Luis Tosar y Emma Suárez suman la Espiga de Honor a su palmarés
DPA (Deutsche Press Agency-Agencia de Prensa Alemana)
Valladolid. - Emma Suárez y Luis Tosar tienen seis premios Goya en sus estanterías, tres por cabeza, a los que hoy se suma la Espiga de Honor que reciben en la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci).
"Ha sido un regalo el poder dedicarme a esto, entré en este mundo por casualidad", recordó hoy Suárez, que se estrenó en el mundo del cine siendo adolescente con "Memorias de Leticia Valle" (1980, Miguel Ángel Riva).
"Me consideré una intrusa durante mucho tiempo pero estaba naciendo una vocación. Yo he ido madurando, he ido creciendo con este oficio, fui descubriendo el sentido del trabajo del actor, que para mí tiene que ver con el conocimiento del ser humano", explicó la actriz, nacida en Madrid en 1964.
Desde entonces ha sido musa de Julio Medem ("Vacas", "La ardilla roja") y trabajado con directores como Pilar Miró ("El perro del hortelano"), Pedro Almodóvar ("Julieta") o Isaki Lacuesta ("La próxima piel"). De la mano de estos tres últimos consiguió los premios Goya de la Academia de Cine española, dos de ellos este mismo año.
Tosar (Lugo, 1971) comenzó haciendo cortometrajes con un amigo en el instituto y después dio el salto al teatro, la televisión y el cine. Ha sido rostro recurrente en las películas de Icíar Bollaín ("Te doy mis ojos") y Daniel Monzón ("Celda 211", "El Niño"), con quienes logró dos de sus Goya, después del que alcanzó con "Los lunes al sol", de Fernando León de Aranoa.
"Siempre me he sentido muy cómodo en el cine porque lo he sentido muy familiar, muy cercano a mis primeras experiencias", contó poco antes de recibir la Espiga de Honor en Valladolid.
Aunque ha trabajado fuera, Tosar explicó que nunca ha emprendido realmente una carrera en el extranjero porque los guiones que le han ofrecido en España han sido suficientemente "retadores y excitantes". Inolvidables son, por ejemplo, el preso Malamadre que construyó para "Celda 211" o el campesino colombiano que encarnó para "Operación E".
Tosar y Suárez reconocieron que se les ha pasado por la cabeza ponerse detrás de la cámara para dirigir, pero por el momento no se animan a dar el salto.
"Alguna vez me ha llamado la atención y al mismo tiempo me he autocensurado, cada vez me parece más complicada la dirección y que cada vez tienen que asumir más responsabilidad los directores", señaló Tosar. "Se tienen que implicar tanto que a veces llegan cansados para rodar. Me echa un poco para atrás".
Según Suárez, para dirigir "es muy importante tener la necesidad de contar una historia, tenerla clara y saber desarrollarla porque luego hay que tomar decisiones y el equipo depende de ti". "Me imponen mucho respeto los directores", añade.
Ambos reconocen también la importancia del equipo a la hora de rodar una película. "Siempre he tenido conciencia de la importancia de la familia en el cine", apuntó Suárez. "Hay algo muy bonito en compartir tu trabajo como actor con la gente que tienes ahí. Se crea una especie de intimidad, de privacidad, que es intransferible", coincidió Tosar.
En una Seminci con una gran cantidad de directoras, Tosar reconoce que echa en falta rodar a las órdenes de mujeres. "Hace bastante tiempo que sólo trabajo con machotes, es un poco aburrido", bromeó.
En su opinión, el aspecto del cine en el que más se nota la escasa presencia de mujeres es "en que en la mayoría de los guiones los personajes centrales son masculinos, porque hay muy pocas mujeres guionistas".
Suárez suscribe sus palabras y reclama "personajes femeninos que se traten desde la realidad, no desde los tópicos". Como ejemplo serviría la madre desubicada que encarna en "Las hijas de Abril", producción mexicana que acaba de estrenarse en España.
"Me consideré una intrusa durante mucho tiempo pero estaba naciendo una vocación. Yo he ido madurando, he ido creciendo con este oficio, fui descubriendo el sentido del trabajo del actor, que para mí tiene que ver con el conocimiento del ser humano", explicó la actriz, nacida en Madrid en 1964.
Desde entonces ha sido musa de Julio Medem ("Vacas", "La ardilla roja") y trabajado con directores como Pilar Miró ("El perro del hortelano"), Pedro Almodóvar ("Julieta") o Isaki Lacuesta ("La próxima piel"). De la mano de estos tres últimos consiguió los premios Goya de la Academia de Cine española, dos de ellos este mismo año.
Tosar (Lugo, 1971) comenzó haciendo cortometrajes con un amigo en el instituto y después dio el salto al teatro, la televisión y el cine. Ha sido rostro recurrente en las películas de Icíar Bollaín ("Te doy mis ojos") y Daniel Monzón ("Celda 211", "El Niño"), con quienes logró dos de sus Goya, después del que alcanzó con "Los lunes al sol", de Fernando León de Aranoa.
"Siempre me he sentido muy cómodo en el cine porque lo he sentido muy familiar, muy cercano a mis primeras experiencias", contó poco antes de recibir la Espiga de Honor en Valladolid.
Aunque ha trabajado fuera, Tosar explicó que nunca ha emprendido realmente una carrera en el extranjero porque los guiones que le han ofrecido en España han sido suficientemente "retadores y excitantes". Inolvidables son, por ejemplo, el preso Malamadre que construyó para "Celda 211" o el campesino colombiano que encarnó para "Operación E".
Tosar y Suárez reconocieron que se les ha pasado por la cabeza ponerse detrás de la cámara para dirigir, pero por el momento no se animan a dar el salto.
"Alguna vez me ha llamado la atención y al mismo tiempo me he autocensurado, cada vez me parece más complicada la dirección y que cada vez tienen que asumir más responsabilidad los directores", señaló Tosar. "Se tienen que implicar tanto que a veces llegan cansados para rodar. Me echa un poco para atrás".
Según Suárez, para dirigir "es muy importante tener la necesidad de contar una historia, tenerla clara y saber desarrollarla porque luego hay que tomar decisiones y el equipo depende de ti". "Me imponen mucho respeto los directores", añade.
Ambos reconocen también la importancia del equipo a la hora de rodar una película. "Siempre he tenido conciencia de la importancia de la familia en el cine", apuntó Suárez. "Hay algo muy bonito en compartir tu trabajo como actor con la gente que tienes ahí. Se crea una especie de intimidad, de privacidad, que es intransferible", coincidió Tosar.
En una Seminci con una gran cantidad de directoras, Tosar reconoce que echa en falta rodar a las órdenes de mujeres. "Hace bastante tiempo que sólo trabajo con machotes, es un poco aburrido", bromeó.
En su opinión, el aspecto del cine en el que más se nota la escasa presencia de mujeres es "en que en la mayoría de los guiones los personajes centrales son masculinos, porque hay muy pocas mujeres guionistas".
Suárez suscribe sus palabras y reclama "personajes femeninos que se traten desde la realidad, no desde los tópicos". Como ejemplo serviría la madre desubicada que encarna en "Las hijas de Abril", producción mexicana que acaba de estrenarse en España.