El grupo de unos 15 jóvenes aún no identificados, entre los que presuntamente había estudiantes de la UNAM y ajenos a la institución, habían tomado el 19 de abril las oficinas administrativas como protesta por un proyecto para revisar el plan de estudios de los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH), que agrupan a los bachilleratos de esta universidad.
"Hemos decidido abandonar las instalaciones como nuestra disposición a resolver el conflicto y evitar la polarización de la comunidad universitaria, haciendo hincapié en que nuestras demandas son legítimas y responden a una problemática y que inicia con la privatización y tecnificación de la educación", dijo uno de los jóvenes, sin identificarse, antes de dejar la ocupación.
"Me congratulo de que quienes ocuparon indebidamente estas instalaciones las hayan desocupado", dijo más tarde de su lado José Narro, rector de la UNAM.
El funcionario se comprometió al diálogo siempre que los inconformes se identifiquen y prevalezcan los argumentos y la información, sin violencia.
Las actividades académicas mantuvieron su ritmo habitual durante los 12 días que duró la toma y únicamente la torre de rectoría, donde se encuentras las oficinas, estuvo cerrada.
Durante la madrugada del miércoles, la representación jurídica de la UNAM difundió un comunicado en el que reafirmó su oferta a iniciar el diálogo abierto con los inconformes sobre la reforma del plan de estudios de los bachilleratos.
Antes levantaron su campamento y quitaron los mensajes en cartulinas que habían pegado en la emblemática torre de rectoría, que alberga a la administración de la UNAM y declarada en 2007 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, cuyo exterior fue pintado por el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros.
Los inconformes dijeron que el diálogo público con las autoridades se iniciará el 9 de mayo en una concurrida área verde de la universidad conocida como Las Islas.
José Narro había advertido hace unos días que no habría diálogo mientras estuvieran tomadas las instalaciones y denunció la toma ante la fiscalía federal.
El conflicto empezó en febrero cuando un grupo de personas agredió a trabajadores de la UNAM e irrumpió en la dirección del Colegio de Ciencias y Humanidades para tratar de impedir la expulsión de cinco de sus compañeros, que unos días antes habían protagonizado actos de violencia en uno de los planteles del bachillerato.
La baja definitiva de esas cinco personas fue notificada la semana pasada y estuvo también entre los argumentos para la toma de las oficinas administrativas.
La UNAM es la mayor universidad pública de México y de Iberoamérica con más de 215.000 alumnos de estudios superiores.