Lo último del cine asiático desembarca en Barcelona
La Vanguardia, Barcelona, España
Ya ha arrancado la undécima edición del Festival de Cine Asiático de Barcelona (BAFF 2009) con la proyección de la ligerita y a priori agradable Glasses (2007), de Naoko Ogigami. Un comienzo sosegado y bajo en calorías para un evento que ocupa un lugar preeminente en el calendario cinéfilo de esta ciudad superpoblada de muestras, semanas internacionales y demás mejunjes exótico-folklóricos. "¿Y de qué va esto? ¿Ponen alguna del Jackie Chan? ¿Otra cita "cool" para un público elitista y peripuesto? ¿Hay que leer subtítulos?"
Cambios, diferencias, novedades
Lo cierto es que el BAFF se ha hecho mayor (así lo atestigua su mera supervivencia, que no es poco aval en los tiempos que corren). En esta edición les ha dado por los cambios, conscientes de que la labor de base (promocionar una determinada cinematografía, reivindicarla y hacer adeptos) ya la tienen hecha.
Empezamos por el motivo de orgullo y onda satisfacción: el BAFF ya está dentro del NETPAC. Traducido: que forma parte de la red de festivales cuyas películas a concurso son susceptibles de recibir el premio a la mejor película asiática del año. En esta lista están nada más y nada menos que los "saraos" de Berlín, Cannes o Venecia… ¡felicidades!
Y en un orden de cosas más mundano, dejar constancia de que desaparece la sección País Invitado en beneficio de algo que han dado en llamar Focus Sudeste Asiático. Es una apuesta de riesgo: frente al recopilatorio regional de la antigua sección (y donde tenían cabida películas de hace quince años o más, la mayoría de ellas sobradamente conocidas por el aficionado de base), un puñado de propuestas que dejan al espectador sin referente alguno, solo ante el peligro. Ídem puede decirse de la nuevísima Emergentes, donde tendrán cabida la mayoría de apuestas a medio / largo plazo de la casa. ¿Se atreven?
Recomendaciones: imprescindibles, obviables y caídos en desgracia
Pretender hacerse con una guía infalible que le permita a uno sobrevivir y orientarse por entre el frondoso vergel de un festival con más de 60 películas es un propósito tan ridículo como contraproducente. El BAFF es un escenario que se presta a la aventura (estoy pensando en un espectador mínimamente curioso, claro está).
¿Les apetece asomarse a las películas a concurso en la Sección Oficial? De las 13 en liza, ahí van tres propuestas: un documental concienciado Agrarian Utopia (Uruphong Raksasad, 2009); la ganadora del oscar a la mejor película extranjera de este año, Departures (Yojiro Takita, 2008), cuya proyección a comienzos de semana todavía seguía en el aire, tras una maniobra cuanto menos desleal de cierta distribuidora española); o una ópera prima que presume de ritmo Breathless (Yang Ik-June, 2008).
¿Les van los silencios eternos, los planos interminables y las depresiones incipientes? La sorpresa del festival: poder ver antes que los "sobraos" de la Croisette lo último de Naomi Kawase, Nanayo (2008). Tampoco deberían de perderse cosas como Claustrophobia (Ivy Ho, 2008), Now Showing (Raya Martin, 2008) o Today and the Other Days (Choi Wee-an, 2008). Luego van y me lo cuentan.
Entre las joyas refulgentes destaca 24 City, de Jia Zhang-ke. Aunque su propuesta anterior (Useless (2007) no resultó tan fascinante como The World (2004) o Naturaleza muerta (2006), muchas y muy buenas cosas se han dicho sobre esta nueva muestra bastarda de realidad y ficción.
Entre los caídos en desgracia (imprescindibles en otro tiempo, algo plastas últimamente) incluyo los trabajos de Takeshi Kitano (Achilles and the Tortoise, 2008), Kim Ki-duk (Dream, 2008) e Hirokazu Kore-eda (Still Walking, 2008). Kitano lleva tres películas hablando de sí mismo y de su circunstancia: uno tiene la impresión de estar atrapado en el making off del making off de Fellini 8 ½ . Ki-duk es el director de Bad Guy (2001) o Hierro 3 (2004), sí, pero atraviesa una peligrosa deriva poético-repelente desde su nefasta El arco (2005). Y de Kore-eda todos nos enamoramos con su Nadie Sabe (2004), pero todavía no he superado el regusto tontorrón que me dejó su Hana (2006). Ustedes mismos. ¿Disfrutan con el mundo del hampa, las tríadas, los yakuzas y las ensaladas de tiros? Pues este año no están ni Takashi Miike ni Johnnie To, así que deberán conformarse con esa Jo, qué noche a la taiwanesa titulada Parking (Mong-Hong Chung, 2008), el Chameleon de Junji Sakamoto (2008) o Blink (Ronaldo M. Bertubin, 2008).
¿Quieren pasar un buen rato, disfrutar con algún divertimento? Love Exposure (Sion Sono, 2008) tiene pinta de gamberrada desprejuiciada, digna del Sitges más canalla. My darling of the mountains (2008) cuenta detrás de las cámaras con el oficio de Katsuhito Ishii, el mismo de la desternillante a la vez que entrañable The taste of tea (2004). Por último, no dudéis de que Osaka Hamlet (Fujiro Mitsuishi, 2008) será una ida de olla… aunque quizás no apta para todos los estómagos.
Pero hagan el favor de olvidar tanta recomendación facilona y acudan a las fuentes: se puede consultar la programación completa en la web del festival. Busquen allí sus películas, hagan novillos o invéntense una lumbalgia para eludir el curro alienante y déjense llevar por esta primavera tardía que invita a escuchar cuentos de la luna pálida.