AFP (Agencia France-Presse)
RABAT. - Los roces diplomáticos entre Marruecos y Argelia por los derechos humanos en el Sáhara Occidental, una excolonia española bajo control de Rabat, ilustra la fragilidad de las relaciones entre los dos "países hermanos" que aspiran a extender su influencia en el Magreb.
Con motivo de la conmemoración, el miércoles por la noche, de la "Marcha Verde" organizada por Marruecos en 1975 para "recuperar" a la entonces colonia española, el rey Mohamed VI aprovechó para responder a unas declaraciones recientes del presidente argelino Abdelaziz Buteflika.
Marruecos "no acepta que le den lecciones (...), sobre todo de aquellos que ignoran sistemáticamente los derechos humanos", dijo el soberano en una intervención televisada, antes de arremeter más explícitamente contra el vecino argelino.
La razón de la cólera real es el discurso, leído a finales de octubre en Nigeria en nombre de Abdelaziz Buteflika, durante una reunión de apoyo a la "causa saharaui".
El jefe del Estado argelino aseguró en aquel texto que la creación de un mecanismo internacional de observación de los derechos humanos en el Sáhara occidental es "más actual que nunca".
Pese a que Argelia apoya tradicionalmente los planes de los independentistas del Frente Polisario de organizar un referéndum de autodeterminación, Marruecos ha vivido este posicionamiento como una agresión, pues el Sáhara, un enorme territorio poblado con medio millón de habitantes, representa una causa sagrada.
Tras convocar al embajador marroquí en Argelia y la realización de una sentada ante las representaciones diplomáticas argelinas, Mohamed VI mantuvo la presión el miércoles por la noche y aprovechó de paso para llamar la atención de su aliado estadounidense, pocos días antes de la visita del secretario de Estado, John Kerry.
"¿Existe una crisis de confianza entre Marruecos y algunos centros de decisión de (sus) socios estratégicos?", se preguntó.
Rabat acusa a Washington discretamente de haber dado pábulo a los detractores del reino al elaborar hace unos meses un proyecto de resolución que pretendía ampliar el mandato de la misión de la ONU en la región (MINURSO) a los derechos humanos.
Marruecos respondió anulando un ejercicio militar conjunto en protesta.
Pero un reciente informe del Departamento de Estado estadounidense que detalla las violaciones a las libertades de reunión y de expresión en el Sáhara ha vuelto a poner la mosca detrás de la oreja de Rabat de que el proyecto vuelva a surgir en la próxima prolongación de la MINURSO, según fuentes diplomáticas.
En este sentido, Marruecos, que propone un plan de autonomía para el Sáhara bajo su soberanía, considera que ha perdido un aliado de peso con la marcha de Hillary Clinton del departamento de Estado, según las mismas fuentes.
"Integración regional"
Estos nuevos roces entre los dos países se pueden interpretar también en clave de lucha de influencia que libran las dos capitales en África.
Marruecos, que hace tiempo abandonó la Unión Africana debido a la presencia de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), ha lanzado recientemente una ofensiva diplomática sobre el continente con una gira del rey.
En septiembre, Mohamed VI estuvo en Bamako para participar en la investidura del presidente de Malí, Ibrahim Boubacar Keita, que le rindió un homenaje.
El 14 de noviembre, Rabat albergará una conferencia regional sobre "la seguridad de fronteras entre los países del Sahel y del Magreb". Según fuentes diplomáticas, no es seguro que Argelia vaya a enviar una delegación.
Con la frontera común cerrada oficialmente desde 1994, estos roces dificultan la puesta en marcha de la Unión del Magreb Árabe (UMA) y tienen un precio económico, estimado por algunos expertos internacionales, en varios puntos del PIB.
La ausencia de cooperación impide también luchar eficazmente contra la inmigración clandestina.
Pero la comunidad internacional parece impotente para favorecer este acercamiento.