AFP (Agencia France-Presse)
GUTU, Zimbabue. - Son negros, no hablan hebreo y no tienen sinagoga, pero los lembas, diseminados por el sur del continente africano, se consideran judíos desde hace siglos, una convicción hoy corroborada por análisis de ADN.
Cumplen escrupulosamente con unos preceptos más conocidos en Tel Aviv que en Harare: no comen cerdo, siguen las reglas alimenticias de los rituales "cosher" y todos los hombres están circuncidados.
El judaísmo y el orgullo de sus orígenes está impregnado en sus vidas, incluso si gran parte de ellos se han convertido con los siglos al cristianismo o al islam.
"Si nos retiraran el judaísmo, se nos privaría de nuestra cultura", explica Perez Hamandishe, un miembro de esta comunidad de unos 70.000 miembros, muy implantada en pueblos alrededor de Gutu, en el centro de Zimbabue, así como en la parte más septentrional del sur de África.
"Pero el judaísmo para nosotros es una cultura, no una religión", añade este elegido al Parlamento de Zimbabue.
En medio de la sabana y de los campos típicos de esa región, se eleva un canto religioso que conserva todo el fervor de la antigua Judea.
El ritmo, al principio lento, se vuelve cada vez más rápido; el grupo el que marca el ritmo con sus manos. "Cantamos este canto desde hace unos 2.600 años. Es un canto muy viejo", subraya Hamandishe.
Durante años, los lembas han luchado para que se admita su pertenencia al judaísmo, un tema cada vez más espinoso a medida que la mayoría de ellos se han convertido a otros credos.
El Arca de la Alianza
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Ningún escrito histórico recoge su paso de Oriente Medio al sur de África, pero los lembas se describen como oriundos de una zona correspondiente al Yemen de la actualidad, de donde habrían llegado con una réplica del Arca de la Alianza, llamada "ngoma lungundu", desde entonces perdida.
Pero fue necesario esperar hasta finales de los años 90 para que los análisis de ADN encontraran en ellos un marcador genético propio de los descendientes de una casta de sacerdotes judíos de la época de Moisés, los Cohen, demostrando su pasado judío y sus lazos con Oriente Medio hace 3.000 años.
"Intentamos decir en todas partes quiénes éramos, pero nadie nos creía. Ahora, la ciencia ha demostrado que decíamos la verdad", comenta exultante Hamandishe.
Aunque la prueba de ADN no genera unanimidad entre los especialistas en judaísmo africano, fascina a Tudor Parfitt, profesor en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la universidad de Londres.
"Los lembas son únicos en toda África. Muchas otras tribus del continente reivindican sus orígenes israelitas, pero ellos son los únicos que han proporcionado pruebas genéticas", añade.
"Son negros y están integrados en las sociedades del sur de África. Hablan únicamente las lenguas locales y la mayoría son cristianos, por lo que su identidad es muy complicada", subraya el experto.
Cuando se les pregunta si piensan en emigrar a Tierra Santa, la respuesta es muy variable. Cerca de Gutu, va desde el entusiasmo hasta la falta de ganas de desarraigarse y aprender una nueva lengua.
Esta "tribu perdida" de Israel mantiene sus costumbres por asociaciones culturales conectadas entre sí. Costumbres que ha logrado conservar a pesar de la colonización.
"Ser lemba es una cultura. Por nuestros desplazamientos y el entorno en el que vivimos, nuestras prácticas culturales tienden a modificarse. Pero el concepto de ser lemba ha permanecido", explica Sheperd Tseisi, cuyo padre es el jefe del pueblo Mberengwa, un feudo lemba.