AFP (Agencia France-Presse)
GINEBRA. - Los electores suizos aprobaron este domingo en referéndum limitar la entrada de inmigrantes, principalmente de la Unión Europea, un resultado que va a provocar serias fricciones en las relaciones con Bruselas.
Según resultados oficiales, la propuesta "Fin a la inmigración masiva", promovida por el partido de derecha populista UDC, logró la doble mayoría requerida, la de los electores (50,3%), y la de los cantones.
Casi todos los partidos políticos suizos y la patronal habían llamado a los electores a votar en contra del texto, al considerar que frenar la inmigración supondría acabar con la prosperidad suiza.
Concretamente, el "sí" amenaza seriamente el acuerdo de libre circulación de personas con la Unión Europea, vigente desde 2002, que se ha traducido en una fuerte inmigración de ciudadanos del bloque a Suiza.
Según una fuente europea, también se vería en tela de juicio la pertenencia de Suiza al espacio Schengen de fronteras abiertas.
Suiza, un país neutral de 8 millones de habitantes que no forma parte de la UE pero está rodeado de Estados del bloque, deberá en teoría reinstaurar el sistema de cuotas anuales de inmigrantes, que existía antes del acuerdo de libre circulación.
La ministra suiza de Justicia, Simonetta Sommaruga, anunció poco después de conocerse el resultado que el gobierno aplicará "rápido y de forma consecuente" el texto del referendo, e invitó al diálogo a todos los partidos.
Dicho texto pide que Suiza gestione de forma autónoma la inmigración de extranjeros y restablezca cuotas anuales para los trabajadores, en función de "los intereses económicos globales de Suiza y respetando la preferencia nacional".
Los detractores de un sistema de control de la inmigración destacan que el actual acuerdo con la UE ya permitía a Suiza reinstaurar cuotas temporales, una medida a la que de hecho recurrió Berna para limitar la llegada de trabajadores de países de Europa del este.
Pero esa cláusula de las cuotas expira precisamente este año.
La UE critica el resultado
La Unión Europea lamentó en un comunicado el resultado de la consulta, y observó que éste "va en contra del principio de libre circulación de personas entre la UE y Suiza".
"La UE examinará las implicaciones de esta iniciativa en el conjunto de las relaciones bilaterales", prestando atención en particular a la posición del gobierno suizo frente al resultado, añadió el bloque de los 28.
La patronal suiza estimó que ahora se abre "un período de incertidumbre para la economía suiza, lo cual no es bueno". En la misma línea, el sindicalista y diputado socialista Paul Rechsteiner dijo que "es un mal resultado, porque Suiza necesita tener buenas relaciones con la UE".
"Es un giro en nuestra política de inmigración", se felicitó el presidente de la UDC, Toni Brunner.
El resultado de la consulta fue saludado por el líder del partido populista británico UKIP, Nigel Farage, favorable a que se organice un referendo del mismo tipo en el Reino Unido.
"Es una noticia maravillosa para los que en Europa aman la soberanía nacional y la libertad", dijo Farage, diputado en el Parlamento Europeo, felicitándose de que los suizos hayan plantado cara a "las amenazas de los burócratas no electos de Bruselas".
Los partidarios de limitar la inmigración en Suiza estiman que ésta es una cuestión de soberanía nacional y que el país no debe plegarse a los dictados europeos.
Las autoridades suizas indicaron, en el momento de entrada en vigor del acuerdo de libre circulación con la UE en 2002, que llegarían únicamente 8.000 personas como máximo por año.
Sin embargo, el mercado de trabajo suizo acoge cada año unos 80.000 inmigrantes, lo que provocó la ira del partido UDC, el más importante del Parlamento.
La UDC estima también que la inmigración masiva europea es la causa de los numerosos males que sufre Suiza, como la saturación de los transportes públicos, la falta de vivienda y la destrucción del paisaje a causa de la construcción.
En 2013, los extranjeros representaban el 23,5% (1,88 millones de personas) de la población en Suiza. De estos, 1,25 millones son ciudadanos de la UE o de la Asociación Europea de Libre Comercio.
Italianos y alemanes son los más numerosos, con 291.000 y 284.200 ciudadanos, respectivamente, seguidos de portugueses (237.000) y franceses (104.000).