Los "indignados" saltan de las ideas a los proyectos en su primer año

AFP (Agencia France-Presse)

MADRID. - El movimiento de los "indignados", surgido hace un año contra la crisis, los políticos y los abusos del capitalismo, volvió a tomar las calles de España durante cuatro días de asambleas con motivo de su aniversario mostrando haber pasado de debatir ideas a construir proyectos.

Manifestantes en Valencia, España.
Manifestantes en Valencia, España.
Desde que el sábado decenas de miles de personas marcharon en varias ciudades para demostrar que el espíritu de los "indignados" sigue vivo, las plazas del país se convirtieron en escenario de asambleas populares en temas como salud, educación o empleo.
Para Alex Campos, realizador de documentales de 34 años de larga cabellera rubia y sonrisa generosa, "estos son momentos de visibilidad".
"De cara a la opinión pública tiene su utilidad en el sentido de seguir defendiendo que representamos al 99% de la población, de todas las edades, de todos los colores, de izquierdas y de derechas", afirma.
Fermín Bouza, profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, discrepa.
Para él los indignados "están muy desconectados de algunos sectores básicos de la sociedad". "Son un movimiento de clases medias ilustradas, que ahora están parados, pero que está lejos de sectores como la clase obrera", dice.
"Están dando respuestas demasiado etéreas y necesitan concretar un poco más y crear alguna o algunas plataformas de encuentro permanentes que permitan una acción más coordinada", subraya.
Mientras prepara carteles anunciando la proyección de su documental "Os quiero, os respeto, os necesito", Campos defiende que "los grupos sectoriales han trabajado antes y seguirán trabajando" tras este aniversario, dice sentado al pie de una estatua en la Puerta del Sol.
Fue en esta plaza donde se instaló hace un año un improvisado campamento de carpas y sacos de dormir que se convirtió en el símbolo del hartazgo popular por la crisis y donde durante un mes cientos de personas participaron en un gran debate de ideas.
Desde que el campamento de Sol fue desmantelado el 12 de junio, el movimiento perdió visibilidad en los medios pero siguió viviendo en las redes sociales, en las asambleas de barrio y en la lucha contra la exclusión.
"Se han ido concretando proyectos de los grupos de trabajo, por ejemplo de consumo, de práctica de una economía alternativa, en un sistema asambleario, de horizontalidad total", subraya Campos.
El movimiento "va avanzando, se ha movido durante un año, aunque mucha gente creía que se iba a terminar", afirma junto a él Gastón Tagtachian, de 31 años, estudiante de fotografía argentino afincado en España.
Durante estos cuatro días de movilizaciones, se registraron iniciativas como la petición de "una democracia más participativa" al Parlamento en Madrid, o el acuerdo con algunas entidades bancarias en Barcelona para aplazar decenas de desahucios dejando tiempo para negociar una "dación en pago".
Símbolo más visible de la crisis, desde el estallido de la burbuja inmobiliaria española en 2008, unas 300.000 familias --españolas e inmigrantes-- fueron desahuciadas de sus hogares por impago en un país donde el desempleo afecta ya al 24,44% de la población activa.
Pese a la confiscación de sus viviendas, estas personas mantienen las deudas con sus bancos.
Calificado por algunos de utópico, el objetivo de todo esto es un cambio de sistema.
"Ya lo estamos cambiando", afirma Alex. "Estamos creando un nuevo sistema, ahora la cosa es ver si los de arriba quieren escuchar y aunque no escuchen da igual porque el sistema que tenemos se está yendo la garete", agrega.
Para Bouza, sin embargo, las propuestas de los "indignados" están demasiado en el aire, en un país sumido de nuevo en la recesión y sometido a draconianas políticas de rigor por el gobierno.
La gente "sólo sabe que aparecen en los desahucios y cada 15 de mayo en la Puerta del Sol y es insuficiente para que se los tome como algo serio de cara a hacer propuesta contra esta crisis", afirma.


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