Mehdi, el beduino revolucionario de Wadi El Jedid
La Vanguardia, Barcelona, España
El Cairo. - Encalló el ¨Toyota¨ entre las dunas. Se paró en seco su motor. Habíamos salido de Abu Monkar, de su oasis, con Mehdi, inteligente y hermoso beduino veinteañero y de dos de sus parientes de la tribu de Rachaida, rumbo al campamento de la compañía polaca “Geofy Torun¨ que ha emprendido prospecciones petrolíferas en la meseta de Abu Safid. Sus ruedas quedaron casi sepultadas en este gran desierto de la provincia de Wadi Jedid a quinientos kilómetros de la frontera de Libia.
Wadi al Jedid
El pueblo de Abu Monkar se había ido extendiendo en torno a los pozos perforados por el estado, desde el gobierno del presidente Nasser. Sus cinco mil habitantes viven en barrios que se llaman Primer pozo, Segundo pozo ,Tercer pozo… En Abu Monkar hay beduinos, nómadas sedentarizados, fellahs o campesinos, y Saidis. El ¨honda¨ es el jefe tradicional de estos pueblos, el jeque ejerce su autoridad sobre los beduinos, y el Rais al baladia o alcalde, al frente del ayuntamiento, es el representante de la autoridad estatal.
A este pueblo cercano de los oasis de Farafra, del oeste de Egipto, menos conocidos que los de Siwa, donde guardan vestigios arqueológicos dispersos de la época faraónica, llegó también ¨la revolución del 25 de enero¨del Cairo. Los beduinos, capitaneados por Mehdi, asaltaron el cuartelillo de la policía y desmantelaron su puesto de control en la carretera. Armados de viejas escopetas de cartuchos, obsoletas pistolas, expulsaron a los agentes y se encargaron de la vigilancia de los accesos al pueblo. Todavía no hay en Monkar ni policía ni alcalde como en otras localidades de Egipto.
Fueron los beduinos los que dieron el golpe de fuerza, encolerizados por los abusos que habían sufrido. Mehdi viajó a El Cairo a seiscientos kilómetros de distancia, estuvo varios días y noches en la plaza del Tahrir.
El pueblo de casas de tierra revocada, de adobe, tiene una escuela de dos pisos, y pequeñas mezquitas con diminutos alminares. Entre los beduinos no se ven muchos símbolos religiosos, como en los otros musulmanes. Apenas algunas mujeres, todas cubiertas de la cabeza a los pies, cruzan sus callejas. Los beduinos guardan su estilo tradicional, las mujeres no trabajan y no salen de las casas, siguen practicando la poligamia y sobre todo, aman la libertad y desconocen las fronteras… Desde la caída de Mubarak han aumentado los enfrentamientos del ejército y estas tribus díscolas.
En Abu Monkar no hay policías pero sí algunos militares. Al sur de esta vasta y despoblada provincia de Wadi Jedid, cuya capital es Karja, el ejército pose una extensísima propiedad rural, Chark el Auenat. Es un mundo cerrado y exclusivo, sin mujeres. Es en estas remotas regiones de Egipto donde el ejército mantiene todo su gran poder. Cuenta Mehdi que los soldados de aquella gran finca, en tierras fronterizas con Libia, trabajan como esclavos.
Tomás Alcoverro