AFP (Agencia France-Presse)
Buenos Aires, Argentina. - Botones antipánico, refugios, órdenes de restricción, nada parece frenar los feminicidios en Argentina donde una seguidilla de recientes crímenes contra mujeres sacudieron a la sociedad y pusieron en evidencia las falencias de un Estado que sigue llegando tarde.
El sábado pasado un hombre mató a puñaladas a su expareja de 49 años en un bar de Buenos Aires repleto de clientes a plena luz del día. Nadie pudo ayudarla a tiempo.
Igual final tuvo una maestra de 44 años apuñalada hasta la muerte por su esposo frente a los bebés de una guardería infantil. El hombre tenía orden judicial de no acercarse, ella un botón antipánico que no llegó a accionar.
Hace apenas dos días una joven de 22 años resultó con su lengua amputada cuando su novio se la arrancó mientras la besaba en medio de un ataque de celos y una adolescente de 16 quedó herida tras ser arrojada a un barranco por su novio seis años mayor, durante una discusión.
Los casos son apenas un puñado de los que salen a la luz "en una sociedad enferma de paradigmas machistas donde la mujer sigue siendo una 'cosa a dominar'", explicó a la AFP Fabiana Tuñez, directora de la Casa del Encuentro, ONG dedicada a esta problemática.
"Frente a esto el Estado llega tarde. En Argentina sigue muriendo una mujer cada 31 horas por feminicidio", afirmó.
Sin estadísticas oficiales, la ONG que dirige dio cuenta de 277 feminicidios en 2014 como resultado de los cuales 330 niños quedaron sin madre.
La cifra fue inferior a los 295 asesinatos de 2013, trágico récord de feminicidios que en los últimos siete años llevó la cuenta a 1.808 mujeres muertas, 63% de ellas de entre 19 y 50 años.
Entre 2010 y 2012, 53 mujeres fueron incineradas por sus parejas o exparejas, recordó Casa del Encuentro.
-Aquí, allá y en todas partes -
La violencia contra las mujeres es transversal a todas las clases sociales y sucede por igual en todo el territorio.
La Oficina de Violencia Doméstica dependiente de la Corte Suprema de Justicia recibió 10.573 casos el año pasado, un 18% más que el año anterior y de ellos evaluó que un 27% presentaban un "riesgo alto" para la víctima.
"El agresor que quiere a toda costa dominar, poseer, aislar y controlar a la mujer busca diferentes caminos para llegar a ella y dañarla", explicó Tuñez.
El daño a veces es directo, otras veces es "vinculado" a través de los hijos.
Hace dos semanas un hombre mató a su hijo de siete años y le produjo heridas graves a su gemelo tras estrellar a propósito su auto en una autopista de Santa Fe (centro de Argentina). Antes del crimen, envió un mensaje de texto a su exmujer para decirle que ya no vería con vida a los niños.
En 2014 hubo 29 niños asesinados en casos donde el padre busca dañar a la madre.
"Cuando el agresor no puede destruir físicamente a la mujer, lo hace psíquicamente destruyendo lo más preciado, los hijos", sostuvo.
En 2014, 29 niños fueron asesinados por un padre violento, según la ONG.
El Estado diseñó una red de protección que incluye líneas de teléfono para pedir auxilio, centros receptores de denuncias, hogares de refugio y distribución de botones antipánico a través de la Ley de Protección Integral a la Mujer, sancionada en 2009.
- Más pobres, más dominadas -
Las desigualdades económicas entre el hombre y la mujer también inciden.
"En general el hombre puede solventar un abogado mientras la mujer sigue sin tener representación legal gratuita para evitar, por ejemplo, que el agresor pueda estar a solas con los hijos en situación potencial de peligro para los niños", explica Tuñez.
La pérdida de la patria potestad del padre-homicida "tampoco es contemplada y los niños siguen bajo la tutela del asesino de la madre, ridículo", sostiene.
Desde noviembre de 2012 la figura de feminicidio está incorporada al Código Penal argentino como un tipo agravado de homicidio con pena de reclusión perpetua, incluso para el caso de víctimas transexuales.
"Pero es necesario no sólo asistir sino fortalecer a la mujer para que pueda salir de ese círculo de violencia antes de que sea demasiado tarde", dice.