Los festivales de teatro arrancan bajo mínimos
Público, Madrid, España
Madrid. - Adiós a las superproducciones, a la contratación de obras y actores extranjeros y a los espectáculos que apenas se representan durante cinco días. Las Administraciones recortan hasta un 30% las inversiones en los festivales de teatro, como ocurre con el Grec que empieza este fin de semana, Almagro y Mérida a pesar del aumento en el presupuesto total, la subvención para la programación se ha quedado en 1,8 millones de euros.
El festival de teatro de Mérida.
Es la hora de apretarse el cinturón. "Durante mucho tiempo hemos vivido en una irrealidad. Ahora toca no hacer tanto macromontaje y mirar hacia las producciones pequeñas", señala el director Miguel del Arco, que este año participará en Mérida con un mónologo junto a Carmen Machi, además de llevar a Almagro y Olmedo Clásico La violación de Lucrecia.
El fantasma del navajazo económico ya oteaba los festivales durante los últimos años. En la pasada edición del Festival de Mérida, la compañía griega de Dimitri Yanopoulis dio el portazo tres días antes de la representación de Medea 2 al alegar impago. El caso destapó unas pérdidas del festival de hasta 98.000 euros en 2010 y de 500.000 euros en 2009. Precisamente, ese año, la compañía Animalario denunció al festival por retraso en el pago de su obra Tito Andrónico.
Otra de las fórmulas con las que se pretenden paliar los bajos presupuestos es reducir al máximo las producciones extranjeras este año, Mérida carece de compañías foráneasy aumentar las coproducciones. Este es el modelo que maneja el Grec de Barcelona. "Los recortes no se notan, pero están ahí. Para no bajar la calidad, hemos avanzado en las coproducciones con otros teatros y festivales", señala Ricardo Szwarcer, director de esta cita teatral. La coproducción implica un acuerdo entre dos productoras que se reparten gastos y beneficios de una obra. Este año, el festival ha llegado a las 54 coproducciones "Es cierto que ganas menos, pero también te gastas la mitad", afirma el productor José Recio.
Las víctimas, las compañías
A pesar de esta fórmula, Szwarcer no esconde que es una temporada difícil. "En cuanto llegó CiU a la Generalitat tras las elecciones, a la bajada del 15% que ya teníamos del Ayuntamiento de Barcelona, se sumó otro 5-10 % de la Generalitat. Tuvimos que reorganizarlo todo", sostiene.Esta reducción toma cuerpo en compañías como la de Oriol Broggi, La Perla 29, que el próximo miércoles estrena Luces de Bohemia en la Biblioteca de Catalunya. La austeridad al final también tiene sus víctimas. "Este es un proyecto que ha estado a punto de no salir por falta de dinero. Cuando negociábamos con el Grec, ya sabíamos que había recortes por todas partes", señala el director catalán a este periódico. Además, en su caso, la Perla 29 tuvo que avanzar parte del dinero para poder estrenar en el Grec. "Nosotros nos jugamos el dinero en cada estreno. Normalmente si un espectáculo te cuesta diez, el festival suele ponerte uno y el resto lo tienes que avanzar tú. Y cada vez es más difícil", añade Broggi.
La directora Carme Portaceli, que el 12 de julio estrena en el Romea dentro del Grec La nostre classe, de Tadeusz Slobodzianek, también reconoce que "cada vez hay menos dinero para el teatro. En nuestro caso porque a Ricardo [Szwarcer] le gustó mucho el texto, pero la situación es gravísima. Nosotros lo notamos mucho en las giras. Si antes hacías 40 bolos, ahora te salen ocho y gracias", señala la directora.
Ante esta tesitura, muchas compañías también han reducido sus cachés. Como confirma Pedro Timón, ahora se contratan elencos con menos actores y las compañías "han reducido sus cachés entre un 20 % y un 30%".
Ciclos más económicos
Compañías más baratas y ciclos teatrales más económicos. Entre los ejemplos, los monólogos del Festival de Mérida que se componen únicamente de un director y un actor. "Es una forma de echarle imaginación con estos presupuestos que ahora barajamos", confirma el productor Fernando Ramos, de la productora extremeña Versus.También en el Festival de Almagro se ha optado por esta fórmula. Es el caso de la creación de Almagro Off, con compañías jóvenes y locales. "Desde luego, estamos en un momento de vacas flacas y no hay que dar por hecho que las cosas vayan a seguir por seguir. Nada se mantiene si no hacemos todos un esfuerzo. Y el prestigio de Almagro es conocido, pero no hay que dormirse en los laureles. Por eso hay que buscar nuevas fórmulas como abrirse más al público y otras compañías", sostiene Natalia Menéndez, directora de este festival, que ha tenido que ajustarse a un presupuesto que ha pasado de los 2,2 millones de euros en la edición de 2009 a 1,6 millones de euros en esta edición. "Las compañías también han entendido que hay que reducir los cachés", afirma.
Con estas nuevas cifras, ¿corren peligro los festivales? Para Pedro Timón, "la amenaza es mantener el nivel de las ediciones anteriores". El productor José Recio, que también preside la Asociación Extremadura Teatral, que agrupa a 17 compañías, no se muestra tan tajante, pero sí indica que es necesario que empiece a haber cambios profundos: "En los últimos tiempos ha bajado la calidad de los espectáculos y tampoco se ha prestado atención a los espacios teatrales. Muchos están defectuosos. También es el momento en el que las compañías deberíamos agruparnos, ya que las funciones han bajado casi a la mitad", afirma.
Natalia Menéndez, por su parte, no se muestra pesimista. En el último año ha visto 200 espectáculos y se ha leído 60 proyectos teatrales. "A pesar de los datos económicos, la creatividad está en auge. Ahí no hay crisis. Lo que debemos propiciar ahora es que la cultura sea una necesidad", recalca. "Un festival es un motor económico para una comarca y un país", añade.
Por su experiencia durante la última temporada con la obra La función por hacer, por la que algunos ayuntamientos le adeudan varios meses, el director Miguel del Arco sí pone en sobreaviso a navegantes: "Los políticos no pueden pedir ahora nada espectacular. Ahora toca ajustarse y pagar a las compañías. La austeridad es necesaria".