Luces y sombras de Miquel Barceló en París
AFP (Agencia France-Presse)
París, Francia. - Pinturas y cerámicas en el Museo Picasso, obra impresa y monumental mural efímero en la biblioteca nacional de París: el artista español Miquel Barcelo desplegó toda la riqueza de su trabajo en una doble exposición titulada "Sol y Sombra".
En el museo Picasso, hasta el 31 de julio, el pintor instaló sus obras más antiguas, telas de inspiración taurina ("En las Tablas", 1990) o de su taller ("Taula de Fang", 1997), cerámicas y yesos, pero también piezas inéditas como un "Mur de têtes" (2015). Levantado en el lugar, este muro compuesto de cabezas y ladrillos de cerámica evoca África.
Un trabajo en complicidad con la obra de Pablo Picasso, su principal referente, aunque la perspectiva de medirse con él al principio lo intimidó.
"Finalmente, me tomé las cosas con naturalidad, sin hacerme preguntas", confió el artista a la AFP en su taller del Marais, en el centro de París. "Una vez dado el paso decisivo, ya es otra cosa".
"Tauromaquia, animales con cuernos, hago cosas que Picasso hizo toda la vida, pero sin copiarlo, entonces ¿porqué no? Más vale ser natural, no necesito colgar mis cuadros al revés", bromea el artista de 59 años.
El título, "Sol y Sombra", evoca la luz de la Mallorca natal, la de Mali donde desde 1992 tiene un taller, y la corrida, "un arte en vías de desaparición". "En las corridas hace tanto calor que los asientos a la sombra son más caros", recuerda.
La Biblioteca Nacional de Francia (BNF) presenta "una faceta íntima de la búsqueda" de Barceló: grabados en cobre, madera, litografías, serigrafías y estampados, donde se mezclan referencias arcaicas y eruditas.
"Se trata de diálogos entre técnicas y materiales entre los que Barceló establece un vínculo carnal" dijo a la AFP Cécile Pocheau-Lesteven, curadora de la exposición en la BNF (hasta el 28 de agosto).
A través de la confrontación y las heridas, halla la forma de abrazar la materia, saca partido de los accidentes o incluso los provoca, recuerda la curadora. "El rasguño es el primer gesto del grabado". Dice amar "la conjunción entre sujeto y técnica".
Tres series taurinas, entre ellas dos aguatintas "Toreo" (2015), expuestas por primera vez, se codean con "La soledad sonora del toreo", serie de grabados inspirados por un texto de José Bergamín.
"Después de este libro, continué con esta serie en blanco y negro que me lleva a otra parte, cada vez un poco más negro y un poco más blanco", agrega Barceló, "lo hago para desahogarme. A menudo tarde, por la noche".
"El libro de los ciegos" (1993) es un magnífico libro compuesto de 43 litografías y molduras, estampas y hojas repujadas.
Es "un cuento pornográfico para ciegos inspirado en la Historia del Ojo de Georges Bataille", declara el artista, "la idea de hacer una pintura sin imagen, porque los ciegos solo ven a través del tacto".
Barceló concibió además un mural monumental en la BNP que corre sobre 200 metros de largo por 6 de alto, realizado en vidrio pintado con arcilla.
"¡1.200 metros cuadrados en doce días!", lanza el artista, manifiestamente satisfecho por esta obra que "cobra vida con la luz".
El artista había comenzado por hacer figuras con arcilla seca, pero consideró el resultado "demasiado gráfico". Barceló borró todo y volvió a empezar trabajando "con arcilla fresca, con los brazos, los codos. "Todo se volvió mucho más físico, más sensual, más pictural".
Siempre se deja guiar por la obra: "Me gusta que conserve esa frescura de la cosa que no fue demasiado premeditada".
Un trabajo en complicidad con la obra de Pablo Picasso, su principal referente, aunque la perspectiva de medirse con él al principio lo intimidó.
"Finalmente, me tomé las cosas con naturalidad, sin hacerme preguntas", confió el artista a la AFP en su taller del Marais, en el centro de París. "Una vez dado el paso decisivo, ya es otra cosa".
"Tauromaquia, animales con cuernos, hago cosas que Picasso hizo toda la vida, pero sin copiarlo, entonces ¿porqué no? Más vale ser natural, no necesito colgar mis cuadros al revés", bromea el artista de 59 años.
El título, "Sol y Sombra", evoca la luz de la Mallorca natal, la de Mali donde desde 1992 tiene un taller, y la corrida, "un arte en vías de desaparición". "En las corridas hace tanto calor que los asientos a la sombra son más caros", recuerda.
La Biblioteca Nacional de Francia (BNF) presenta "una faceta íntima de la búsqueda" de Barceló: grabados en cobre, madera, litografías, serigrafías y estampados, donde se mezclan referencias arcaicas y eruditas.
"Se trata de diálogos entre técnicas y materiales entre los que Barceló establece un vínculo carnal" dijo a la AFP Cécile Pocheau-Lesteven, curadora de la exposición en la BNF (hasta el 28 de agosto).
- Porno para ciegos -
A través de la confrontación y las heridas, halla la forma de abrazar la materia, saca partido de los accidentes o incluso los provoca, recuerda la curadora. "El rasguño es el primer gesto del grabado". Dice amar "la conjunción entre sujeto y técnica".
Tres series taurinas, entre ellas dos aguatintas "Toreo" (2015), expuestas por primera vez, se codean con "La soledad sonora del toreo", serie de grabados inspirados por un texto de José Bergamín.
"Después de este libro, continué con esta serie en blanco y negro que me lleva a otra parte, cada vez un poco más negro y un poco más blanco", agrega Barceló, "lo hago para desahogarme. A menudo tarde, por la noche".
"El libro de los ciegos" (1993) es un magnífico libro compuesto de 43 litografías y molduras, estampas y hojas repujadas.
Es "un cuento pornográfico para ciegos inspirado en la Historia del Ojo de Georges Bataille", declara el artista, "la idea de hacer una pintura sin imagen, porque los ciegos solo ven a través del tacto".
Barceló concibió además un mural monumental en la BNP que corre sobre 200 metros de largo por 6 de alto, realizado en vidrio pintado con arcilla.
"¡1.200 metros cuadrados en doce días!", lanza el artista, manifiestamente satisfecho por esta obra que "cobra vida con la luz".
El artista había comenzado por hacer figuras con arcilla seca, pero consideró el resultado "demasiado gráfico". Barceló borró todo y volvió a empezar trabajando "con arcilla fresca, con los brazos, los codos. "Todo se volvió mucho más físico, más sensual, más pictural".
Siempre se deja guiar por la obra: "Me gusta que conserve esa frescura de la cosa que no fue demasiado premeditada".