
"Donde hay actividad apícola hay enfermedades", dice Gabriel, en un aviso de lo que puede pasar en Isla de Pascua si no se extreman las precauciones.