Libia celebra segundo aniversario de revolución en clima de tensión

AFP (Agencia France-Presse)

Bengasi. - Libia celebra este domingo el segundo aniversario de la revuelta popular que en 2011 derrocó al régimen de Muamar Gadafi, en un ambiente de preocupación por temor a eventuales actos de violencia en un país dominado por la inseguridad.

Libia celebra segundo aniversario de revolución en clima de tensión
Desde el viernes los fuegos artificiales y las canciones revolucionarias marcan las celebraciones, organizadas en todas las ciudades del país.
"La alegría que animó a los libios en las ciudades y las aldeas los días 15 y 16 de febrero permitió a los libios probar al mundo que son un pueblo civilizado, que se sublevó contra la injusticia y la tiranía y ganó su libertad", declaró el sábado el primer ministro Ali Zeidan.
El momento crucial de las conmemoraciones será un mitin el domingo en la Plaza Tahrir de Bengasi, bastión de la revolución, en presencia de Mohamed al Megaryef, presidente de la Asamblea Nacional, la principal autoridad del país, y de varios miembros del gobierno.
Por motivos de seguridad, la hora y el lugar del mitin no fueron comunicados por anticipado, lo que explica la escasa asistencia en la plaza, donde el domingo por la mañana había menos de mil personas.
Los servicios de seguridad, el ejército y los exinsurgentes fueron movilizados para garantizar la seguridad en las ciudades libias, donde se colocaron numerosos controles, y el gobierno cerró la frontera terrestre durante cuatro días. También se suspendieron varios vuelos internacionales.
Sin embargo, a pesar de las severas medidas instauradas por las autoridades, "la situación sigue siendo imprevisible", indicó a la AFP un diplomático destacado en Bengasi.
"Estamos tomando todas las precauciones. Nunca se sabe lo que puede suceder", dijo este diplomático, que solicitó el anonimato.
-- Corregir el proceso de la revolución --
En Bengasi, el espontáneo ambiente festivo no impidió que los manifestantes criticasen a las nuevas autoridades, pidiendo sobre todo que "corrijan el proceso revolucionario" y exigiendo una mayor descentralización del poder.
Según estos contestatarios, las nuevas autoridades no hicieron progresos en la búsqueda de los "objetivos de la revolución". Según ellos, el nuevo régimen tardó en activar la justicia, en dar un nuevo impulso a la economía y en progresar en la redacción de una Constitución que debería definir el futuro político del país.
El militante en favor de los derechos humanos Naser Huari lamentó que "la democracia, que exigen los libios, es todavía un objetivo lejano", y se quejó de que "no se haya hecho nada para lograr la justicia social".
Huari opinó que "las milicias armadas (controlaban) los organismos del Estado y (se habían) convertido en una parte misma del proceso de toma de decisiones", lo que a su entender representa "el mayor peligro que enfrenta el país".
Las autoridades son acusadas de haber fracasado hasta ahora en la tarea de imponer su autoridad ante las milicias armadas que imponen su ley y en formar un ejército y servicios de seguridad profesionales unificados.
Los "zuar" (revolucionarios), organizados en milicias, que combatieron a las fuerzas de Muamar Gadafi hasta la muerte del exdirigente el 20 de octubre de 2011, son considerados responsables de la inseguridad imperante y un obstáculo para el proceso de reconstrucción del Estado.


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