Los yihadistas perdieron el apoyo de la población siria a golpe de abusos
AFP (Agencia France-Presse)
BEIRUT. - Al comienzo de la revuelta siria, los insurgentes, que entonces buscaban desesperadamente ayuda, acogieron a los yihadistas con los brazos abiertos. Pero a golpe de abusos, estos últimos se fueron granjeando la hostilidad de una parte de la población.
"¡Fuera! El Estado (islámico en Irak y en Levante) debe largarse", gritaban los manifestantes esta semana en Manbij, en el norte, expresando su exasperación con esta organicación afiliada a Al Qaida.
Numerosos vídeos muestran que cada vez más civiles y rebeldes del Ejército Sirio Libre (ASL), principal organización de la oposición armada, se oponen a las facciones islamistas más radicales.
Los insurgentes, que llevan más de dos años intentando derrocar al presidente Bashar al Asad, están compuestos por unidades muy dispares y muchos de ellos simpatizan con las corrientes islamistas, sin por ello sentirse identificados con los más extremistas.
Las dos principales formaciones yihadistas en Siria son el Frente al Nosra y el Estado Islámico en Irak y en Levante (EIIL), que juraron lealtad al jefe de Al Qaida.
También existe una multitud de grupúsculos yihadistas compuestos exclusivamente por combatientes extranjeros.
El ASL, reconocido por una parte de la comunidad internacional, recibe armas y dinero principalmente de los países del Golfo, mientras que los yihadistas se financian con donativos de familias árabes pudientes.
Dotados de armas sofisticadas y aguerridos, los yihadistas han ganado influencia gracias a sus victorias en el terreno contra el régimen.
Pero el entusiasmo del principio ha dado paso progresivamente al rechazo, debido a su visión extremista del islam y a las detenciones arbitrarias.
Se repiten los mismos errores que en Irak, donde los sunitas recibieron a los yihadistas con entusiasmo después de que los chiitas subieran al poder tras la invasión estadounidense en 2003. Pero pronto los expulsaron debido a los atropellos que cometían.
En Raqa, única capital provincial en manos de los rebeldes, se acusa a los dos grupos afiliados a Al Qaida de retener a decenas de prisioneros.
"Pretenden ser verdaderos musulmanes pero los miembros de Al Nosra tienen detenido a mi padre desde hace un mes" sin juicio, llora una joven durante una manifestación cuyas imágenes fueron colgadas en la red por activistas antirrégimen. "Quiero que lo liberen", añade.
"Somos musulmanes. Vosotros sois impostores", grita una manifestante en otro vídeo en el que pide la liberación de los detenidos.
Los contestatarios de la ciudad también denuncian la desaparición del opositor y activista de derechos humanos Abdalá al Jalil.
"Se disponía a organizar elecciones generales en Raqa pero Al Nosra se oponía. Desapareció al día siguiente", contó a la AFP un activista que pidió mantener el anonimato por miedo a represalias.
"Aunque no usen los mismos métodos que el régimen, son igual de brutales". "Cuanto más fuertes son militarmente, más restringen las libertades. Quieren el poder, no la democracia", protestó.
En la provincia de Idleb, fronteriza con Turquía, por donde transitan muchos yihadistas extranjeros para unirse a la revuelta, decenas de rebeldes del ASL murieron en una batalla contra los grupos afiliados a Al Qaida, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que se apoya en una red de activistas y fuentes médicas.
Los combates estallaron después de que los rebeldes protestaran contra la detención de un niño de 12 años acusado de blasfemia.
"No hemos visto muchas batallas de este tipo, pero está claro que la ira contra el EIIL y los otros yihadistas va en aumento en Siria", afirma el director del OSDH, Rami Abdel Rahman.
Este caso recuerda a la ejecución de un niño de 14 años a manos de combatientes del EIIL en Alepo (norte), por haber pronunciado irónicamente el nombre de Mahoma.
Según Abdel Rahman, el ASL está dispuesto a combatir de nuevo a los yihadistas en Idlib, después de que el EILL pidiera a todos los grupos, salvo el suyo, que depusieran las armas.
Nizar, un militante de Deir Ezor (este), está convencido de que "todos estos grupos (yihadistas) tienen las horas contadas. Utilizan la violencia y la religión para controlarnos, y aunque mucha gente no se atreve a expresar su desacuerdo, nadie los quiere".
Numerosos vídeos muestran que cada vez más civiles y rebeldes del Ejército Sirio Libre (ASL), principal organización de la oposición armada, se oponen a las facciones islamistas más radicales.
Los insurgentes, que llevan más de dos años intentando derrocar al presidente Bashar al Asad, están compuestos por unidades muy dispares y muchos de ellos simpatizan con las corrientes islamistas, sin por ello sentirse identificados con los más extremistas.
Las dos principales formaciones yihadistas en Siria son el Frente al Nosra y el Estado Islámico en Irak y en Levante (EIIL), que juraron lealtad al jefe de Al Qaida.
También existe una multitud de grupúsculos yihadistas compuestos exclusivamente por combatientes extranjeros.
El ASL, reconocido por una parte de la comunidad internacional, recibe armas y dinero principalmente de los países del Golfo, mientras que los yihadistas se financian con donativos de familias árabes pudientes.
Dotados de armas sofisticadas y aguerridos, los yihadistas han ganado influencia gracias a sus victorias en el terreno contra el régimen.
Pero el entusiasmo del principio ha dado paso progresivamente al rechazo, debido a su visión extremista del islam y a las detenciones arbitrarias.
Se repiten los mismos errores que en Irak, donde los sunitas recibieron a los yihadistas con entusiasmo después de que los chiitas subieran al poder tras la invasión estadounidense en 2003. Pero pronto los expulsaron debido a los atropellos que cometían.
En Raqa, única capital provincial en manos de los rebeldes, se acusa a los dos grupos afiliados a Al Qaida de retener a decenas de prisioneros.
"Pretenden ser verdaderos musulmanes pero los miembros de Al Nosra tienen detenido a mi padre desde hace un mes" sin juicio, llora una joven durante una manifestación cuyas imágenes fueron colgadas en la red por activistas antirrégimen. "Quiero que lo liberen", añade.
"Somos musulmanes. Vosotros sois impostores", grita una manifestante en otro vídeo en el que pide la liberación de los detenidos.
Los contestatarios de la ciudad también denuncian la desaparición del opositor y activista de derechos humanos Abdalá al Jalil.
"Se disponía a organizar elecciones generales en Raqa pero Al Nosra se oponía. Desapareció al día siguiente", contó a la AFP un activista que pidió mantener el anonimato por miedo a represalias.
"Aunque no usen los mismos métodos que el régimen, son igual de brutales". "Cuanto más fuertes son militarmente, más restringen las libertades. Quieren el poder, no la democracia", protestó.
En la provincia de Idleb, fronteriza con Turquía, por donde transitan muchos yihadistas extranjeros para unirse a la revuelta, decenas de rebeldes del ASL murieron en una batalla contra los grupos afiliados a Al Qaida, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que se apoya en una red de activistas y fuentes médicas.
Los combates estallaron después de que los rebeldes protestaran contra la detención de un niño de 12 años acusado de blasfemia.
"No hemos visto muchas batallas de este tipo, pero está claro que la ira contra el EIIL y los otros yihadistas va en aumento en Siria", afirma el director del OSDH, Rami Abdel Rahman.
Este caso recuerda a la ejecución de un niño de 14 años a manos de combatientes del EIIL en Alepo (norte), por haber pronunciado irónicamente el nombre de Mahoma.
Según Abdel Rahman, el ASL está dispuesto a combatir de nuevo a los yihadistas en Idlib, después de que el EILL pidiera a todos los grupos, salvo el suyo, que depusieran las armas.
Nizar, un militante de Deir Ezor (este), está convencido de que "todos estos grupos (yihadistas) tienen las horas contadas. Utilizan la violencia y la religión para controlarnos, y aunque mucha gente no se atreve a expresar su desacuerdo, nadie los quiere".