El Siglo, Chile
Hasta hace muy poco los administradores de la política económica chilena planteaban, con prepotencia, que la economía local estaba "blindada".
Y todo indica que esto no es así, especialmente en lo referido al trabajo humano.

En la semana que termina indicadores oficiales (siempre conservadores y distorsionados) señalan que la desocupación en la Región Metropolitana llega casi al diez por ciento, concentrándose lo más grave en la construcción y la industria.
En el sur, muchos aserraderos están cerrados; en la banca los despidos son masivos, por centenares y en algunos casos por miles; en el sector minero, especialmente en el privado, los despidos superan ya los varios miles; hay otros sectores en donde esto ocurre bajo un silencio cómplice de los grandes medios de prensa, en los cuáles también se han registrado varios centenares de despidos en estas semanas.
Una situación que puede agudizar la crisis en semanas es la relación crédito bancario y las tasas que se mantienen. En términos sencillos, los capitalistas que administran las finanzas no quieren bajar sus altísimas tasas de ganancia, aún cuando a estas alturas se lo pide el mismo Ministro de Hacienda.
De seguir esto así, lo más probable es que la crisis socio-económica se agudice entre los meses de marzo-julio, y es lamentable plantearlo porque los afectados serán, como siempre, los que viven de sus salarios y de sus ingresos.
El paquete de medidas adoptado por el gobierno ya se lo "comió" la crisis.
Es urgente, como lo ha planteado el candidato presidencial comunista, Guillermo Teillier, implementar un nuevo paquete de medidas reactivador...antes de que caigamos en una situación sin control y, como la profecía autocumplida, se decrete la recesión como ya se ha hecho en muchos países del mundo.
En el acuerdo firmado por los candidatos presidenciales del sector hay un compromiso para que todos se esmeren por enfrentar esta crisis. Esta es una tarea necesaria y fundamental, y es lo que hace la diferencia entre estos candidatos presidenciales y los demás.
Esta es una cuestión de hoy, y no de mañana.
En economía, como en todas las cosas de la vida social, la prepotencia no es una buena compañía, y la autoridad gubernamental, al igual que la derecha, ha actuado en forma dogmática y cerrada.
La crisis ofrece una oportunidad: Cambiar radicalmente la política económica. Para la izquierda y los sectores progresistas, una nueva política económica es una necesidad.