Medicina tibetana atrae a discípulos de todo el mundo
Xin Hua, China
El estudiante polaco Slawomir Kosciuk no sabe hablar tibetano, pero esto no le impide entrar con su profesor, el médico veterano Lankga, en una de las consultas de un hospital tibetano en la provincia noroccidental china de Qinghai.
Mientras Kosciuk sigue de cerca cada uno de los movimientos de Lankga, su compañero de clase, el estadounidense Matthew Schomookler, graba todo con su cámara de vídeo.
"Me asombran los efectos mágicos de la medicina tibetana", dijo Kosciuk, quien obtuvo su licencia médica en Polonia en 1992. "Durante los años en los que ejercí como médico descubrí que la medicina tibetana es sorprendentemente efectiva para tratar a los pacientes con enfermedades que la medicina occidental no puede curar, especialmente las relacionadas con el hígado o la vesícula biliar".
Después de haber estudiado cuatro años en la oficina de Estados Unidos del Instituto Shang Shung, un centro de medicina tibetana, Kosciuk espera poder combinar la medicina tibetana y la occidental para tratar las enfermedades del hígado en Polonia.
"Si logro resultados con este método, pediré al gobierno polaco que legalice las prácticas de la medicina tibetana", dijo el médico.
Kosciuk es uno de los siete internos de todo el mundo que se han desplazado desde la localidad estadounidense de Massachussets, sede del instituto, hasta Qinghai para realizar prácticas durante tres meses en el Hospital Provincial de Medicina Tibetana de Qinghai en Xining.
La oficina del Instituto Shang Shung de Estados Unidos, creada en 2005, tiene 28 estudiantes de entre 24 y 58 años de edad procedentes tanto de Estados Unidos como de Polonia, Alemania, Suecia, Eslovaquia y Brasil.
Nashalla Bwyn Nyinda, de 58 años, explicó que empezó a interesarse por la medicina tibetana cuando vivía en India. "Descubrí que esta práctica es única", aseguró.
Una de sus compañeras de clase, Anasuya Weil, había estudiado acupuntura china antes de dedicarse a la medicina tibetana y ahora planea abrir una clínica en Estados Unidos con su marido, un médico tibetano.
La medicina tibetana, similar a la medicina tradicional china y radicalmente distinta a la biomedicina, utiliza hierbas, minerales e incluso insectos y animales para tratar enfermedades.
La presidenta de la oficina de Estados Unidos del Instituto Shang Shung, Phhntsog Wangmo, explicó que además de las prácticas clínicas, los estudiantes del centro también han realizado un viaje de campo para identificar y recoger hierbas.
Wangmo, una tibetana nacida en la provincia suroccidental china de Sichuan, ha trabajado para promover la medicina tibetana en Estados Unidos durante los últimos diez años.
"A pesar de tener orígenes e idiomas diferentes, la amabilidad y la preocupación por la raza humana nos han unido. Estas también son dos de las cualidades más importantes que debe tener un buen médico", afirmó.
Wangmo añadió que asistirá a conferencias organizadas en la Escuela de Medicina Tibetana de la Universidad de Qinghai para actualizar los libros de texto y ampliar sus conocimientos para poder incorporarlos a sus clases cuando vuelva a Estados Unidos.
El Hospital Provincial de Medicina Tibetana de Qinghai empezó a aceptar a internos extranjeros en 2004.
Entre los internos que se han desplazado recientemente a Xining se encuentran siete estudiantes de las universidades de Harvard, Stanford y Columbia, que llegaron el miércoles pasado para llevar a cabo un estudio de un mes de duración.
La medicina tibetana, "Sowa Rigpa" en tibetano, es una forma ancestral de medicina natural que se practica en el Tíbet y en la región del Himalaya.
Más de 30 países en todo el mundo cuentan ya con escuelas de este tipo de medicina. Además, los cuatro tantras médicos, los textos en los que se basan las enseñanzas de la medicina tibetana, han sido traducidos a idiomas como el inglés, el alemán, el francés, el ruso y el japonés.