Las sanciones contra Irán alientan el contrabando de petróleo en Irak
AFP, Agence France-Presse
BASHMAJ, Shwan Mohammed, (AFP) - En la carretera que va a Bashmaj, en el norte de Irak, 150 camiones cisterna esperan para pasar de contrabando a Irán una carga de productos petroleros, una práctica cotidiana que atiza la tensión entre Bagdad y los kurdos y que preocupa a Estados Unidos.
Rodeados de verdes colinas y campos fértiles en la frontera, los camioneros, acusados de transportar ilegalmente gasolina, gasóleo o nafta, parecen despreocuparse de las sanciones unilaterales impuestas a Irán por Estados Unidos. Dichas sanciones cierran el mercado estadounidense a aquellas compañías extranjeras que vendan petróleo refinado a la República Islámica.
Sentado a la sombra de su camión para protegerse de un sol de justicia, Omar Hasan, un sunita de la ciudad septentrional iraquí de Mosul, dice llevar esperando tres días.
"Cada camión transporta 25 toneladas, que son enviadas a Bandar Abas", explica Omar Hasan, refiriéndose a un puerto del sur de Irán en el que los productos refinados serán cargados en barcos para su exportación.
El gobierno autónomo kurdo admite a regañadientes que hay un problema de contrabando, pero asegura que la mayoría de las exportaciones son legales, diciendo que estos derivados del petróleo superan la demanda local.
El envío de estos cargamentos, que Irán vende luego en el mercado internacional, tiene fuertes repercusiones en Irak y en el extranjero.
En Bagdad, el ministerio del Petróleo está furioso de que los kurdos exporten productos petroleros importados por el gobierno iraquí, principalmente de Turquía y Kuwait, para satisfacer la demanda interna.
"Si hay un excedente, el hecho de exportar es cuando menos extraño, dado que Irak tiene que importar para satisfacer las necesidades de sus ciudadanos", dijo el martes el ministro del Petróleo iraquí, Hussein Shahristani, destacando además que los ingresos de las autoridades kurdas deberían ir al gobierno central.
La polémica le pasa por encima de la cabeza a los conductores de camiones, que sólo quieren que el tráfico siga para asegurar sus ingresos.
"Transportamos este petróleo (a Irán), donde es transvasado en enormes cisternas, pero luego no sabemos a dónde va", asegura Kader Ghafur, un conductor de Kirkuk, al norte de Bagdad.
"Si se detiene el contrabando, los ingresos de cientos de familias se van a acabar", añade su colega Hiwa Rauf, precisando que las cargas van también hasta Bushehr y Bandar Imam Jomeini, otros dos puertos del sur de Irán.
Además de la tensión que suscita con el gobierno central de Bagdad, el contrabando exaspera a Washington.
Estados Unidos, que impuso a comienzos de mes sanciones unilaterales a Irán, advirtió que cerrará su mercado a toda compañía extranjera que le venda productos refinados a Teherán.
Un portavoz de la embajada estadounidense en Bagdad indicó a la AFP que el contrabando ya era preocupante antes de las nuevas sanciones, y que su país está investigando la situación en el norte de Irak.
"Como las grandes compañías petroleras han anunciado que no venderán productos refinados a Irán, han aparecido pequeños operadores, para aprovechar el vacío. Estamos preocupados y seguimos de cerca el asunto", dijo.
Sentado a la sombra de su camión para protegerse de un sol de justicia, Omar Hasan, un sunita de la ciudad septentrional iraquí de Mosul, dice llevar esperando tres días.
"Cada camión transporta 25 toneladas, que son enviadas a Bandar Abas", explica Omar Hasan, refiriéndose a un puerto del sur de Irán en el que los productos refinados serán cargados en barcos para su exportación.
El gobierno autónomo kurdo admite a regañadientes que hay un problema de contrabando, pero asegura que la mayoría de las exportaciones son legales, diciendo que estos derivados del petróleo superan la demanda local.
El envío de estos cargamentos, que Irán vende luego en el mercado internacional, tiene fuertes repercusiones en Irak y en el extranjero.
En Bagdad, el ministerio del Petróleo está furioso de que los kurdos exporten productos petroleros importados por el gobierno iraquí, principalmente de Turquía y Kuwait, para satisfacer la demanda interna.
"Si hay un excedente, el hecho de exportar es cuando menos extraño, dado que Irak tiene que importar para satisfacer las necesidades de sus ciudadanos", dijo el martes el ministro del Petróleo iraquí, Hussein Shahristani, destacando además que los ingresos de las autoridades kurdas deberían ir al gobierno central.
La polémica le pasa por encima de la cabeza a los conductores de camiones, que sólo quieren que el tráfico siga para asegurar sus ingresos.
"Transportamos este petróleo (a Irán), donde es transvasado en enormes cisternas, pero luego no sabemos a dónde va", asegura Kader Ghafur, un conductor de Kirkuk, al norte de Bagdad.
"Si se detiene el contrabando, los ingresos de cientos de familias se van a acabar", añade su colega Hiwa Rauf, precisando que las cargas van también hasta Bushehr y Bandar Imam Jomeini, otros dos puertos del sur de Irán.
Además de la tensión que suscita con el gobierno central de Bagdad, el contrabando exaspera a Washington.
Estados Unidos, que impuso a comienzos de mes sanciones unilaterales a Irán, advirtió que cerrará su mercado a toda compañía extranjera que le venda productos refinados a Teherán.
Un portavoz de la embajada estadounidense en Bagdad indicó a la AFP que el contrabando ya era preocupante antes de las nuevas sanciones, y que su país está investigando la situación en el norte de Irak.
"Como las grandes compañías petroleras han anunciado que no venderán productos refinados a Irán, han aparecido pequeños operadores, para aprovechar el vacío. Estamos preocupados y seguimos de cerca el asunto", dijo.