AFP (Agencia France-Presse)
Imola, Italia. - Los irreverentes del Movimiento Cinco Estrellas, estudiantes, autónomos, parados, amas de casa y jubilados, sueñan con gobernar Italia, y sobre todo Roma, con la bandera de la honestidad y la coherencia.
Tras dos días de debates, charlas, música y comicidad en la reunión nacional anual celebrada este fin de semana en Imola, al norte de Italia, los llamados "grillini", entre ellos muchos autónomos y precarios, se sienten listos para dejar de ser una fuerza de oposición y pasar a gobernar.
"Si ganamos la alcaldía de Roma, gobernaremos durante 10 años todo el país", afirma el cómico Beppe Grillo, fundador del movimiento en 2009, quien se dirige con tono patriarcal a la prensa, y ha abandonado su estilo explosivo, lleno de palabrotas.
"¡Sueño, sueño en grande!", confiesa el mediático actor genovés, quien con sus andanadas contra la "casta" política tradicional y sus privilegios logró pasar de ser un popular humorista a convertirse hace dos años en el líder de la segunda fuerza política de Italia con el 25% de los votos.
Y sigue ganando simpatías, según el último sondeo Demos publicado el sábado por el diario La Repubblica, que otorga al movimiento el 27,2% de intención de voto.
El movimiento, que dispone de 11 alcaldes, 17 parlamentarios europeos, 91 diputados, 36 senadores y más de 1.000 consejeros municipales y regionales, mantiene su línea en contra de toda alianza con otras formaciones políticas.
- Punto de inflexión -
"Estamos en un momento crucial de la historia del movimiento. El punto de inflexión, lo que decidamos a partir de ahora será fundamental. Se traza la vía para gobernar", explica el napolitano Antonio, de unos 50 años, quien por 25 años votó por el Partido Democrático, de izquierda.
El militante del movimiento 5 estrellas llegó a Imola junto con un grupo de napolitanos, sicilianos, pulleses, gente del sur subdesarrollado que asiste a la gran fiesta del movimiento, animada por músicos y cómicos que se exhiben rigurosamente "gratis".
Sin banderas, ni colores, ni referencias históricas, no se sienten "ni de izquierda, ni de derecha" y parecen unidos por un solo credo, "no a la recomendación para obtener trabajo", respetar el medio ambiente, imponer la corrupción como un delito que "no prescribe".
"Si el sur se despierta, este país cambia de verdad. Batallo por una renta básica para todo ciudadano", comenta Rafaelle Rossi, de Salerno, quien es uno de los jóvenes que pasea entre la muchedumbre con una pancarta que reza "La ideología del Movimiento Cinco Estrellas es la dignidad".
Entre jóvenes, viejos, perros, cochecitos, el legendario Autódromo de Imola, donde se corrió por décadas el gran premio de fórmula 1, se convirtió el sábado y el domingo en la ágora, la plaza pública de las antiguas ciudades griegas, donde diputados, senadores, concejales del movimiento charlan, explican, responden a sus electores.
Una actividad poco común para un movimiento que nace en la red, debate por internet y basa buena parte de su estrategia política en las propuestas que lanzan los inscritos en el web y que el mago de las comunicaciones Gianroberto Casaleggio, sopesa, estudia, analiza junto con un grupo de expertos antes de relanzarlas otra vez por los caminos telemáticos.
Instalados en diferentes palcos o repartidos en tiendas por regiones, los "ciudadanos elegidos" ilustran su propia experiencia: reducción de los costos de la política, nuevas normas antimafia, reglas transparentes para las licitaciones, fondos para nuevos tipos de cultivos, reorganización del servicio médico, etc.
- Evitar que el poder corrompa -
¿Cómo evitar que el poder corrompa?, se preguntan muchos ahora que ocupan escaños en el Parlamento y manejan fondos y presupuestos en varias ciudades.
Para Antonella Laricchia, 29 años, arquitecta, concejal regional en Apulia, entre las candidatas más votadas de su región, las reglas que se han impuesto son claves para mantener "la honestidad y la preparación", entre ellas que ningún candidato sea elegido más de dos veces en un cargo, renunciar a buena parte del sueldo, "para mantener los pies en la realidad", -dice- y que la propia labor sea controlada por los electores.
En el palco central, Casaleggio insiste: "estamos listos para gobernar", un sueño que podría convertirse en realidad con las elecciones anticipadas de la alcaldía de Roma, cuyo alcalde de izquierda tuvo que renunciar este mes aniquilado por los escándalos de corrupción y mal manejo de la ciudad.
Los dos diputados que se perfilan como los nuevos líderes del movimiento y que podrían ser candidatos el próximo año en alcaldías claves (Milán, Nápoles, Roma, Turín y Boloña), Alessandro Di Battista, llamado Dibba, y Luigi Di Maio, son las nuevas estrellas, abrazan y son abrazados.
"Sabemos ser de la oposición, ahora tenemos que demostrar que sabemos gobernar", sostiene Di Battista.
"No a los políticos profesionales", remata por su parte el joven Di Maio, quien promete respetar el principio del movimiento "ser honestos en medio de un sistema corrupto".